Andrés Calamaro: "Un rockero que busca la aprobación de todo el mundo está loco"

Andrés Calamaro: "Un rockero que busca la aprobación de todo el mundo está loco"

El "Salmón" se presentará en El Palacio de los Deportes.

EN TUCUMÁN. Calamaro llegó ayer a la provincia para el show de esta noche. FOTO JOSÉ NUNO

Andrés Calamaro viaja por la música convertido en ícono del rock en español. Sus biógrafos hablan del niño prodigio en el piano; del adolescente de composiciones audaces; de la bohemia, los bares y under porteño; de su disco como tecladista del grupo Raíces; de su enérgico desembarco en Los abuelos de la nada; de sus himnos: “Mil horas” y “Costumbres argentinas”. En el 84 inició su camino como solista. Años después formó el grupo Los Rodríguez, en Madrid: nacían “Sin documentos” y “Dulce condena”. El estilo Calamaro marcaba el rock en español con sello propio.


En el 97 llega “Alta suciedad”, el disco solista que fue un punto de giro para un Calamaro provocador, valiente; investido con la bandera de la libertad artística. Luego de eso vino “Honestidad brutal”, en el 99: 37 canciones nacidas de la vorágine y la intensidad repartidas en estudios de Buenos Aires, Madrid y Nueva York; grabadas durante largas jornadas de “72 horas por día”, según el artista. Todos los caminos lo llevaban a la misma dirección, la difícil, la que lo llevó al “Salmón”: un disco quíntuple de 100 canciones, publicado en 2000. Más que un disco, una declaración de principios: grabado sin filtro ni censura, con la premisa de crear sin reglas.

Después fueron cinco años de silencio antes de “El cantante” (2004) y “El regreso” (2005). A partir de aquí se sucedieron los discos y la música constante: Calamaro homenajeando al tango; Calamaro y sus colaboraciones e invitados de lujo; Calamaro y más hits; Calamaro confirmando su vigencia; Calamaro y sus Grammy; Calamaro en 2021 recibiendo el Grammy Latino a la Excelencia Musical.

Calamaro, cantante y cronista urbano, artista franco, libre, controvertido y filoso, opina en esta entrevista exclusiva con LA GACETA que “un rockero que espera la aprobación de todo el mundo está loco”.

Hoy a las 21, cargando esta historia de leyenda, se subirá al escenario del Palacio de los Deportes del parque 9 de Julio, en esta presentación que forma parte de la gira “Agenda 1999”, un homenaje a su disco “Honestidad brutal”, que cumplió 25 años en 2024.


- ¿Cuándo supiste que te habías convertido en un clásico?

- No recuerdo saberlo realmente, supongo que es un status inherente a quienes llevamos ya un tiempo en esto, constantes incluso en idas y vueltas. Luego de cuarenta años, si el olvido no nos arrastra, ni las derrotas, podemos aspirar a un cierto clasicismo “legendario”. Eso parece.

- ¿Qué se gana y qué se pierde cuando uno comienza a ser percibido así, como un clásico y referente de la historia del rock?

- Destacarse es como es, lo “sufren” los grandes deportistas y otros elementos culturales específicos, novelistas inclusive; es imposible agradar a todo el mundo y van a juzgarnos incluso por aquello que nunca hicimos ni dijimos. Un rockero que espera la aprobación de todo el mundo está loco. Como sea, estamos en nuestro mejor momento, llenamos en las giras en nuestro país, agotamos entradas en Buenos Aires y la calle no hace sino reconocerme con afecto familiar y gratitud. La calle es mía.

- Honestidad Brutal es un disco tremendo, emocionante desde su potencia musical y también desde otros ángulos: desde su forma de creación y producción, su historia completa. ¿Cómo vivís hoy, en esta Agenda 1999, la memoria de aquellas turbulencias entre las que nació unos de los mejores discos del rock en español?

- Tampoco soy alguien que se instale en el pasado para celebrar la nostalgia, desconozco los aniversarios de los discos, no me recreo en recuerdos ni extraño épocas anteriores. Lo hicimos en una búsqueda atrevida de la intensidad, fue intento, divertido y valiente.

- Sos un artista que atraviesa generaciones. ¿Cómo percibís que las nuevas generaciones escuchan la música y la poesía de aquella “Honestidad Brutal”?

- Es un disco joven y antiguo al mismo tiempo, cumplió 25 años. Gentes en los recitales no habían nacido en 1999 pero, por lo visto, van a cantar escuchar estas canciones con sus hijos cuando los tengan. Ya veremos.

- Fuiste un innovador en la manera de producir discos y canciones: Honestidad Brutal incluso es un recorrido conmovedor entre vaivenes de 37 canciones. ¿Cuál es tu mirada respecto a la estrategia actual de muchos artistas de publicar la música más que nada de canción en canción, apoyada en la cultura del videoclip, y menos enfocada en el concepto de disco o álbum?

- Me parece bien, un álbum no es la obra categórica que era allende el tiempo pasado; importa menos, no hay casi tiendas donde comprar discos y son caros, es inusual tener equipos de audio en casa, no escuchamos discos en radio ni los vemos anunciados en televisión.  Veo normal e interesante presentarse con una sola canción. Ahora entiendo que la obra es la que sale de gira en vivo, algo minoritario y masivo al mismo tiempo, íntimo y popular en el mejor de los casos.

