27 Abril 2025
Tras la muerte del papa Francisco se activará un procedimiento milenario para elegir al próximo líder de la Iglesia. El proceso, conocido como el Cónclave, fue testigo de una profunda transformación en los últimos siglos y se adaptó adaptándose, pero conserva rituales que datan de la Edad Media.
Este evento, que se lleva a cabo bajo estrictas normas de confidencialidad, involucra a un grupo selecto de cardenales de todo el mundo, quienes se reúnen para deliberar sobre quién será el próximo Papa.
A pesar de ser un acto profundamente espiritual, el Cónclave también está marcado por complejos factores políticos y sociales, dado el impacto global de la figura papal en una institución presente en todos los rincones del planeta.
En este contexto, los fieles y observadores se preguntan cómo se desarrollará el Cónclave, qué criterios influirán en la elección del nuevo Papa y qué papel jugarán los cardenales en la toma de decisiones.
¿Cuándo se realizará el Cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco?
Con Francisco ya en su descanso eterno, comienza el período conocido como los "Novendiales", un luto de nueve días en el que el Papa es mostrado a los fieles para su veneración. En este contexto, la fecha más probable para el inicio del Cónclave es el lunes 5 de mayo, o el martes 6 como máximo.
La normativa vaticana exige que este evento se realice dentro de los 20 días siguientes, dando tiempo a los cardenales para llegar a Roma y establecerse en retiro, donde podrán reflexionar antes de proceder a la votación.
Las elecciones se llevarán a cabo en la Capilla Sixtina, lugar emblemático de la historia de la Iglesia, que permanecerá cerrada para poder tenerla completamente aislada del mundo exterior.
¿Cómo será el tradicional Cónclave en la Capilla Sixtina?
El Cónclave se realiza en total privacidad, con los cardenales aislados para asegurar que el proceso de elección se realice sin interferencias externas y en un ambiente de reflexión profunda.
La duración del Cónclave es incierta, ya que depende de cuán rápidamente los cardenales logren alcanzar un acuerdo sobre el próximo Papa. Una vez que se haya elegido al sucesor, la noticia será anunciada al mundo a través de la clásica fumata blanca, el humo que saldrá de la chimenea de la Capilla Sixtina.
La elección se lleva a cabo por escrutinio secreto, y para que sea válida, es necesario que al menos dos tercios de los votos sean a favor de un candidato. En el primer día del Cónclave, se hará solo una votación, pero si no se llega a un consenso, se celebrarán dos votaciones matutinas y dos vespertinas en los días siguientes.
Tres cardenales supervisarán el proceso de escrutinio y otros tres lo revisarán. Las papeletas son rectangulares, con la inscripción "Eligo in Summum Pontificem" en la parte superior y un espacio en la parte inferior para el nombre del cardenal elegido.
Al finalizar la votación, se procederá al conteo, con las papeletas siendo perforadas y enlazadas. Los votos serán quemados en una estufa instalada en la Capilla Sixtina, y el color del humo indicará el resultado: si es blanco, el Papa ha sido elegido; si es negro, el Cónclave debe continuar.
Una vez que se logre la elección, el decano Giovanni Battista Re preguntará al cardenal seleccionado si acepta su elección como Papa. Si responde afirmativamente, se le consultará sobre el nombre que desea adoptar.
Posteriormente, el nuevo Papa será llevado a la "sala de las lágrimas", situada en la sacristía de la Capilla Sixtina, donde se le proporcionarán tres trajes pontificios de diferentes tallas. Finalmente, el mundo conocerá al nuevo Papa cuando el protodiácono anuncie "Habemus Papam" desde el balcón de la basílica, y el nuevo pontífice dará su primera bendición "Urbi et orbi".
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