
Lucas Pusineri va por todo en el Clausura: “Quiero salir campeón con Atlético Tucumán”
Lucas Pusineri sonríe. Camina por el complejo José Salmoiraghi con su buzo azul de Atlético y una familiaridad que no se compra ni se fuerza: se construye. Llega temprano, antes de las ocho, y se va después del mediodía. A veces vuelve una, dos, hasta cuatro veces en el mismo día. Entre entrenamientos, análisis de videos y conversaciones sobre posibles refuerzos, asume un trabajo que no termina nunca. “Quiero ser campeón con Atlético”, dice, con una mezcla de convicción e ilusión. No se trata solo de ganar. Se trata de dejar una marca, de llevar al club a lo más alto del fútbol argentino. Mientras el nuevo equipo se arma y la reestructuración avanza, Pusineri afina los detalles de cara al Clausura y disfruta. Porque, más allá de los resultados, se siente en casa.
-¿Cómo estás viviendo el presente en Atlético?
– Cuando empieza una pretemporada es como que uno recicla lo anterior y le pone mucho énfasis a lo que puede venir. Tenemos la ilusión y la esperanza de que las cosas vayan bien. Entonces, en esa preparación, en esa búsqueda, en esa aventura, está el deseo de que nos vaya mejor que el año pasado.
– Sos de Vicente López: ¿cómo viviste el título de Platense?
– Muy bien. Obviamente puse un stop en mi vida actual para volver a tener un recuerdo de lo que viví en mi infancia, cuando todos los domingos íbamos a la cancha con mi papá y compartíamos ese sentimiento. Todo eso después quedó de lado con el profesionalismo. Cuando fui jugador, la vida del hincha va quedando un poco relegada. Y ahora, siendo entrenador, más todavía. Pero, puse un stop y me reencontré con eso que viví en mi infancia. Mi papá vino a Tucumán, y viajamos con mis hijos a Santiago a ver el partido. Les decía a ellos que el abuelo, que hoy tiene 85 años, estaba viviendo algo histórico: en 120 años de historia, Platense nunca había ganado un título. Imaginate lo que cuesta, el esfuerzo que hay que hacer. Viajamos los cuatro y pasamos un momento muy lindo.
– Es muy interesante lo que decís. Pero, ¿cómo hacés para sacarte esa investidura de DT para volver a sentir un poco como hincha?
– Lo que pasa es que uno ya no lo vive como antes, como cuando era adolescente, con esa efervescencia de ir a todas partes, de seguir al equipo. Esa parte va quedando relegada por la edad y también por mi profesión. Primero como futbolista y hoy como entrenador. No es compatible. Pero en algún rincón de mi cabeza hice ese corte con la actualidad y volví a sentir lo que era ser hincha, ese sentimiento que me inculcó mi papá.
– Muchos hinchas destacan el sentido de pertenencia que tenés con Atlético. ¿Por qué creés que se generó esa conexión? ¿Por qué te sentís tan a gusto en Tucumán?
– Soy una persona que hoy vive mucho el predio. Llego a las 7.30 y muchas veces me voy a las 15. Voy a buscar a mi hijo a las 16 y vuelvo, porque él está jugando en el club. Algunas veces lo miro, otras veces me voy a casa. Después el otro hijo juega a las 18.30, así que lo traigo también a Atlético. Y si el que dejé antes tiene que hacer una tarea, lo llevo a casa y vuelvo a buscar al otro. Hay días en los que estoy en el complejo cuatro veces. Parece mentira, pero eso habla de lo que genera este lugar. Me gusta compartir con socios, hinchas, con el canchero, con el utilero, con todos los que están vinculados al club. Y también tiene que ver con una cuestión de empatía. Me gusta charlar con la gente; eso va generando un vínculo muy fuerte.
– ¿Qué te dicen los hinchas? ¿Qué te preguntan?
– Hay de todo. Algunos se acercan para consultar algo del equipo, para preguntarme por una jugada, o recordarme algún gol de cuando jugué en San Lorenzo o en Independiente. Otros me dicen “ojalá que volvamos a pelear el campeonato”, o “confiamos en vos para tener un equipo competitivo”. Esas cosas generan un ida y vuelta muy lindo. Vuelvo a decir; esa empatía me hace sentir que estoy acá porque quiero. Además, tengo a mi familia conmigo; a mi señora y a mis tres hijos. Y en Tucumán se vive muy bien. Tenemos amigos que hicimos en el primer ciclo y seguimos compartiendo una vida muy linda.
– ¿Adoptaste alguna costumbre tucumana?
– El sándwich de milanesa es una de esas cosas que yo no pensé que eran para tanto, ¡y realmente lo es! Me doy esos gustitos, sí. Acá hay una vida social muy interesante. Hemos cosechado muy buenos amigos en nuestro primer ciclo y seguimos disfrutando. Mis amigos de La Pedrera, el barrio donde vivimos... Hoy no nos juntamos tan seguido, pero esos vínculos hacen que los días se pasen mejor.
