IMPORTANCIA. La nutrición se ha convertido en un factor clave del entrenamiento, con impacto directo en la energía, la recuperación y en la prevención de lesiones.
Cada vez somos más conscientes de lo que comemos. Evitamos los ultraprocesados, reducimos el azúcar, buscamos opciones “light” o “sin TACC” y nos convencemos de que estamos haciendo lo correcto. Pero, ¿qué pasa si muchos de nuestros hábitos saludables… no lo son tanto?
En tiempos de redes sociales y marketing nutricional, comer bien se volvió una meta deseada pero confusa. A veces, lo que parece sano no lo es, y lo que descartamos injustamente podría formar parte de una dieta equilibrada.
Estos son cinco errores comunes que cometemos al intentar alimentarnos mejor:
1. Confiar ciegamente en los productos “light” o “fit”
Muchos alimentos etiquetados como “light”, “fitness” o “bajo en grasa” esconden trampas: exceso de sodio, edulcorantes, grasas poco saludables o escasa calidad nutricional.
Un yogur descremado saborizado puede tener menos grasa, pero más azúcar que su versión entera.
El consejo: leer siempre el etiquetado nutricional y no guiarse solo por el frente del envase.
2. Eliminar los carbohidratos por completo
Los carbohidratos han sido demonizados en muchas dietas. Sin embargo, son una fuente clave de energía, especialmente si elegimos opciones integrales y no refinadas.
Eliminar arroz, pan o papa sin necesidad médica puede generar fatiga, ansiedad y déficit nutricionales.
El consejo: incorporar cereales integrales, legumbres y vegetales ricos en fibra en lugar de suprimir todos los hidratos.
3. Confundir natural con saludable
No todo lo “natural” es saludable. Por ejemplo, la miel es natural, pero sigue siendo azúcar. El aceite de coco también es natural, pero contiene altas cantidades de grasas saturadas.
Un jugo de naranja recién exprimido tiene vitaminas, pero también un pico de azúcar y cero fibra.
El consejo: priorizar alimentos frescos y variados, pero sin caer en idealizaciones.
4. Beber calorías sin darnos cuenta
Jugos, smoothies, leches vegetales saborizadas o cafés especiales pueden sumar muchas calorías y azúcares sin saciarnos.
Un licuado con frutas, leche vegetal, mantequilla de maní y avena puede tener más calorías que un almuerzo completo.
El consejo: elegir bebidas sin azúcar añadida y tomar agua como base de hidratación diaria.
5. No comer suficiente
En la búsqueda del déficit calórico, muchas personas terminan comiendo por debajo de sus necesidades, lo que afecta el metabolismo, el estado de ánimo y la salud hormonal.
Comer poco no siempre es sinónimo de comer bien.
El consejo: escuchar al cuerpo, no saltear comidas y buscar asesoramiento profesional para armar un plan realista y equilibrado.