- ¿Cómo era la cocina de aquel disco del '99 y la cocina en general de los discos en los '90 comparada con la de ahora? ¿Qué cambió y qué persiste?

- No se si estoy dispuesto a dar tanto en el estudio, grabábamos sin miedo a nada y muchas horas por día, en horarios random. No creo que aguante una sesión entera de ocho o diez horas y, parte del cambio, es la modalidad de las grabaciones, con equipos accesibles y portátiles.  Hay cincuenta maneras de grabar un disco, es posible equivocarse eligiendo.

- ¿Hay algún artista musical o banda actual que te genere especial interés o que te guste mucho?

MARACAS. Calamaro en uno de sus recitales, tocando otros instrumentos. FOTO DE ROMI COSTIGLIOLO

- Si, claro. La musica de contornos negros siempre va a volver para inspirarnos, ya sea que venga de Africa, los Estados Unidos, el Caribe o Andalucía. Todos estamos afectados por el déficit de atención y a veces parecemos haber perdido la capacidad de admirar ; si no descubrimos música interesante, si creemos que no nos gusta, es problema nuestro, estamos distraídos tonteando con teléfonos más inteligentes que nosotros.

- Compartís colaboraciones con músicos de diversos géneros y artistas jóvenes. ¿Cómo vivís esas experiencias como la de participar junto a artistas como Dillom o C Tangana, por ejemplo?

- Muy bien, tocar y cantar con otros músicos (y cantantes) me encanta, es lo mío, lo que me preparé para hacer bien. Disfruto mucho en las grabaciones, asumo la responsabilidad de ofrecer -en el estudio- lo que se espera de mi y lo hago con alegría.

- ¿Cuál te parece que es el lugar hoy de los músicos populares y de la música popular?

- Me atengo a lo dicho por Atahualpa Yupanqui en El Destino del Canto.

- Parecés seguir activamente lo que sucede políticamente en Argentina. ¿Tenés una mirada optimista respecto al porvenir del país?

- No sigo “activamente” lo que sucede políticamente en nuestro país, tampoco soy un improvisado, estoy contrastado en tertulias, escuchando y leyendo. No soy alguien que puedas correr por izquierda con facilidad, eso cuela entre los subnormales que pitorrean en la selva digital, en la calle es otra historia; sentados conversando ni hablar. Respeto a los interlocutores válidos exclusivamente.

- Parte del gobierno se manifiesta en contra de que los artistas se expresen políticamente, ¿tenés una opinión sobre este asunto?

- Criticar al gobierno no tiene nada de malo ni nada de peligroso, es inofensivo y te supone el apoyo casi inmediato de una tribuna donde los cínicos y los ingenuos se confunden. Tampoco soy un entendido en todos los temas, soy ciudadano residente, prefiero la convivencia con quienes fueron elegidos por el pueblo para gobernar cuatro años.

- ¿Qué te llevó a interesarte tan profundamente por la tauromaquia? ¿Qué se juega ahí? ¿El arte, sangre, poesía, adrenalina, temor?

- El interés por loa tauromaquia es inopinable, es como el cine, la poesía o el paso del tiempo. Un fenómeno curioso es desinteresarse o rechazarlo, porque no tiene ninguna explicación fuera de las falacias, el desconocimiento y el rechazo gratuito. Hay dos clases de personas, los aficionados que aprecian los toros y aquellos embrutecidos por la vulgaridad, la demagogia, el futbol y la televisión.

- ¿Qué te causa temor y qué alegría en este momento de tu vida?

- Me gusta la vida conyugal y comprar ropa. Parecen alegrías sencillas pero no lo son tanto, hay que valorarlas porque no son privilegios siquiera frecuentes.

- Se te nombra como un poeta urbano con una gran versatilidad en las temáticas y los géneros musicales de tus canciones ¿Qué te interesa explorar hoy con tus letras?

- No soy un poeta pero si advierto la poética aplicada a las especialidades como ocurre con el cine. Ahora mismo soy un músico empezando una gira, un interprete de conceptos toreros, improvisando en la circunstancia y las buenas sensaciones; cantar es como pintar un cuadro y quemarlo después.

- Después de haber pisado tantos: qué significan para vos los escenarios y cuál es la propuesta con la que Andrés Calamaro sube al escenario con esta “Agenda 1999?

- Este año ampliamos el grupo, el repertorio y los arreglos, con dos músicos más, estrenamos sonido y banda, empezamos una gira “dura”, de muchos kilómetros, escenarios medianos y otros grandes. Somos especialistas y esperamos público curioso dispuestos a escucharnos, cantar, ponerse de pié, sentarse, tomar una cerveza y sacar ocasionales fotos con el teléfono. Todo al mismo tiempo.

- ¿Cuál es el valor de los escenarios y la música para una sociedad?

- Quizás una de las últimas barricadas antes de vivir hacinados en gimnasios o entregados a la observación permanente de las pantallas telefónicas.

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