
El pasado 28 de marzo, durante el partido entre Atlético Tucumán y Platense, Juan Infante vivió uno de los momentos más duros de su carrera deportiva. Una rotura de ligamentos lo obligó a abandonar el campo y, días después, a pasar por el quirófano. Hoy, a poco más de un mes del accidente, el lateral izquierdo avanza en su rehabilitación con la mirada puesta en el futuro, el apoyo de su entorno y la fortaleza mental como bandera.
“No se lo deseo a nadie”, afirma el futbolista con sinceridad al hablar de la lesión. “Es una lesión muy dura, pero hay que estar fuerte de cabeza y seguir para adelante”, dice. No hay dudas del impacto emocional que una situación así conlleva para cualquier deportista de élite, en este caso por primera vez en su carrera.
Según le cuenta a LA GACETA, no tardó en percatarse de la gravedad de lo sucedido. “Cuando fue la lesión, yo me quise levantar y seguir, y no podía porque se me iba la rodilla”, recuerda. “Yo ya sabía con qué me iba a encontrar. Le dije al médico: ‘me rompí’”.
Tras el diagnóstico, llegó el paso obligado por el quirófano. “Esperamos unos días hasta que se desinflame bien la rodilla para poder hacer la cirugía y, por suerte, salió todo bien”, relata. “Estoy agradecido a los médicos y a los kinesiólogos del club, por estar siempre a predisposición. Ahora, a meterle de a poco a la rehabilitación, ir ganando fuerza en la pierna, día a día”, explica el lateral por izquierda que tiene varios meses más de recuperación.
Infante reconoce que el mayor reto es mantener el ánimo y no dejarse vencer por la desesperanza. “A largo plazo trato de no pensar, porque me bajonea peor. Me hace mal saber que voy a estar tanto tiempo fuera. Pero trato de pensar nomás en el día a día y que pase lo más rápido posible”, responde resignado.
En este proceso, el respaldo del club y del vestuario ha sido clave. “El cuerpo médico está en el día a día conmigo. Siempre me escriben los médicos, los kinesiólogos, a ver cómo estoy, si mejoro día a día”, comenta con gratitud. “Y después mis compañeros también, desde el primer día acompañándome y dándome mensajes de apoyo”. Entre esos apoyos no faltó uno de los más emblemáticos del equipo: “Desde que me pasó esa lesión en el entretiempo, el día del partido, se me acercó el “Pulga” (Luis Rodríguez) y me dio su mensaje de aliento. Trataba de tranquilizarme, porque yo sabía lo que me había pasado y estaba muy nervioso”, reveló.
Renzo Tesuri, quien transita una recuperación paralela, es otro bastión en su camino de vuelta. “Con Renzo hablamos casi día por medio. Él me escribe, yo le escribo, a ver cómo viene él, y él me pregunta cómo la vengo llevando”, señala Infante. “No queda otra que seguir para adelante y pensar en lo que viene”, agregó.
Alejado del césped, el futbolista trata de mantener el contacto con la dinámica del equipo. “Trato de ir a la cancha, de apoyar a mis compañeros. Obviamente que estar fuera es complicado, porque uno vive acostumbrado a estar ahí. Es lo que toca y apoyaré a mis compañeros desde otro lugar hasta que pueda volver a jugar”, explicó.
A pesar de las dificultades, Juan se mantiene firme en su objetivo: “Lo más importante es hacer una buena recuperación y volver lo mejor posible”. Y en ese camino, la familia es un pilar imprescindible: “en el día a día trato de apoyarme mucho en mi familia. Me acompañaron desde el primer momento: mi señora, mis hijas. Trato de disfrutar de ellas ahora que comparto mucho más tiempo”, responde aliviado, como quien dice ‘no hay mal que por bien no venga’.
Por último, el defensor no se olvida de los hinchas, quienes también jugaron su partido desde las tribunas y las redes sociales. “Agradecido a ellos. Desde el primer día me escribieron, me dejan su mensaje de apoyo, de aliento”, afirma emocionado. “Ojalá que pueda volver lo más rápido posible y, como siempre, aportar lo mío desde donde me toque”, finalizó Infante, que paradójicamente, recién comienza a recorrer un camino que conoce bien el fútbol: el de la paciencia, el esfuerzo silencioso y la esperanza. Un trayecto que, si bien lo aleja momentáneamente del terreno de juego, lo acerca a nuevas formas de fortaleza.