Del Cabildo al locro: el 25 de Mayo y el orgullo tucumano

Facundo Nanni, historiador, reflexiona sobre Belgrano, la Casa Histórica y del ritual de la comida como un símbolo de identidad.

HISTORIA. La Revolución de Mayo cobra vida en el recuerdo colectivo. HISTORIA. La Revolución de Mayo cobra vida en el recuerdo colectivo.

¿Qué significa realmente el 25 de Mayo para los argentinos? ¿Y para los tucumanos? El historiador Facundo Nanni, en diálogo con LG Play, asegura que no se trata de una sola efeméride, sino de un proceso que debe entenderse en conjunto con el 9 de Julio. “Son fechas que se confunden, pero hay algo en particular: el 25 de mayo es el comienzo del autogobierno y el 9 de julio, la declaración de la Independencia. Entre medio, pasaron muchas cosas, y muchas de ellas sucedieron en Tucumán”, remarca. Esa mirada articulada de la historia permite entender por qué la Argentina celebra no una, sino dos fechas patrias. Además señala que mientras Buenos Aires fue el epicentro de la Revolución, Tucumán tuvo un rol clave desde el inicio: en 1810 se adhirió políticamente a la Primera Junta, en 1812 fue escenario de la batalla decisiva contra los realistas, y en 1816, sede del Congreso que selló la independencia. Tucumán, dice, es “depositario de un gran lugar de la memoria: la Casa Histórica”, y eso no es un detalle menor. “No sé si en Buenos Aires van al Cabildo el 25 de Mayo. Acá, ir a la Casa Histórica es casi una obligación”.

Comida como símbolo

El 25 de Mayo no solo se celebra en los actos escolares o con discursos oficiales. “Es un ritual que nos reúne en torno a la comida, a la pregunta por la identidad”, afirma Nanni.

El locro, las empanadas y el asado, platos que tienen raíces tanto indígenas como españolas, nos conectan con aquel tiempo. “Yo voy con locro ciego y más de una porción”, dice entre risas. “Es una comida mestiza y muy nuestra, que ya circulaba entre 1810 y 1816”.

También menciona las empanadas, “que tienen una tradición muy española”, y el asado, que era común en los ejércitos. “Llevaban vacas consigo. El charqui también, carne saladita. Y los ingleses metieron mano en la idea de cómo organizar la parrilla. Belgrano incluso incentivó que los soldados cultiven zapallos, zanahorias. Había que equilibrar”.

La cocina popular, entonces, es también memoria. “Es muy gracioso, pero muy cierto. A veces entendemos quiénes somos a través de lo que comemos”, reflexiona.

Belgrano y Tucumán

Entre los protagonistas de ese proceso revolucionario, Nanni destaca una figura que conecta directamente el 25 de Mayo con el 9 de Julio: Manuel Belgrano. No sólo fue parte de la Primera Junta, sino que, según el historiador, gran parte de su actuación más trascendental ocurrió en Tucumán. “Sacando el 25 de Mayo, la más importante de toda su vida ocurrió acá. Eso es increíble y hay que saberlo. Cuando alguien camina por barrio Sur, o si vive ahí, tiene que saber que está pisando suelo belgraniano”, afirma.

Belgrano vivió en Tucumán entre 1816 y 1819. “Casi muere acá. Se fue muy enfermo. Vivía en esa casita que hoy es una reconstrucción histórica, es un museo y vale la pena visitarlo”. Antes de eso, ya había estado en 1812, liderando al Ejército del Norte en la batalla que cambió el rumbo de la guerra. Y durante el Congreso, participó activamente en los debates. “No estuvo de paseo. Fue general, jefe del Ejército del Norte, y pensó desde acá qué hacer con los pueblos originarios, con la forma de gobierno. Fue una figura central”.

Para Nanni, Belgrano representa un hilo conductor que permite unir esas dos fechas que a veces se enseñan por separado. Por eso insiste en que el sistema educativo debe ayudar a articularlas. Más allá de la historia política, también hay una mirada crítica sobre cómo representamos ese pasado.

Nanni advierte que no hay que banalizar temas como la esclavitud, especialmente en los actos escolares. “Veo que el personaje del negrito o la negrita, termina siendo una forma de no hablar de un tema tan terrible. Es una buena ocasión para hablar de la trata de personas forzadas que vinieron desde África. No romanticemos algo tan doloroso”.

Leer el pasado

Finalmente, Nanni recomienda su libro ´Los tiempos del Congreso de 1816´, reeditado recientemente, como una lectura accesible y útil para docentes, estudiantes y curiosos. “Responde preguntas claves: qué pasó en esas fechas, cómo fue la esclavitud, cómo participaron las mujeres, qué se comía, qué se bebía. Todo en una o dos hojas. Funciona bien para el secundario”. La publicación, que tuvo una primera edición muy bien recibida, fue trabajada en conjunto con Valentina Mitrovich, “excelente historiadora y parte del personal de la Casa Histórica”, destaca Nanni.

La nueva edición incluye un prólogo de Cecilia Guerra, ex Directora del museo, y se consigue en la Casa Histórica de la Independencia en Tucumán.

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