Francisco Viejobueno
Docente de la cátedra de Sociología de la Unsta
José “Pepe” Mujica representó una figura política singular y respetada de Hispanoamérica en su historia reciente. De toda su extensa biografía: Ex presidente de Uruguay, ex guerrillero tupamaro y hombre de campo, quizás este último elemento señalado sea el que mayor realismo y coherencia le aportó a su vida, ya que en su personalidad y en su liderazgo poco común se distinguen virtudes y valores propios del hombre arraigado a su tierra: testimonio de coherencia, sacrificio, austeridad, inteligencia, compromiso con la palabra empeñada y con sus convicciones. Claro que luego hay que ver el fin en el que se deposita todo ello.
Hijo de un tiempo en el que el liberalismo y el capitalismo salvaje hizo estragos a nivel social, de modo reaccionario abrazó ideas del socialismo de extrema izquierda poco felices y no acertadas para una adecuada vida en comunidad, que luego la vejez y el ejercicio real del poder las atemperó, otorgándole cierto realismo.
Es importante rescatar también su preocupación por la cosa común, propia de la condición humana que como sujetos políticos todos tenemos. Y en estos tiempos en que algunos líderes se van y otros nuevos llegan qué mejor que la reciente elección del nuevo Papa quien eligió su nombre por su antecesor León XIII, de gran preocupación también por la cuestión social, por las desigualdades sociales y económicas y los efectos negativos del capitalismo, que en su encíclica Rerum Novarum marca con adecuación y en un punto medio y natural la defensa de la Propiedad Privada, el Derecho a la Asociación, el Salario Justo, el Verdadero rol del estado, la colaboración entre clases sociales y la Dignidad de todo trabajador. Temas de gran actualidad y valor real para pensar y vivir en sociedad.