– ¿Creés que Atlético puede dar una sorpresa como lo hizo Platense? ¿Creés que el formato del torneo da lugar a esa ilusión?
– Hoy hay una paridad muy grande desde lo futbolístico. Está a la vista. Como cuando yo era jugador: en 2010, Argentinos salió campeón, Banfield también. Si en el campeonato que peleamos hace dos años se hubiese usado el formato actual, Atlético hubiese sido campeón. Lamentablemente ese torneo fue más largos, y en la última etapa nos costó. Pero hoy cualquiera le puede ganar a cualquiera. Platense, sin grandes figuras, llegó a la final casi dos veces seguidas. Este formato ayuda a que los equipos con menos recursos puedan llegar a instancias decisivas. Ojalá seamos uno de esos en el próximo torneo. Por eso la pretemporada es clave: ahí se prepara todo; ahí nace la ilusión.
–Se habla mucho en esta etapa de lo difícil que es convencer a un jugador de que venga a Tucumán. ¿Es así?
– Sí, es muy difícil. El jugador, por lo general, prefiere buscar opciones en equipos como Platense, Huracán, Argentinos, Banfield, Barracas... porque ya tienen su vida armada en Buenos Aires. No tienen que mudarse con la familia, cambiar a los chicos de colegio... Pero cuando se cierran esas puertas, aparecen otras, y ahí estamos nosotros como una buena alternativa. No debería ser así, pero lo es. Desde que estoy en Atlético, el club vendió muchos jugadores: Ramiro Carrera, Augusto Lotti, Manuel Capasso, (Nicolás) “Cata” Romero, Joaquín Pereyra, Tomás Marchiori... Eso demuestra que somos una fábrica de futbolistas. Tener un equipo competitivo ayuda a que nos miren desde afuera. Y eso es clave.
– En este mercado de pases, ¿hay alguna posición que sea prioridad?
– No sé si hablaría de prioridades, pero sí estamos en una búsqueda avanzada para lograr mejoras individuales que se traduzcan en lo colectivo. No hablo de una sola posición, sino de varias. Queremos tener un equipo competitivo, que represente al hincha, que sea sacrificado, que luche, que obtenga resultados. Ese es mi deseo, y ojalá podamos llevarlo a cabo.
– En relación a la cotidianidad, ¿qué es lo que más te gusta de Tucumán?
– Muchas cosas. Es una provincia con muchas oportunidades a nivel social, y eso es muy bueno. En San Miguel o en Yerba Buena hay mucha oferta, muchas posibilidades. Te doy un dato que no tiene nada que ver con Buenos Aires: cuando llegué viví ocho meses en un hotel, y muchas noches cenaba por Plaza Urquiza. Veía que a las 23 la calesita estaba llena de chicos. Y no era feriado ni fin de semana. Era un martes, un miércoles... En Buenos Aires a las 19 ya estamos todos en casa, bañados, terminando el día. Eso también tiene que ver con el clima, con la alegría de la gente. Todo eso nos hace sentir muy a gusto.
–¿Y cómo se vive la rivalidad del clásico?
– Hasta ahora, tanto en el pasado como en el presente, me encontré con gente muy educada. Y eso me gusta, porque no hay que naturalizar una rivalidad que nos lleve a la violencia. San Martín y Atlético son dos instituciones que le dan vida a la ciudad. Cuando alguien me dice que es de San Martín, yo le contesto: “Entonces somos primos”. Ojalá algún día volvamos a tener el clásico. Sería lindo disfrutar del fútbol. Y no es un dato menor que los equipos grandes de Capital vengan una vez, o dos veces al año. Eso haría crecer a la provincia en gastronomía, hotelería... Potenciaría mucho más la rivalidad, pero siempre dentro de los marcos del respeto.
– ¿Cuál es tu sueño como entrenador? ¿Es en Atlético?
– Lograr un campeonato con Atlético es una meta a largo plazo. Pero una más cercana es ganar el primer partido, clasificar entre los ocho y tener un equipo competitivo. Uno tiene que ponerse muchas metas a nivel deportivo. La lejana es lograr un campeonato, la inmediata es tener un equipo competitivo, y la intermedia es ganar el primer partido y clasificar entre los ocho. Eso sería una señal de que el trabajo está bien hecho, independientemente del resultado final.
– Entonces, podemos imaginar a Pusineri por muchos años más acá…
– Me encantaría, tengo un sentido de pertenencia con el club. Con la dirigencia tenemos muy buena relación, me bancaron cuando los resultados fueron adversos, y eso también influye. Estoy contento en el lugar en el que quiero estar. Muchas veces los entrenadores no encuentran esa posibilidad y son el primer fusible que salta. Así que estoy agradecido a la dirigencia por bancarme en los momentos difíciles, y también a la gente, por estar ilusionada con que tengamos un mejor resultado, con un equipo que los represente como se merecen.