Franco Colapinto hizo lo que pudo con el Alpine, y lo hizo bien

Si se tratara de un boletín de calificaciones, habría que ponerle un 10 a la carrera de Franco Colapinto en Canadá, aunque haya terminado 13° y no haya podido sumar puntos luego de largar 10°. Y un 0 para la estrategia de Alpine, para la potencia del auto y para todo el mar de fondo que se viene generando en el equipo, a la sombra de los pobres resultados que está teniendo en la temporada 2025 de la F-1.

Puede decirse, por lógica, que fue infructuosa la lucha de Franco por finalizar dentro de la zona de los puntos por primera vez desde su retorno a la “máxima”. Y también puede afirmarse que lo puso todo. Porque hay que tener condiciones para llevar hasta la meta a un coche desequilibrado y con un motor con menos caballos de fuerza que el resto. "El motor en las rectas es una locura... No podemos pasar a nadie, aun con DRS y energía no podía ni acercarme” calificó a la planta impulsora. Y si estas cuestiones no fueran ya suficiente, encima hay que sumar a la poca pericia de los estrategas del team, que en vez de permitirle mejorar, le hacen perder oportunidades. 

De la carrera en general se puede decir que fue una oda a la resistencia y a la estrategia. Con un tremendo golpe de escena al final, cuando uno de los MacLaren, el del británico Lando Norris, se estrelló contra un muro a poco del final, ¡por querer pasar por el lado equivocado a su compañero de equipo, el australiano Oscar Piastri! Ganó el británico George Russell (Mercedes), seguido por el neerlandés Max Verstappen (Red Bull) y por el juvenil italiano Kimi Antonelli (Mercedes), este último en su primer podio en la F-1. La carrera terminó con auto de seguridad por el incidente ya citado de Norris. 

Volviendo a Colapinto, fue buena carrera: limpia y manteniendo un buen ritmo. Hizo todo lo que pudo considerando que tenía los neumáticos “muertos” y un motor que le impedía cualquier posibilidad de aspirar a avanzar. Claro ejemplo de esto es que tuvo serios problemas para adelantar al brasileño Gabriel Bortoleto (Sauber), situación que incidió fuerte en su suerte final.

“Todo fue muy dificil, estuvimos en la estrategia equivocada, no se podia pasar por la recta. Teníamos un buen auto para esta carrera con aire limpio, pero con aire sucio era muy complicado, el neumático se degradaba mucho, así que no fue el domingo que esperábamos”, alcanzó a explicar el bonaerense. Por su tono de voz, se lo notaba con una razonable frustración.

Antes de que la carrera de largue hubo un hecho que le puso una raya más a un tigre triste como lo es hoy el team Alpine, dado que durante la vuelta de instalación en la grilla, Franco reportó un problema en sus frenos delanteros. La FIA le permitió al equipo romper el parque cerrado (regla que impide trabajar en el bólido desde el inicio de la clasificación al comienzo de la carrera). Así, le fueron cambiados los discos de los frenos. ¿Es posible que antes nadie se dio cuenta de que tenían problemas?

No bien largó, Colapinto superó al tailandés Alex Albon (Williams). Los que siguieron fueron instantes trepidantes, con los dos enfrascándose en una dura lucha y que terminó con Albon yéndose largo en un frenaje. Esto fue aprovechado por el alemán Nico Hulkenberg (Sauber), que le ganó la posición.

En la vuelta 15, lo inesperado: Franco entra a cambiar gomas medias por duras y pasa de ser 10° a 19°. Sin dudas, una estrategia equivocada a una sola parada, porque por delante quedaban 55 giros, mucho calor en la pista, una fuerte paridad y estrategias más acertadas de sus rivales. Además se había instalado la duda: ¿podría llegar con esas gomas hasta el final? Los hechos demostraron que no.

Desde la vuelta 23 el bonaerense empezó a recuperar posiciones en función de que los rivales del medio del pelotón entraban a cambiar neumáticos. Fue un tramo de carrera con una pelea intensa, metro a metro, con el neozelandés Liam Lawson (Racing Bulls), con su compañero de equipo, el francés Pierre Gasly, con Hulkenberg y con el francés Isack Hadjar (Racing Bulls).

La degradación de las gomas del Alpine de Colapinto iban en aumento, casi tanto como la merma de rendimiento del coche. Él, a puro muñeca, se mantuvo en la lucha procurando llegar a zona de puntos. En medio de la vuelta 35 la escudería abrió la radio de comunicación con Gasly para que ceda en la recta ante el bonaerense, para que este intente avanzar. El francés hizo su trabajo hasta donde pudo, con un Alpine herido. Y cuando los rivales lo fueron superando, fueron por Franco, que resistió hasta donde pudo. Sólo le alcanzó para terminar 13°, igualando el resultado que obtuvo en Mónaco. No había para más.

De las supuestas cinco carreras que le dieron en Alpine a Colapinto le estaría quedando una, la de Austria, prevista para el 29 de junio. Hay quienes dicen que, con lo que está haciendo, ya tendría a mano una continuidad más larga. Igual, nadie sabe qué puede pasar en el seno de un equipo que tiende al descontrol. Cualquier pronóstico que se haga hoy puede mutar en humo puro. Serán los hechos los que terminarán hablando.

Mientras, como corolario de este análisis, nadie puede soslayar que en la escudería francesas no hay paz en el día a día ni cintura para manejar la situación. Sólo así se explica que, antes de la carrera canadiense se haya deslizado que el español Fernando Alonso anduvo “de visita” por la carpa de autoridades del equipo, ¿tal vez negociando un regreso a la formación? Y, peor aun, que durante la competencia se haya comunicado que el italiano Luca de Meo, quien lideró al Grupo Renault (dueño del equipo) como director general desde 2020, presentó su renuncia al cargo en medio de rumores sobre un posible pase a un conglomerado francés que maneja marcas de lujo como Gucci y Saint Laurent. No es un chiste, ¿o sí?

Lo que está pasando en las carreras, la usina de rumores y esto que se conoció de De Meo no hace otra cosa que añadirle una capa más de incertidumbre a la actualidad de Alpine.