A cinco años de la pandemia, el aula virtual no deja de ganar terreno y abre un mundo de posibilidades

A cinco años de la pandemia, el aula virtual no deja de ganar terreno y abre un mundo de posibilidades

El cursado a distancia se afirmó, tanto en el grado como en el posgrado, y de allí la proliferación de ofertas de toda clase de carreras.

VIRTUALIDAD. Clases teóricas, prácticas y de consulta pueden tomarse sin que el estudiante asista al aula.

No hay mal que por bien no venga, promete el popular refrán. Esta sentencia sirve perfectamente para mostrar cómo la pandemia modificó sustancialmente la forma de trasmitir conocimientos, en general, y la oferta de grado y de posgrado en lo que respecta a la educación superior, en particular.

Hoy prácticamente nos resulta común -o, al menos, no nos llama la atención- que cursos o materias en distintas Facultades o institutos se dicten de manera híbrida -presencial y mediada por el uso de la tecnología remota-, e incluso únicamente virtual. Pero un lustro atrás la oferta no era masiva, y solo en casos excepcionales se podía acceder en directo a una clase dictada por un especialista ubicado a kilómetros de distancia.

Y esto pese a que la tecnología estaba allí, al alcance de la mano, desde hacía tiempo. A mediados de la última década del siglo pasado se llevó a cabo la primera transmisión en vivo vía streaming. Durante las tres décadas siguientes surgieron nuevas herramientas tecnológicas que optimizaron esa forma de comunicar.

Pero que las herramientas estén servidas -porque, además de mejores, suelen también abaratarse- no implica que se utilicen masivamente. Y menos en el ámbito educativo, donde la regla pasa por la continuidad; los cambios habitualmente suceden de manera paulatina, y toman mucho tiempo.

Las medidas de aislamiento y, luego, de distanciamiento implementadas funcionaron como un acicate para que el hardware y el software necesario para la transmisión remota comiencen a utilizarse de manera exponencial en los ámbitos educativos, principalmente. Y enhorabuena, porque llegaron para quedarse.

En Tucumán

Las cuatro universidades que funcionan en nuestra provincia incluyeron en su oferta académica y en su currículo de grado y de posgrado -desde hace ya un par de años- cursos y materias que se dictan mediante tecnología remota. Clases teóricas, prácticas y de consulta se pueden tomar sin que el estudiante y el docente dejen su habitación, o incluso, mientras se trasladan de un lugar a otro.

Fabián Soria, ex decano de la Facultad regional Tucumán de la Universidad Tecnológica Nacional, contó que la empresa Microsoft había destacado el caso de esa institución, debido a cómo actuaron para transformar la inacción generada por las medidas antipandemia en la posibilidad de que los alumnos continúen con las clases y con los exámenes mediante un sistema de cursado remoto. De hecho, subrayó que el año del ASPO se graduaron más estudiantes que la media. Y todas esas herramientas dispuestas oportunamente se mantienen; y hoy la institución ofrece carreras de pregrado, de grado y de posgrado a distancia.

La Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta) recorre el mismo camino. En una reciente entrevista, el flamante rector adelantó que marchan hacia la consolidación de un modelo híbrido. “Esto significa que en las carreras no habrá diferencias entre lo presencial y las clases a distancia. Lo novedoso es mezclar, no separar. Hoy en día están separadas: curso a distancia o curso presencial; la idea es avanzar hacia un mix”, había contado Federico Fanjul. Y había agregado que la institución cuenta con autonomía para dictar hasta un 49% de sus carreras en modalidad virtual.

Desde su nacimiento, la Universidad de San Pablo-Tucumán (USPT) había persumido de su presencialidad. El paradisíaco predio de avenida Solano Vera y el camino a Villa Nougués, en San Pablo; o sus coquetos edificios de frente a la plaza Independencia le daban sobrados motivos para ello. De allí que el ASPO los sacudió. Pero lograron reformular todo y, tras capacitar al personal docente y administrativo, retomaron las clases, de manera remota. Hoy, según contaron sus autoridades, toda esa tecnología y otra que se fue incorporando en los últimos años se mantienen para brindar 18 carreras de grado y de posgrado a distancia, en paralelo a las presenciales, y al formato híbrido.

En detalle

La Universidad Nacional de Tucumán (UNT) es la institución de educación superior más importante de la región. Muchos de sus estudiantes provienen de otras provincias. De allí que el confinamiento obligado resultó un cimbronazo. “La UNT reaccionó en la pandemia con sus recursos tecnológicos y humanos; luego el dictado remoto e híbrido se fue afianzando, y hoy tal política continúa”, contó el rector, Sergio Pagani, que cuando se decretó el ASPO ocupaba el Vicerrectorado.

La inversión en tecnología remota se profundizó desde 2020. Se capacitó a docentes, se utilizó de manera frecuente el Campus Virtual de la UNT -creado en 2010-, se equiparon aulas híbridas y se crearon carreras de educación a distancia. Tras el período de pandemia se consolidaron más de 1.500 aulas virtuales para las cátedras -el 87% sigue funcionando-.

Además, la UNT amplió la capacidad de almacenamiento y de servidores para el soporte de los campus virtuales para las Facultades, escuelas y otras áreas. Antes de 2020 la UNT contaba con cinco campus virtuales; actualmente funcionan 14. También se consolidó el Sistema Institucional de Educación a Distancia -acciones, normas, equipamiento, recursos humanos y didácticos para el desarrollo de propuestas a distancias-, validado en 2019 por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria y por la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación.

Y esto no solo para el grado. En Posgrado también se implementaron modelos de enseñanza remota e híbrida. Entre otros, se amplió la oferta de programas, se aprovecharon las tecnologías de aprendizaje digital con plataformas interactivas y se aplicaron evaluaciones y defensas de tesis virtuales. Estos cambios abrieron oportunidades y perspectivas para los estudios de posgrado, y permitieron que se cuente con estudiantes y con docentes de cualquier parte del mundo. “La pandemia transformó la educación de posgrado de manera irreversible; la combinación de metodologías presenciales y virtuales continuará evolucionando”, afirmó Pagani.

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