Trece papas y una duda: ¿está Francisco entre los mejores de la historia?

Trece papas y una duda: ¿está Francisco entre los mejores de la historia?

El tiempo pondrá en su lugar a Jorge Bergoglio, en el marco de un listado de nombres tan poderosos e influyentes que marcaron épocas.

Papa Francisco. VATICANNEWS.VA

Son 266 los Papas que condujeron la Iglesia Católica, desde el fundacional San Pedro (del año 33 al 67) a Francisco (2013-2025). A lo largo de esta historia de dos milenios la institución trascendió largamente la religión para convertirse en uno de los factores de poder claves en Occidente. Y fue la impronta de sus conductores la que marcó los altos y bajos del catolicismo, un listado en el que sobresalen grandes nombres. La cuestión es si Jorge Bergoglio podrá ser considerado, una vez que el tiempo haga su trabajo, a la altura de los 10 mejores.

Para empezar, a Francisco le tocó sacar a la Iglesia de una crisis de la que muchos no han tomado dimensión. Por muy distintos motivos, ocho Papas renunciaron a lo largo del tiempo, pero el caso de Benedicto XVI resultó impactante. Al alemán Joseph Ratzinger se lo devoró una Curia -la burocracia vaticana- envuelta en toda clase de escándalos. Se sintió impotente para resolver los problemas, abrumado por la responsabilidad, y no se le ocurrió mejor cosa que dejar acéfala a la institución. En ese cónclave de 2013 no había margen de error: con otro Pontífice débil el descalabro podía ser definitivo. Y allí apareció Francisco para echar a los cuestionados, poner en caja al resto y enderezar el barco con la firmeza propia de su formación jesuita (no en vano los miembros de la Orden son llamados “soldados de Cristo”).

Pero después el Papa argentino impuso el estilo pastoral, austero y humilde necesario para que la Iglesia recuperara prestigio, presencia y, sobre todo, fieles que se estaban escapando. Los pobres, los excluidos, los migrantes, los desamparados, los pecadores; ese fue el público que Francisco salió a buscar, visitando lugares a los que ningún Papa había llegado y tejiendo lazos -por ejemplo con otros credos o con otras ramas de la cristiandad-. Fue una figura de alta exposición internacional, siempre vigente al momento de pronunciarse contra la guerra y ofreciéndose como prenda de paz. Y fue el Papa que por primera vez le dedicó una encíclica a la protección del medio ambiente.

Esta sumatoria de logros es lo que esgrimirán los exégetas de Francisco cuando se le busque el lugar entre los Papas top de todos los tiempos. ¿Cuáles son los otros Pontífices que descollaron en el historial? Hay varios, pero sin dudas en este grupo se encuentran los más trascendentes:

- Pedro, elegido por Jesús para la tarea y consagrado por la tradición como el fundador de la Iglesia en pleno Imperio romano. Y fue en Roma donde sufrió el martirio de morir crucificado boca abajo.  El único Papa que figura en los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles, lo que lo coloca en una dimensión absolutamente diferente.

- Silvestre I (314-335) suele ser colocado entre los grandes Papas, pero todo se debe a una falsificación histórica elaborada para realzar su figura. Sucede que Silvestre era el Pontífice cuando el emperador Constantino decretó la tolerancia al cristianismo dentro de los dominios romanos y convocó al primer concilio ecuménico en Nicea. Lo concreto es que Silvestre no tuvo nada que ver con las decisiones del monarca; ni siquiera hay evidencia de que haya participado en los debates conciliares.

- Siricio (384-399) fue el primer obispo de Roma que usó el título de Papa (término del griego que significa “padre”) y quien ordenó el celibato para los sacerdotes.

- León I, conocido como Magno (440-461), evitó que las hordas hunas ingresaran a Roma para saquearla. Para eso salió de la ciudad y conferenció con Atila hasta convencerlo de “perdonar” a su pueblo.

- León III (795-816) colocó a la institución en un lugar político de suma influencia cuando coronó a Carlomagno emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Eso sucedió durante la Navidad del año 800. Quedó establecido entonces que era la Iglesia Católica la que le confería legitimidad a una monarquía. A la vez, obtenía de los reyes protección y beneficios fiscales.

- Urbano II (1088-1099) convenció a los principales reyes de Europa de que debían unirse para reconquistar Tierra Santa, por entonces en manos musulmanas. Esa prédica, llevada a cabo en el Concilio de Clermont, derivó en la primera Cruzada, que culminó con la creación de un reino cristiano en Jerusalén.

- Julio II (1503-1513) pasó a la historia como el “Papa guerrero”, ya que bajo su mando el reino conocido como los Estados Pontificios se consolidó como el más importante de Italia. A la vez fue uno de los grandes mecenas de todos los tiempos, tanto por las obras públicas que le devolvieron el esplendor a Roma como por su patronazgo sobre las artes. Fue quien encomendó a Miguel Ángel que pintara los frescos de la Capilla Sixtina.

- León X (1513-1521), hijo de Lorenzo de Médicis, debió hacer frente a la reforma protestante. Lo hizo con mano firme, excomulgando a Martín Lutero, pero no pudo frenar el cisma ni las sangrientas guerras europeas de religión en ciernes. Continuando la obra de Julio II, reafirmó el compromiso del papado con la promoción de las artes.

- Gregorio XIII (1572-1585) se encargó de reformar el calendario vigente desde el Imperio Romano (conocido como Juliano), a partir de la creación de una comisión científica encargada de revisarlo. El resultado fue el calendario que tenemos hoy, que entró a regir desde 1582 y se llama gregoriano en homenaje al Papa que lo impulsó.

