Franco Mastantuono atraviesa días tan vertiginosos como memorables, que bien podrían pertenecer al guion de una película. A sus apenas 17 años, ha sido convocado por primera vez a la Selección argentina, debutó con la camiseta albiceleste, se convirtió en nuevo jugador del Real Madrid por una cifra histórica y, como broche de oro, viajó a Seattle para disputar el Mundial de Clubes con River, el club que lo vio surgir.
Su rostro inunda las portadas de los principales diarios deportivos, es tendencia constante en redes sociales y los hinchas lo vitorean cada vez que aparece en público. Pero ni siquiera todo ese revuelo parece alterarlo. Sereno, como si nada fuera suficiente para sacarlo de su eje, respondió con una sola palabra cuando le preguntaron si estaba contento de jugar el Mundial de Clubes con River: “Siempre”.
Hasta hace apenas unas semanas, la incertidumbre dominaba el escenario. Las negociaciones entre la dirigencia millonaria y el Real Madrid, intensas y llenas de matices, abrían interrogantes sobre cuándo sería el momento definitivo de su partida. Incluso, en el entorno de River se temía que el club español, al abonar los 45 millones de euros de cláusula, lo reclamara de inmediato y le impidiera participar del certamen internacional con el conjunto argentino.
Sin embargo, la buena sintonía entre ambas instituciones permitió llegar a un acuerdo que dejó conformes a todas las partes. Si bien no se cumplirá el deseo inicial del presidente Jorge Brito, quien soñaba con retenerlo hasta diciembre para contar con él en la Copa Libertadores, Mastantuono permanecerá en Núñez hasta agosto. Eso le permitirá disputar el Mundial de Clubes y las primeras fechas del Torneo Clausura, antes de dar el salto definitivo a Europa.
Más allá de su escueta declaración en la previa del viaje, su presencia y actitud reflejan la templanza de alguien que parece llevar años en la élite. La incógnita ahora pasa por saber cómo gestionará este fenómeno mediático que lo rodea y si será capaz de sostener su rendimiento y concentración en River, a pesar de haber firmado ya su vínculo con uno de los clubes más poderosos del planeta.
Ese contrato, por cierto, se rubricó el mismo día del vuelo a Estados Unidos. Tras superar con éxito la revisión médica, Franco Mastantuono firmó oficialmente su acuerdo con el Real Madrid hasta junio de 2031. Pero lo que verdaderamente impactó fue la cláusula de rescisión establecida: 1.000 millones de euros. Una cifra que no sólo asombra, sino que lo coloca en la misma categoría contractual que estrellas como Vinícius Júnior, Jude Bellingham o Eduardo Camavinga.
En la capital española lo ven como un talento generacional. No sólo por sus condiciones técnicas y lo que ya ha demostrado en la Primera División argentina, sino también por su madurez mental y capacidad para manejar la presión. El Real Madrid no quiere dejar cabos sueltos: ha blindado a Mastantuono como una inversión a largo plazo, con Xabi Alonso como uno de los principales interesados en su evolución.
Mientras tanto, en River se aferran a sus últimos meses en el club con la ilusión de disfrutarlo un poco más. Y el joven de Azul, imperturbable ante los flashes, sigue escribiendo una historia que promete muchos capítulos más.