El tiempo es el principal escollo de Milei

El tiempo es el principal escollo de Milei

El tiempo es el principal escollo de Milei

El dólar “blue” se despertó. Las cotizaciones financieras dejaron de lado la paz cambiaria. La inflación no da tregua y mañana el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) confirmará que la Argentina ha cerrado con la inflación mensual más alta de un año complicado, y que puede alcanzar al 24% en diciembre. Con todo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) habrá concluido el tormentoso 2023 en el orden del 200%. Los ahorristas están más que preocupados. La baja de las tasas del plazo fijo ni se le acercan a la inflación. Rinden un 9% mensual, casi dos veces y media menos que la evolución de los precios. La tentación de volver al dólar está latente. Por eso el mercado tiende a recalentarse.

Mientras tanto, el presidente, Javier Milei, no puede alcanzar los consensos necesarios para avanzar con el plan de estabilización económica con shock. Tanto el mega DNU como la ley ómnibus están en constante revisión, hasta con cuestionamientos judiciales. En los mercados, los inversores internacionales miran con desconfianza lo que sucede en la Argentina. Poco y nada ha cambiado en el horizonte de una economía en crisis. Al nuevo gobierno le cuesta sacar al país del pozo, con una herencia que sigue siendo demasiado pesada. Y, además, las negociaciones con los gobernadores son cada vez más intensas. Son ellos los que pueden garantizarle a la Casa Rosada la gobernabilidad necesaria para una gestión que recién empieza. Todos los mandatarios provinciales quieren saber el pulso de lo que les pasa en cada distrito. Por esa razón, el entrerriano Rogelio Frigerio motorizó la creación de un grupo de WhatsApp para conocer el pulso de las jurisdicciones subnacionales. No importa el signo político del gobernador.

Milei llegó al poder con entre un 55% y un 59% de imagen positiva, pero ese porcentaje está descendiendo paulatinamente a medida que se van corporizando las medidas de ajuste fiscal. La actualización de las tarifas de los servicios públicos privatizados constituyen una de las pruebas del desencanto popular, particularmente en la clase media que, en gran medida, le dio el apoyo electoral al economista libertario. Los sacrificios cuestan a una sociedad acostumbrada a vivir bajo el signo del subsidio. Pero más difícil es que el gradualismo haya dado paso al shock, ese que no se aplica en el poder adquisitivo del salario. “Está claro que las medidas están afectando al tercio que votó a Milei, que le dio el apoyo porque el ajuste se iba a aplicar sobre la casta política, y no sobre la sociedad en general”, afirma a LA GACETA Cristian Buttié, director de CB Consultora de Opinión Pública. Según el analista, hay otro tercio que lo votó porque se quiso sacar de encima al peronismo y a esa franja de ciudadanos también hay que prestarle atención porque está expuesta al cambio de humor social y político. “El tiempo le jugará una mala pasada al Presidente a medida que el ajuste se sienta con más fuerza”, advierte.

Buttié explica que la foto del jefe de Estado con los gobernadores le ha dado al libertario un plusvalor, pero esa alianza se sostendrá en la medida que la Casa Rosada responda a los planteos que le formulen las provincias. Anoche se conoció que el Gobierno nacional escuchó los planteos de los distritos productores de azúcar y de biocombustibles, pero -como suele suceder en este tipo de negociaciones- toda solución suena a poco si sus efectos son transitorios.

La fidelidad política también es temporal. Si no hay respuestas para transitar el escenario del “no hay plata”, tampoco habrá reacción política. Varios gobernadores, entre ellos el tucumano Osvaldo Jaldo, han seguido la ola del ajuste con el consecuente costo político que esas acciones causan puertas adentro de sus distritos, más allá de que implique sostener las finanzas y no caer en el déficit fiscal. Nación y provincias son como un matrimonio por conveniencia. Ambos se necesitan para garantizar la gobernabilidad. “Pero Milei fue por todo y las consecuencias están a la vista. Arrancó con un fuerte respaldo, pero hay que observar qué sucede dentro de cuatro, cinco o seis meses con su imagen a partir de los resultados que obtengan las medidas que está propiciando”, añade Buttié.

Milei no escapa a la regla de la metamorfosis, de dejar sus convicciones y sus ideas liberales en la puerta de la Casa Rosada y adaptarse a las reglas de juego que suele imponer la política en la Argentina.

Aníbal Urios, director de DC Consultores, sostiene que el Presidente llegó al cargo convencido de su modelo y entiende que ese es el camino para sacar de la crisis económica a la Argentina. “Creo que será muy difícil sacarlo de ese eje, pero sí tendrá que consensuar muchas de las medidas que ha anunciado porque sabe perfectamente que no todas ellas serán objeto de aprobación”, puntualiza el analista político.

Con matices, la sociedad acompaña en general el ajuste, pero se divide cuando va al análisis de lo particular. Tal vez esté más de acuerdo con privatizar ciertas empresas estatales, pero no todas, mucho menos que se modifique el esquema previsional.

Urios advierte, además, que no sólo el oficialismo gobernante está bajo la consideración pública. En este sentido, considera que la oposición ha recibido una dura estocada social en el electoral año 2023. Un relevamiento de DC Consultores ha llegado a la conclusión de que siete de cada 10 consultados observa al peronismo más en un rol destructivo que constructivo. “Por eso sus acciones están bajo la lupa de la opinión pública”, explica el consultor.

En este aspecto, los argentinos ya no admiten la grieta, ese escenario de amigo-enemigo que se ha corporizado a lo largo de las últimas dos o tres décadas y que ha llevado a la Argentina a naufragar en crisis económicas y políticas. “La gente ya está enojada con todos”, remarca Urios. El politólogo coincide con su par Buttié en el sentido de que el único enemigo fortalecido es el factor tiempo. “Necesita sacar ya el paquete de leyes ya, cuando tiene el apoyo popular más abierto. No se sabe cuánto más va a aguantar la gente y, por ende, la tolerancia a las medidas”, explica Urios.

Hasta ahora, Milei no se apartó de su discurso y eso le ha servido para sostener el envión electoral de su triunfo en el balotaje. Sin embargo, la necesidad y urgencia de algunas de las medidas giradas al Congreso no tiene demasiado consenso porque enfrente encuentra a actores que ya aplicaron esa estrategia de tirar todo encima de la mesa y luego negociar. El Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, dos fuerzas tradicionales, han aplicado esa receta, cada uno con sus propios resultados. En la actualidad, las consultoras privadas están tratando de indagar cuál es el margen temporal que le queda a Milei para exponer su plan de shock, independientemente de la “luna de miel” propia de los 100 primeros días de cada gestión que ha pasado por la Casa Rosada.

En el actual estado de situación, la negociación del contenido del mega DNU y de la ley ómnibus será ardua. El Presidente quiere llegar a su primer mensaje en el Congreso con algunas de las medidas en plena ejecución. Para eso también tendrá que poner de su parte. La intransigencia debe darle lugar a la conciliación y al consenso político e institucional.

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