Inteligencia artificial en la universidad: ¿quién mejora más su escritura gracias a ChatGPT?
Un estudio sobre más de un millón de trabajos académicos en los Estados Unidos revela un dato clave: el uso de inteligencia artificial mejora la redacción universitaria, pero no todos se benefician por igual.
REDACCIÓN ACADÉMICA. El informe ''¿De quién es ChatGPT?'' reveló mejoras en la escritura de textos académicos. / PEXELS
En los pasillos de las universidades, en las entregas de trabajos prácticos y en las conversaciones cotidianas de aula, la inteligencia artificial (IA) está marcando un nuevo capítulo. Lejos de limitarse a asistentes virtuales, su uso comienza a transformar las formas de aprender, de estudiar y, sobre todo, de escribir.
El informe académico titulado “¿De quién es ChatGPT?” analizó 1.140.328 entregas académicas de 16.791 estudiantes en 2.391 cursos realizadas entre 2021 y 2024 en una universidad pública estadounidense a la que asisten mayoritariamente estudiantes de minorías.
El estudio de los investigadores Renzhe Yu, Zhen Xu, Sky CH-Wang y Richard Arum, de las universidades de California y Columbia, permitió observar el antes y después del lanzamiento de ChatGPT (noviembre de 2022). En él, demuestran cómo la irrupción de los modelos de lenguaje generativo modificó la calidad de los textos presentados. Este efecto fue aún más notable entre estudiantes que no tienen el inglés como lengua materna.
Aumento de la brecha digital
Los académicos detectaron mejoras en tres dimensiones: legibilidad, diversidad de léxico y complejidad sintáctica. Y aunque las conclusiones tienen un sesgo optimista, también dejaron ver una realidad preocupante: los beneficios están más concentrados en quienes tienen mayores recursos económicos.
Esto significa que, si bien los modelos como ChatGPT pueden reducir brechas lingüísticas, también podrían ampliar las desigualdades educativas, ya que los estudiantes con menos recursos o que son la primera generación en su familia en acceder a la universidad se benefician menos de estas herramientas.
La investigación invita a repensar cómo se incorporan estas tecnologías en la educación. ¿Estamos ante una oportunidad para democratizar el aprendizaje, o ante una nueva barrera que acentúa la exclusión? El debate no está cerrado, pero una cosa sí es segura: la inteligencia artificial ya está reescribiendo el desempeño estudiantil en la universidad.







