
El pasado 23 de enero el presidente Javier Milei informó durante su conferencia en el Foro Económico Mundial de Davos que en el Ejecutivo están preparando cambios en el Código Procesal Penal. Una de las modificaciones en las que hizo mayor hincapié fue el proyecto que plantea derogar la ley que instaló la figura de femicidio. El anuncio generó debate entre especialistas sobre la manera en la que afectaría la eliminación de esta figura final, los cuales tuvieron gran repercusión en los medios de comunicación y redes sociales.
En Tucumán, cuatro abogadas penalistas, Ileana Antoniella Bataglia; Soledad Deza; Patricia Neme y Florencia de Luján Pachao Medina, analizaron qué significaría la eliminación de la figura de femicidio del Código Penal y cómo incidiría en los procesos judiciales.
Reducción de penas
Las profesionales explicaron que la figura de femicidio se incorporó al Código Penal el 14 de noviembre de 2012, a partir de la sanción de la Ley 26.791, con el fin de agravar las penas en casos de homicidios cometidos por razones de género. Actualmente la figura de homicidio simple prevé una pena de ocho a 25 años de prisión y se convierte en perpetua en aquellos casos en los que se asesina a una mujer siempre y cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género.
Hace algunas semanas, Milei criticó la figura legal del femicidio: “llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima. Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”, dijo.
Bataglia, Deza, Neme y Pachao Medina señalaron que de ser eliminada la figura de femicidio, un hombre en caso de ser condenado por matar a una mujer mediando violencia de género sería condenado por la figura simple de homicidio, por lo que podría ser sometido a una pena de entre ocho a 25 años y no a la pena de prisión perpetua. “Teniendo en cuenta que la inclusión de esta figura respondió a la necesidad de visibilizar y combatir la violencia estructural contra las mujeres, la eliminación de esta, a mi entender, podría generar un gran impacto social disminuyendo la conciencia sobre la violencia de género, y debilitando así los grandes avances de todos estos años con fines de visibilizar la violencia contra la mujer”, sostuvo Bataglia.
“El femicidio no penaliza más la muerte de una mujer por su género, sino que busca desalentar muertes que surgen por desigualdades estructurales”, coincidió Pachao Medina. En el mismo sentido opinó Neme: “la figura del femicidio es crucial porque reconoce que la violencia contra las mujeres no es un asunto aislado, sino un problema social más amplio. Al tener una categoría específica, se puede abordar de manera adecuada y se pueden tomar medidas para proteger a las mujeres y prevenir futuros casos”.
Búsqueda de igualdad
Según explicó el ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, el objetivo del Gobierno nacional es defender la igualdad ante la Ley consagrada en la Constitución Nacional y que “ninguna vida vale más que otra”. “Si bien buscar igualdad es importante, quitar la figura de femicidio podría ser un error. Es fundamental mantenerla para resaltar la gravedad de la violencia de género. La igualdad no debería significar pasar por alto el sufrimiento de las mujeres; más bien, deberíamos trabajar para que tengan una protección específica y justa”, indicó Neme.
“La igualdad ante la ley, un principio fundamental, a menudo requiere un trato especial para abordar desigualdades que existen ya a lo largo de la historia”, opinó Pachao Medina.
“No dejo de lado que hay hombres que también sufren violencia intrafamiliar. Violencia que no se denuncia y que muchas veces lleva a la muerte. Creo que los legisladores deben garantizar seguridad a los hombres de poder denunciar y pensar de violencia de género de manera amplia en estos casos, para estos contextos en el caso que se mantenga la figura. Siempre reconocer las diferencias es evitar perpetuar la injusticia. El gobierno argentino tiene la oportunidad de abrir un debate serio y fundamentado sobre esta propuesta, escuchando a expertos, organizaciones de derechos humanos y a la ciudadanía”, agregó.
Soledad Deza señaló que de acuerdo a datos oficiales, entre 2015 y 2021, el 73% de los femicidios fueron perpetrados por personas que mantenían con la víctima un vínculo familiar o de pareja o ex pareja. EI Registro Nacional de Femicidios de la Corte Suprema de Justicia de la Nación apunta en su último informe que un 88% de las víctimas de femicidio mantenían una relación previa con el agresor: un 64% con una relación era de pareja o ex pareja; un 12% se trataba de vínculos familiares y el 12% restante correspondía a otros lazos interpersonales.
“Es falso que el femicidio afecte el principio de igualdad. Que la víctima sea una mujer no es el único supuesto del Código Penal permite cadena perpetua. Negar la violencia de género y hasta promoverla, es parte de la gramática oficial del gobierno libertario”, dijo.
Consecuencias
La eliminación de la figura, según plantearon las profesionales, afectaría a otros aspectos más allá de la reducción de penas, entre ellos la derogación de un paquete legislativo, como podría ser la Ley Micaela. “Suprimiendo la figura y las leyes que se basan en ella, dificultaría el registro y análisis estadístico necesario para diseñar estrategias efectivas de prevención -hablando de políticas públicas-, dejando este concepto de lado, luego de los avances logrados en la visibilización de la violencia de género como un fenómeno sistémico”, dijo Pachao Medina. La defensora también mencionó que el Ministerio Público Fiscal “deberá demostrar la existencia de otros agravantes donde se diferencia, y muchas veces se confunden, con los agravantes del inciso 4 “odio de género”, que es una cuestión biológica y no cultural como el agravante del femicidio. Hoy le resulta más fácil al MPF imputar el agravante”.
“Eliminar la figura del femicidio tendría un gran impacto simbólico. Podría verse como un mensaje de que la vida de las mujeres no es tan valiosa como la de los hombres. Esto no sólo afectaría la forma en que se juzgan estos delitos, sino que también podría normalizar la violencia de género en nuestra sociedad, lo que es totalmente inaceptable”, afirmó Neme.
“La eliminación de esta figura podría verse como un paso atrás en la lucha contra la violencia de género, ya que dejaríamos de reconocer esta violencia estructural que vienen sufriendo las mujeres y que al día de hoy sigue siendo una lucha constante en materia de derechos humanos”, concluyó Bataglia.