PARIS, Francia.- La guerra entre Israel e Irán opone a dos ejércitos desiguales, con un armamento israelí abundante y ultramoderno frente a unas fuerzas iraníes más frágiles, por la pérdida de generales, de parte de su arsenal y por el debilitamiento de aliados en la región.
El peso que tengan en la escena internacional influirá en cómo termine la guerra. En el terreno militar, Israel le lleva ventaja a su rival.
Depliegue aéreo
Ninguno de los dos ejércitos rinde cuentas públicamente sobre su arsenal. Pero, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres (IISS), la Fuerza Aérea israelí tiene 316 aviones de combate. Irán tiene 136 cazas de diferentes modelos, que el IISS califica de “viejos” u “obsoletos”.
En cuanto a la potencia misilística, la industria israelí de Defensa está a pleno rendimiento, pero para las guerras en Gaza y en Líbano tuvieron que apelar a las reservas.
Del lado iraní, conviene tener en cuenta los bombardeos israelíes de los últimos días, y los de abril y octubre de 2024, que alcanzaron instalaciones militares y fábricas de armas.
La mayoría de los misiles fueron llevados al oeste de Irán, indicó Eva Koulouritis, experta de la zona. Sin embargo, “esas regiones estuvieron expuestas durante las primeras horas” de la guerra, por lo que “las capacidades balísticas de Irán quedaron gravemente dañadas”, señaló.
Ayer, el ejército israelí afirmó que había destruido un tercio de los lanzamisiles iraníes y reivindicó una superioridad aérea total en el cielo de Teherán.
Hay fuentes que afirman que Irán tiene hasta 2.000 o 4.000 misiles, pero las reservas de los que pueden alcanzar Israel no superan los 600 o 700, aseguró Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES).
Asimetría evidente
En materia de drones, la asimetría es grande. Los artefactos israelíes que el servicio de inteligencia exterior, Mossad, ha desplegado en Irán han debilitado su defensa y su fuerza de ataque. Como en 2024, “los drones iraníes serán interceptados así que no marcarán diferencia”, apuntó Razoux. En cambio, mientras que casi todos los bombardeos de la República Islámica del año pasado fueron interceptados por la defensa israelí, ésta no fue infalible en los últimos días.
Amigos poderosos
Los ataques de Irán dejaron al menos 24 muertos en Israel, según un balance de ayer. Irán, en tanto, reportó al menos 224 fallecidos y más de 1.000 heridos. Muchos altos cargos militares, mandos de los Guardianes de la Revolución y científicos del programa nuclear fueron abatidos.
Irán ha basado su estrategia en el apoyo a los aliados regionales, agrupados en el “eje de la resistencia”. Pero casi 20 meses después del ataque de Hamas contra Israel, el movimiento islamista palestino quedó diezmado. El movimiento libanés Hezbollah también sufrió las consecuencias de un enfrentamiento directo con Israel a finales de 2024, y la Siria post-Bashar al Asad ya no es afín a Teherán.
Además de las milicias pro-Irán de Irak, que no reaccionaron, a Teherán solo le quedan los rebeldes hutíes de Yemen.
Israel goza del apoyo incondicional de Estados Unidos. El presidente Donald Trump, que no descarta la opción de negociar, advirtió que responderá con fuerza si Irán ataca Estados Unidos.
El primer ministro británico, Keir Starmer, declaró el sábado que el Reino Unido desplegó recursos en Medio Oriente, como un apoyo de emergencia.
El miedo atómico
Una guerra terrestre parece improbable pues los beligerantes no comparten frontera. Pero el ejército israelí tiene 169.500 soldados, reclutas y profesionales, y 465.000 reservistas, según el ISS. Gran parte de ellos están desplegados en Líbano y Gaza.
Por otro lado, la FMES calcula que Teherán tiene 650.000 efectivos, que hacen del iraní el primer ejército de la región, a los que se suman 190.000 miembros de los Guardianes de la Revolución y 600.000 reservistas.
En cuanto al arsenal nuclear, Israel no ha confirmado ni negado tener armas atómicas pero, según el Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo, posee 90 ojivas.
A Irán, países occidentales lo acusan de querer desarrollar el arma atómica, pero Teherán lo niega tajantemente.
En mayo, el país tenía 408,6 kg de uranio enriquecido al 60%, según el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Si esas reservas se enriquecieran al 90%, el umbral necesario para fabricar una bomba, la República Islámica podría producir más.