
“Saquen de las entrañas el espíritu emprendedor y que sea con mucho orgullo”, arengó Luis Vacazur, empresario minero salteño y líder indígena, frente a los más de 700 jóvenes, emprendedores y líderes que colmaron el auditorio del Colegio Santa Rosa en Yerba Buena. La frase marcó uno de los momentos más intensos de Liderando Futuro 2025, el evento organizado por la Unión Argentina de Jóvenes Empresarios (Unaje), que propuso una conversación profunda con dos referentes del empresariado argentino que supieron transformar contextos difíciles en oportunidades de impacto real.
Los protagonistas del panel "hackear el contexto" fueron Ivana Cavigliasso, directora de Prodeman (Maní King), compañía oriunda de General Cabrera, Córdoba, y el propio Vacazur, fundador de GVH Logística Minera y creador de la primera cámara pyme de pueblos originarios del país. Moderados por Julián Losardo, director ejecutivo de Unaje, compartieron sus experiencias de vida, decisiones clave y desafíos, y respondieron a una pregunta que atraviesa a toda una generación: ¿cómo hackear el contexto?
“En la Puna no se puede plantar soja”: la minería desde los pueblos originarios
Desde otro rincón del país, a más de 4.000 metros de altura, llegó la historia de Luis. De origen colla, comenzó vendiendo piedras como artesano en el Tren de las Nubes y hoy lidera GVH Logística Minera, una empresa que factura más de U$S 10 millones al año. Pero su proyecto más ambicioso va más allá de los números: fundó Coprosemitp Argentina, la primera cámara pyme de pueblos originarios del país.
"En la Puna no se puede plantar soja ni criar ganado. Lo que tenemos es minería. ¿Y por qué no ser nosotros quienes la hacemos?”, planteó Luis ante un público que lo escuchaba en silencio. “Nosotros no venimos a enseñar cómo se hacen las cosas, sólo a contar nuestra historia. La minería en la Argentina tiene que dejar de ser vista sólo como impacto ambiental”, destacó.
Vacazur contó cómo, luego de analizar modelos de países como Canadá o Australia, decidieron dejar de recibir “la propina del turismo”, y pasar a desarrollar un ecosistema minero con prioridad para las comunidades originarias. Así impulsaron la Ley 8.164 de promoción minera en Salta, que establece que los proveedores de zonas cercanas a los proyectos tengan prioridad. También desarrollaron formación técnica y profesional específica, como conductores de alta montaña o especialistas en logística.
Hacia el final de la charla, Julián preguntó a ambos panelistas qué mensaje les darían a los jóvenes presentes de la sala que quieran hackear su contexto. “Hackear el contexto es dejar de preocuparse para empezar a ocuparse. Y eso se hace estudiando, formándonos, soñando en serio. Por eso les digo a todos: saquen desde las entrañas el espíritu emprendedor y que sea con mucho orgullo”, destacó. Fue una de las frases más aplaudidas de la noche.
De una amenaza, una oportunidad: el caso Maní King
Respecto de la misma pregunta de Julián, Ivana respondió: “para mí hackear el contexto es ver la oportunidad en la amenaza”. Ella es directora y miembro de la familia fundadora de Prodeman, una de las principales empresas de maní de la Argentina. Además de producir e importar, desarrolla la marca Maní King y apuesta a un fuerte posicionamiento en el retail. “Queremos que cuando digan ‘maní’ piensen en Mani King”, señaló Ivana con una sonrisa.
“Nosotros empezamos de abajo, como productores agropecuarios, y hoy exportamos maní a todo el mundo. Pero lo más importante es lo que generamos en nuestro pueblo”, resumió Ivana Cavigliasso, al hablar sobre cómo su familia se expandió desde General Cabrera, una localidad de 14.000 habitantes en Córdoba.
La amenaza que dio lugar al éxito fue la misma cáscara del maní cuando el 30% de la producción se descartaba como residuo. “Decidimos dejar de ver basura y empezar a ver energía. Hoy generamos electricidad a partir de la cáscara del maní, abastecemos a más de 18.000 hogares y generamos un ahorro de U$S 1 millón por mes”, explicó.
Ese mismo espíritu de aprovechar lo que otros descartan llevó a la empresa a fundar un colegio tecnológico junto a otras firmas de la zona, con orientación en desarrollo de software y tecnología de alimentos. “Queremos formar a los próximos programadores, técnicos y líderes del futuro, para que puedan volver a sus pueblos y desarrollarse ahí. La única forma de hacerlo era generando las condiciones”, afirmó.
El poder del ejemplo
A lo largo del panel se respiró un espíritu genuino de construcción colectiva, esfuerzo y visión de largo plazo. Tanto Ivana como Luis coincidieron en que las crisis son el punto de partida ideal para reinventarse. Y que ningún cambio real se logra en soledad. “Yo soy la cara visible, pero esto es el resultado de un equipo inmenso que empezó en mi familia y se expandió a toda una comunidad”, subrayó Ivana.
“Si un día tienen una idea, que sepan que puede ser la semilla de algo que transforme vidas en 40 años. No lo subestimen”, aconsejó Luis. Así, la mesa cerró con aplausos sostenidos, preguntas del público y una energía palpable de inspiración.