COMENZÓ EL TORNEO. Hoy, en Unión Oeste, se inició el certamen con la participación de 52 equipos de diferentes provincias. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.
Tranquilo, Raúl Quirós suspira. Es un experto en la calma, dentro y fuera de la cancha. Quizá tantos años invertidos en las bochas le enseñaron a respirar con esa serenidad. No solo para lanzar con precisión hacia el bochín, sino también para sostener, contra todo, el deporte que ama. Esa misma pasión lo llevó a asumir la presidencia de la Confederación Argentina de Bochas. El desafío es enorme: las bochas son un deporte en peligro de extinción. Y aunque todavía hay torneos que logran convocar a muchos clubes —como el que organizó Unión Oeste, con 52 equipos para celebrar sus 79 años—, la realidad es dura y preocupante.
El juego carece de la velocidad del fútbol, la adrenalina del básquet y la fricción del rugby. Se apoya en otras virtudes: concentración, paciencia, temple. Tal vez por eso se ganó el estigma de “deporte para viejos”. Hoy, la mayoría de los bochófilos supera los 50 años. Ya no visten enormes sacos ni sombreros como a principios del siglo XX, ni todos de blanco como antaño. Cada equipo elige sus colores, y los atuendos son más cómodos: chombas, remeras, pantalones flexibles.
Es cierto: el número de jóvenes cayó en picada. Según Quirós, de los 11.000 afiliados en Argentina, menos del cinco por ciento son niños. Reconoce que no hay semillero y esa es una deuda pendiente de los dirigentes. Aun así, confía en que esos 300 chicos serán quienes mantengan viva la llama. Y mientras quede uno, habrá partida. O al menos eso espera Quirós. “Si los dirigentes no trabajamos, nos queda poco futuro para disfrutar de este deporte”, advierte.
En Tucumán, los grandes campeonatos como el Sudamericano de 2007 o el Mundial de 2019 parecen parte de un pasado lejano. Pensar en torneos de ese calibre es, hoy, casi una utopía. La crisis no se limita a lo internacional: en la provincia apenas hay ocho clubes activos (Provincia, Ciudadela, Gath & Chaves, Amalia, Unión Oeste, Mariano Moreno, Belgrano y Villa Rosa) y 130 afiliados. Un número ínfimo comparado con otras épocas.
La competencia no viene solo de otros deportes. Quirós insiste en que el avance de la tecnología cambió las prioridades: muchos chicos cambiaron las bochas por los celulares. Otros dirigentes apuntan a la estigmatización del juego, muchas veces asociado a las apuestas, como una barrera para atraer nuevos jugadores.
Las funciones siguen siendo las de siempre: arrimar —acercar la bocha al bochín— o bochar —desplazar la del rival—. Pero cada vez hay menos brazos que lo hagan.
Silvia Sansone, presidenta de Unión Oeste, y Raúl Quirós, presidente de la Confederación Argentina.
La situación económica también juega su parte. Quirós cuenta que la mayoría de los jugadores son jubilados, y sus sueldos no les permiten darse el “lujo” de invertir en el deporte. “Si bien es esparcimiento, el monto que cobran no les permite jugar a las bochas. Antes iban tres o cuatro veces por semana, pero ahora, con suerte, una vez, porque se te va mucha plata”, explica.
Los clubes tampoco tienen ingresos constantes. Unión Oeste, por ejemplo, apenas cuenta con 20 socios activos que pagan la cuota al día. El resto son aportes esporádicos. Y esa fotografía se repite en la mayoría de los clubes del norte del país.
No todas son pálidas, aclara Quirós. La zona central del país, compuesta por Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, es la que mantiene viva la llama. Argentina, además, sigue siendo una potencia: ganó 15 títulos mundiales.
“Lo valorable es que nuestros jugadores tienen que adaptarse a otros estilos y no tienen problemas. Por ejemplo, los mundiales se juegan bajo la modalidad Zerbine, pero la mayoría acá juega a la bocha sudamericana”, señala.
Nicolás Pretto y Milagros Pereyra son los grandes referentes nacionales y representarán al país en los Juegos Mundiales, una competencia que reúne disciplinas no olímpicas. Será en Chengdu, China. “Los gastos del viaje los cubre la Secretaría de Deportes de la Nación; el resto corre por nuestra cuenta”, dice.
Ya están entrenando en Coronel Moldes, Córdoba, donde está la primera cancha de estilo Raffa Volo del país, en el club Everton. “Esa cancha tiene 30 metros de largo por cuatro de ancho; nuestras medidas estándar son de 23 por tres”, detalla.
También hay categorías para todas las edades: sub-9, sub-12, sub-15, sub-18, sub-21, tercera, segunda y primera. Además, Quirós impulsa la inclusión de mujeres con la creación de una categoría +50 y trabaja para incorporar a personas no videntes a la disciplina.
Las bochas, de este modo, atraviesan una dura realidad, pero Quirós mantiene la esperanza de que la situación se revertirá con trabajo y esfuerzo. Y no escatima ninguna de esas virtudes que el juego enseña para volver a posicionar su pasión.








