Murió Alfredo Fenik, el patriarca del teatro tucumano

El actor falleció a sus 94 años luego de una extensa y exitosa carrera.

Murió Alfredo Fenik, el patriarca del teatro tucumano

El teatro tucumano perdió anoche a su patriarca. Alfredo Fenik falleció a los 94 años, tras una carrera plena de reconocimientos y éxitos como director, actor, dramaturgo y docente.

La orfandad alcanza a cinco generaciones de teatristas y, muy especialmente, al público que lo disfrutó sobre el escenario desde la década del 50, con pasos por la actividad independiente y oficial.

Formado en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, construyó una identidad particular con una característica inmaterial que sólo algunos intérpretes logran y todos valoran: tenía “presencia”, idea difícil de explicar que se evidenciaba cada vez que actuaba. Ya no era Alfredo como tal, sino que estaba al servicio del personaje con un mínimo gesto distintivo que le marcaba el detalle necesario en la construcción artística (el bastón del alcalde en “Un enemigo del pueblo”; el cigarrillo con la larga ceniza de la espera en la película “El rigor del destino”...).

Entre bambalinas era uno más, compañero sin marcar jerarquía, cómplice de toda charla, generoso en sus enseñanzas, amplio en sus conceptos, fraternal en los consejos. Siempre apostaba a lo colectivo, sabedor que la construcción de sentido artístico nunca se logra individualmente sino con una confluencia de voluntades, incluyendo la del espectador.

Cuando volvía la democracia se afilió a la UCR como cabal expresión de sus ideas y pasó de los cursos particulares a dar clases de Historia de las Estructuras Dramáticas en la flamante carrera de Teatro de la Facultad de Artes de la UNT. Pero fue mucho más que un mero docente: se constituyó en el apoyo fundamental que tuvo Juan Tríbulo para crear la Licenciatura. Luego ofició de Secretario de Extensión Universitaria y de director de Canal 10 designado por la UNT.

Su producción literaria reunió estudios sobre las dimensiones teatrales de lo ritual con obras -sobre todo, de corte histórico de personajes tucumanos-, pero fundamentalmente era un pensador libre, de esos que se disfruta charlar.
Aplausos a un buen tipo que se fue.

Homenaje en vida

El 30 de noviembre pasado se celebró el Día Nacional del Teatro y, bajo ese paraguas, la Legislatura Provincial -impulsada por el radical José Cano reconoció la trayectoria y labor cultural y artística de nueve teatristas del ámbito local. Entre los agasajados estuvo Alfredo Fenik, que recordó en ese momento cuando su madre “me llevaba al teatro los domingos, a la matiné”. “Una vez, miraba muy aburrido el piso cuando advertí un brillo; me agaché, me estiré y me encontré con un anillo de oro. Se lo dí y ella lo usó el resto de sus días, porque el teatro me trae buena suerte siempre”, afirma.

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