El peculiar vínculo entre un club de bochas de Tucumán y la legendaria “máquina” de River

Unión Oeste, fundado hace casi ocho décadas en Villa Luján, guarda en su escudo una herencia insólita: una banda roja inspirada en River Plate, fruto de un gesto generoso de Adolfo Pedernera hacia un primo que integraba el club.

En 1957, Unión Oeste creó su cancha de bochas. En 1957, Unión Oeste creó su cancha de bochas.
10 Mayo 2025

Unión Oeste es un club de bochas. Nada más, y nada menos. No se practican otros deportes en sus instalaciones: bajo un galpón modesto hay apenas dos canchas, una cantina, un asador y los baños. Lo justo y necesario. Con eso le alcanza para ser una de las instituciones más arraigadas a la historia de Villa Luján. Lleva 79 años instalado en la esquina de Don Bosco y del pasaje Félix Frías.

Aunque pocos lo saben, guarda un curioso vínculo con River. ¿Qué tiene que ver un humilde club de bochas con uno de los gigantes del fútbol argentino? La pista está en el escudo: no replica el diseño del “Millonario”, pero luce una banda roja cruzada.

Silvia Sansone, presidenta del club, cuenta que Unión Oeste nació como un equipo de fútbol de barrio. Su padre, Alfredo Sansone, junto a unos amigos fundaron la institución, aunque su etapa futbolística fue breve. Uno de aquellos fundadores era primo de Adolfo Pedernera, ídolo de River en la década del 40 e integrante de la célebre “Máquina” junto a Muñoz, Moreno, Labruna y Lousteau.

“Este integrante le envió una carta a Pedernera para pedirle una camiseta, y tiempo después le llegaron dos equipos completos: camisetas, botines, todo. Ese es el motivo por el que usamos los colores de River y, sobre todo, la banda. Pero como hay algunos socios de Boca, tuvimos que ir haciendo unos cambios a lo largo del tiempo”, recuerda, entre risas, Sansone.

Los desafíos

El enfoque de Unión Oeste, según Sansone, es la inclusión. El club quiere crear la categoría +50 de mujeres e integrar a más niños al deporte. “Uno de nuestros jugadores tiene síndrome de down, juega en Primera y ganó varios torneos. Ese es el enfoque que buscamos: que todos sean incluidos. Queremos que esto sea una alternativa para que los jóvenes dejen los malos hábitos”, afirma.

Para ella, el club es su casa y guarda miles de recuerdos. Lo ama porque, como dice, fue su familia la que lo construyó. “Me emociona mucho pensar en todas las historias que viví junto a mis padres. Hoy intento que los chicos de la zona se sumen. Incluso hago que los chicos del comedor Don Bosco intenten jugar al deporte. No crecemos al ritmo que quisiéramos, pero sé que, poco a poco, eso va a cambiar y más gente se va a acercar a este deporte”, reflexiona.  

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