El Papa Francisco volvió a mostrarse en público en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde saludó y bendijo a los fieles, mientras continúa recuperándose de una prolongada internación a causa de una doble neumonía.
Tras una misa dedicada especialmente a los enfermos, el líder de la Iglesia Católica se dirigió brevemente a los presentes con un mensaje simple: “Buen domingo a todos. Muchas gracias”. Apareció en silla de ruedas y con cánulas nasales para oxígeno, a dos semanas de haber recibido el alta del hospital Gemelli, en Roma.
Su presencia fue recibida con entusiasmo por una multitud emocionada que lo ovacionó con aplausos y gritos de “¡Viva el Papa!”, bajo un cielo primaveral.
Debido a su delicado estado de salud, los médicos le indicaron mantener reposo y extremar los cuidados, por lo que no pudo extenderse en palabras. Durante su convalecencia, las misas fueron celebradas por clérigos y cardenales, quienes se encargaron de leer sus discursos y homilías.
En esta ocasión, la eucaristía por el Jubileo de los Enfermos fue presidida por el arzobispo italiano Rino Fisichella, quien dio lectura a un mensaje redactado por Francisco, centrado en la importancia de no excluir de la vida social a las personas enfermas o vulnerables.
El mensaje del papa Francisco en su reaparición en medio de su recuperación
El texto preparado por Francisco dice: “Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo. No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar”.
El documento plantea además que “la enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida” pero que “la habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escuche la voz del Señor”.
El Papa citó en el texto a su antecesor, Benedicto XVI, que en su encíclica ‘Spe Salvi’ (2007) planteó que “la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento” y que “una sociedad que no logra aceptar a los que sufren es cruel e inhumana”.
Francisco transmitió: “Es verdad, afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos y compartir el dolor es una etapa importante de todo camino hacia la santidad”. Por eso llamó a la sociedad a “no relegar al que es frágil” como, advirtió, “lamentablemente a veces suele hacer hoy un cierto tipo de mentalidad”. El papa reclamó: “No apartemos el dolor de nuestros ambientes. Hagamos más bien de ello una ocasión para crecer juntos”.
Luego El Vaticano difundió el texto que tenía preparado para el Ángelus dominical: “Rezo por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios, que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar y, a veces, incluso son víctimas de agresiones. Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada”.
Francisco expresó su deseo de que “se inviertan los recursos necesarios para la atención y la investigación, para que los sistemas sanitarios sean inclusivos y atiendan a los más frágiles y pobres”.