El lunes 5 de mayo se entregaron los premios Premios Pulitzer2025, una de las personas nominadas fue la periodista argentina, Silvina Frydlewsky. Su investigación sobre la red de espionaje de Vladímir Putin y el descubrimiento de los dos espías rusos en Eslovenia con documentación de la Argentina, fueron los logros que la llevaron hasta ese reconocimiento de gran prestigio.
La serie de producciones periodísticas, bajo la categoría de reportaje internacional, incluye varias publicaciones sobre la influencia del Kremlin en Occidente. Aunque el premio se lo llevó el periodista Declan Walsh del New York Times por su investigación sobre el conflicto en Sudán, el comercio ilícito de oro y las negociaciones regionales que alimentan la violencia local, el logro de Frydlewsky no es menor ni ha perdido mérito.
La investigación que nominó a la periodista argentina
La investigación comenzó y giro en torno al caso del periodista Evan Gershkovich, quien estuvo 491 días bajo la custodia de las autoridades de Moscú antes de ser liberado a cambio de un intercambio de prisioneros entre el gobierno del entonces presidente estadounidense, Joe Biden, y Kremlin. El reportero de 32 años había estado documentando la represión en Rusia, cuando fue abruptamente arrestado en un restaurante.
La participación de Silvina Frydlewsky estuvo relacionada con un caso sobre los espías rusos Artiom Dultsev y Anna Dultseva que tenían pasaportes argentinos, estaban radicados en Eslovenia y fueron parte de un intercambio para regresar a Moscú. el trabajo titulado "Los espías rusos de al lado“, era parte de una cobertura que trataba de desenmascarar la extraordinaria red de inteligencia que tenía Putin en Occidente. En ese sentido, la historia de los Dultsev tiene que ver con ese plan.
Los espías rusos que se hacían pasar por inmigrantes argentinos
los agentes fueron detenidos en diciembre de 2022 en Eslovenia. Habían llegado a ese país con pasaporte argentino en 2017. Vivían en Liubliana con sus hijos, bajo los nombres de Ludwig Gisch y María Rosa Mayer Muños y utilizando una galería de arte y un negocio de informática como tapaderas.
Si bien habían sido condenados a un año y medio de prisión por la justicia eslovena, el propio Putin los recibió en Moscú, después de que fueran canjeados en el marco de un gran intercambio de prisioneros entre Rusia y los países occidentales, el mayor desde la Guerra Fría. El Kremlin reconoció que ambos eran agentes “ilegales” de los servicios de inteligencia rusos, es decir, espías que no eran informados por las embajadas y operaban sin vínculos visibles para Moscú.
Son entrenados durante años para hacerse pasar por extranjeros y luego son enviados a otros países para penetrar en diferentes estructuras. Ni sus propios hijos, usualmente, sabían que sus padres son rusos.