
Lo que ocurrió ayer en Juan Bautista Alberdi no fue una sorpresa para los vecinos. Y no solo por la viralización del polémico audio en los últimos días, sino porque, según comentan los hogareños, la presunta vinculación del poder político con el manejo de estupefacientes era algo ya advertido en la ciudad. En este marco, la intervención de la Municipalidad alberdiana fue recibida por algunos con aplausos, agradecimientos y gestos de confianza; otros, en cambio, se reservan la expectativa para lo que pasará después, sobre todo mirando hacia las elecciones de octubre en las que se elegirá al sucesor del desplazado jefe municipal, Luis Campos.
Durante la mañana, el clima en las calles de la ciudad sureña era distinto al que se percibe un típico lunes de feria municipal. La zona céntrica de Alberdi estaba repleta de efectivos de seguridad nacional y provincial que rodeaban las cercanías de la Municipalidad, que también es sede del Concejo Deliberante. Ante esto, la atención de la gente dejó de estar puesta en las ofertas de frutas y verduras y el eje pasó a ubicarse en el edificio situado entre las avenidas Campero y Lidoro J. Quinteros.
Los locales comerciales atendieron con normalidad, pero la atípica situación llamó a que, cada vez que tuvieran la oportunidad, los empleados y dueños de los negocios se asomaran a la vereda a ver qué estaba pasando en la casa de gobierno municipal. También sorprendía la cantidad de oficiales: se calculaban unos 300 entre personal de Gendarmería y de la Policía de la Provincia que, hacia el mediodía, ya habían despejado la zona.
Municipio paralizado
A pocos metros del epicentro del conflicto, Juan José Pistone (72) atiende una ferretería. El vecino planteó que lo reportado en Alberdi en los últimos días no fue una sorpresa para los residentes. “Desde antes se sabía que acá corría la droga. Hay un personaje de aquí al que metían preso y al poco tiempo salía de nuevo. Con esta intervención esperamos que haya un cambio en el municipio; que el próximo intendente se ponga las pilas y se dedique a la ciudad”, sostuvo.
El hombre se quejó de la falta de obra pública y la desmejoría de la ciudad en contraste con otras del interior. “El municipio está paralizado; no se adelantó nada y, de hecho, nos vinimos abajo. Solíamos ser la mejor ciudad, de Concepción para abajo, y con este gobierno somos la peor”, remarcó. Pistone habló en nombre de sus vecinos y dijo que “están contentos” tras la intervención, aseverando que la región había sido abandonada. “Uno siempre tiene la esperanza de que esto mejore”, expresó.
Aquel sentimiento de optimismo al que hizo referencia Pistone se observó una vez que el interventor Guillermo Norry ingresó al edificio municipal. Vecinos alberdianos lo recibieron con aplausos y hasta le agradecieron la actuación en el asunto. Elsa Roldán, miembro de Vecinos Autoconvocados de Alberdi, valoró la medida ordenada por el gobernador, Osvaldo Jaldo, en pos de “investigar a fondo para que los ciudadanos sepan qué es lo que hay detrás de todo esto”. “Nosotros no conocemos las consecuencias de lo que vivimos porque siempre estuvimos en medio de rumores. Había situaciones gravísimas que pasaron y que no sabíamos si eran ciertas o no, por eso agradezco que las instituciones comiencen a funcionar como corresponde”, opinó.
Oportunidades
A su vez, la alberdiana analizó el fin del gobierno de la familia Campos-Figueroa como “un principio para emerger”. “Con esta situación se ha tocado fondo, y es una oportunidad para emerger. Personalmente solo quiero vivir en una ciudad normal, donde podamos tener un ambiente limpio y donde nuestros hijos y nietos puedan disfrutar de espacios verdes y puros”, resaltó. La mujer ha participado en las últimas manifestaciones realizadas en la ciudad, en las que se pedía la renuncia del ex intendente peronista que desde 2003 alterna el mandato con su esposa y actual legisladora, Sandra Figueroa.
En línea con los testimonios vecinales, María, que prefirió reservar su apellido, calificó como “necesaria” la intervención del Gobierno provincial. “Es sorpresiva la cantidad de policías que hay, nunca la hemos tenido. Me da una sensación rara, confusa; de seguridad, de temor, pero me inclino más por la seguridad”, dijo. La vecina vive hace más de 40 años en Alberdi, y también apuntó a la desidia observada en la ciudad. “El pueblo está abandonado; fuera de los ilícitos que se cometen en la Intendencia, el pueblo está mal. Hace tres o cuatro años que no tenemos un acceso a Alberdi, es un peligro cada vez que querés entrar. No se ve progreso como en otras ciudades. Realmente hemos vuelto a ser una villa”, manifestó.
Vicio de gobernabilidad
En tanto, Jorge Dip, vecino de Alberdi y referente local de La Libertad Avanza (LLA), apuntó a que “el municipio, después de 22 años de estar gobernado por la misma familia, no nos llevó a otra cosa más que a la miseria”. “Hubo un vicio en la gobernabilidad de la familia Campos-Figueroa que llegó a límites que no podemos soportar: narcotráfico, crímenes encubiertos, y eso lo sabe todo el pueblo”, indicó. Se refirió a la cuestión política-electoral y denunció que la población “debe dejar de comprarse por favores, porque cada vez que hay elecciones (el peronismo) sale a la calle a buscar votos pagándole a la gente”.