- Pío IX (1846-1878) es el Papa que más tiempo permaneció en el cargo. Le tocó asistir, impotente, a la disolución de los Estados Pontificios, ya que durante su tiempo se produjo la unificación de Italia. Conocido como “Pio Nono”, el 8 de diciembre de 1854, mediante la bula Ineffabilis Deus, proclamó la Inmaculada Concepción de María.

- Benedicto XV (1914-1922) fue elegido pocos días antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces se lo distinguió como el “Papa de la paz”, ya que realizó todos los esfuerzos imaginables para conseguir que cesaran las hostilidades. Incluso debió enfrentar resistencias dentro de la Iglesia, porque muchos obispos apoyaban a sus países en la contienda.

- Pío XI (1922-1939) llegó a un acuerdo con Benito Mussolini, quien en 1929 aceptó que El Vaticano gozara de los beneficios de un país independiente, quedando escindido del resto de Italia. Esto convirtió al Papa en un jefe de Estado. La cara más cuestionada del Pontífice se relaciona con su apoyo a los regímenes totalitarios de derecha en Europa, fruto de su visceral anticomunismo.

- Juan XXIII (1958-1963) se mantuvo pocos años en el cargo, pero le bastaron para llevar adelante una medida trascendente: la convocatoria al Concilio Vaticano II. Allí la Iglesia modificó radicalmente muchos de sus usos y costumbres, adecuándolos a las necesidades del mundo moderno. Por eso y mucho más lo llamaron el “Papa bueno”.

Nombres: un cambio que envía un mensaje al mundo

El papa Francisco dejó una marca por su cercanía a los más necesitados y su llamado a la justicia social. Y al igual que otros pontífices antes que él, el argentino eligió un nombre distinto al de su bautismo, una tradición que tiene siglos de historia dentro de la Iglesia Católica.

Desde el siglo X, cuando el Papa Gregorio V fue el primero en abandonar su nombre de nacimiento, los papas han optado por nombres que reflejan su misión y visión para la Iglesia. Este acto va más allá de una simple formalidad: es una manera de señalar el rumbo que se desea seguir y transmitir un mensaje al mundo sobre los ideales y valores del pontífice.
Así, cada papa al tomar su nombre se coloca bajo una nueva identidad que marca su compromiso con la Iglesia y el mundo.

Con la muerte de Francisco, el futuro de la Iglesia Católica está nuevamente en manos del cónclave, que elegirá al próximo líder espiritual, y la denominación que este nuevo pontífice elija será una señal de los desafíos y aspiraciones que guiarán a la Iglesia en los próximos años.

Urbano VII, el papa que duró solo 13 días: una enfermedad truncó sus proyectos en la Iglesia

Con apenas 13 días en el trono de San Pedro, el Papa Urbano VII pasó a la historia no por sus decisiones o reformas, sino por la brevedad de su papado.

Nacido como Giovanni Battista Castagna en Roma en 1521, Urbano VII fue elegido Papa el 15 de septiembre de 1590, en un contexto de tensiones políticas y religiosas en Europa. De formación jurídica y teológica, Castagna era reconocido por su integridad y su habilidad diplomática, atributos que lo convirtieron en un candidato de consenso.

No obstante, su pontificado fue truncado antes de que pudiera ser coronado oficialmente: murió el 27 de septiembre de 1590, víctima de la malaria.

A pesar de su fugaz mandato, Urbano VII es recordado por haber emitido el primer edicto papal contra el uso del tabaco en las iglesias, prohibiendo fumar o masticar tabaco bajo pena de excomunión.

Su muerte temprana dejó un vacío en el Vaticano, que debió enfrentar de inmediato un nuevo cónclave, en tiempos donde la estabilidad de la Iglesia era crucial frente a las presiones de potencias como España y Francia.

Urbano VII dejó una marca simbólica como el pontífice del papado más corto, aunque su breve paso por la historia refleja también los desafíos de una época marcada por la inestabilidad y la enfermedad.

El primer pontífice en dar un paso al costado: el hombre que marcó un precedente

En la historia de la Iglesia Católica, pocos papas causaron tanto asombro por su decisión como Celestino V, un hombre cuya breve y singular pontificación dejó una huella no por lo que hizo, sino por lo que decidió no hacer: ejercer el poder.
Nacido como Pietro Angelerio en 1215, en la región de los Abruzos, Italia, Celestino V fue un monje ermitaño, austero y profundamente espiritual, que pasó gran parte de su vida en retiro, dedicado a la oración y la meditación.

En 1294, tras más de dos años de sede vacante y sin acuerdo entre los cardenales para elegir al sucesor de Nicolás IV, Pietro fue sorpresivamente elegido Papa. Parecía ser un símbolo de renovación espiritual en una época marcada por tensiones y corrupción dentro de la Iglesia, por lo que a sus casi 80 años y en contra de su voluntad, fue coronado como Celestino V.

Su pontificado, de todas maneras, duró apenas cinco meses. Abrumado por las responsabilidades, manipulaciones políticas y la vida de la corte papal, Celestino V tomó una decisión sin precedentes, y el 13 de diciembre de 1294, renunció al papado, declarando que su alma necesitaba paz y recogimiento, y que prefería servir a Dios desde la soledad.
Fue el primer Papa en renunciar de forma voluntaria y documentada, estableciendo un precedente que no se repetiría en más de 700 años, hasta la histórica renuncia de Benedicto XVI en 2013.

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