"Vamping" es el nombre de un hábito nocturno que afecta la salud mental y física

Dormir menos se convirtió en una constante en la vida moderna. Aunque existen múltiples razones para la falta de descanso, un nuevo hábito tecnológico se está imponiendo como una de las causas más preocupantes: el vamping. Este fenómeno, que combina el uso de dispositivos electrónicos y la vigilia nocturna, afecta directamente la calidad del sueño y tiene efectos negativos tanto en la salud mental como en la física.

El término proviene de las palabras “vampiro” y texting, y se refiere a la práctica de quedarse despierto hasta altas horas de la noche utilizando celulares, tablets, computadoras o consolas de videojuegos. Esta rutina, cada vez más común, interfiere en los ciclos naturales de descanso del cuerpo y puede derivar en trastornos que impactan en la atención, el estado de ánimo y el sistema inmunológico.

Dormir frente a una pantalla

El vamping suele ocurrir en horarios donde la supervisión disminuye y el silencio del entorno permite una conexión ininterrumpida con redes sociales, videojuegos, plataformas de streaming o chats. Aunque puede parecer una actividad inofensiva, el uso prolongado de pantallas antes de dormir altera los ritmos circadianos del organismo, dificulta la conciliación del sueño y reduce la calidad del descanso.

La exposición a la luz azul emitida por los dispositivos electrónicos inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Esto provoca que el cuerpo no logre relajarse como necesita, lo que puede derivar en insomnio, irritabilidad, falta de concentración, dolores de cabeza y alteraciones metabólicas. Además, el descanso insuficiente suele estar asociado a un mayor consumo de alimentos ultraprocesados durante la noche, lo que incrementa el riesgo de sobrepeso.

Entre otras consecuencias del vamping se destacan la fatiga visual causada por la reducción del parpadeo frente a las pantallas, y los dolores musculares provocados por malas posturas al usar los dispositivos en la cama o el sillón. También se registra un aumento del cansancio, el estrés y una mayor dificultad para concentrarse durante el día.

Con el tiempo, esta conducta nocturna puede alterar el rendimiento académico o laboral, afectar la memoria y reducir la motivación. En el plano emocional, el vamping está relacionado con cuadros de ansiedad, cambios de humor y una dependencia creciente de la tecnología.

Cómo prevenir el "vamping" y recuperar el descanso

Para revertir esta tendencia es necesario adoptar hábitos saludables que favorezcan el descanso. Una de las recomendaciones más efectivas es desconectarse de las pantallas al menos una hora antes de dormir. Este intervalo permite que el cuerpo comience a producir melatonina de forma natural y se prepare para un sueño reparador.

Otra medida clave es mantener los dispositivos electrónicos fuera del dormitorio durante la noche. Al reducir la exposición a estímulos visuales y auditivos, el entorno se vuelve más propicio para descansar. Apagar las luces, evitar ruidos y asegurar una temperatura agradable en la habitación también son factores que mejoran la calidad del sueño.

Además, se sugiere implementar una rutina nocturna sin pantallas, que incluya actividades relajantes como leer, escuchar música tranquila o realizar ejercicios de respiración. Permanecer en la cama durante unos minutos sin estímulos ayuda a bajar la actividad cerebral y facilita el sueño profundo.