Boca se vuelve de Brasil con las manos vacías

Boca se vuelve de Brasil con las manos vacías

El "xeneize" cayó 2-1 con Fluminense, y perdió su tercera final de Copa Libertadores consecutiva.

Boca se vuelve de Brasil con las manos vacías Foto: El Gráfico

La séptima, por ahora, sigue siendo una cuenta pendiente para Boca. Los dirigidos por Jorge Almirón cayeron 2-1 con Fluminense en el tiempo extra, para desazón de los más de 100.000 hinchas que viajaron a Brasil, y los millones que se quedaron en Argentina.

Fluminense intentó asumir el protagonismo en los primeros minutos del partido, y tuvo acercamientos peligrosos con buenas combinaciones por las bandas, con Keno y Samuel Xavier como jugadores más peligrosos. Boca, por su parte, se mostró bastante nervioso e impreciso en los primeros minutos, y no pudo siquiera apoyarse en dos de sus figuras; Valentín Barco y Edinson Cavani, que tuvieron un flojo partido.

De hecho, el delantero uruguayo desperdició una buena oportunidad por ser generoso: no animarse a rematar cuando quedaba mano a mano con Fabio, el arquero rival.

No pasaba demasiado en el partido, pero a los 36 minutos, una gran combinación por derecha entre Keno y Jhon Arias, que derivó en un centro raso atrás del brasileño y una gran media vuelta de Germán Cano en el punto penal, para mandarla a guardar. El 13° gol de Cano en el torneo, que lo consagró como el máximo artillero de la Copa había llegado en el momento justo. Con ese tanto, los brasileños se fueron 1-0 arriba al descanso.

Poco pasó en el segundo tiempo; con un Fluminense replegado, y un Boca muy inconexo. Sin embargo, en una jugada de otro partido, el “xeneize” encontró el empate: Luis Advíncula, que ya había avisado un rato antes, remató de zurda desde afuera del área y tras cruzar un área plagada de camisetas tricolores, la pelota entró al arco pidiendo permiso junto el palo derecho. Golazo, 1-1 y euforia “xeneize”.

De allí al final, ambos equipos parecieron tener más miedo a perder que hambre de gloria y se mantuvieron mucho más cautelosos. Luca Langoni, ingresado minutos antes, tuvo un remate de afuera que se fue muy cerca y, en el último minuto, Diogo Barbosa apareció en soledad por el sector izquierdo del área “xeneize” y ensayó un remate que no fue ni tiro al arco ni centro y que se terminó perdiendo por la línea de fondo, para alivio de Boca; 1-1 y a jugar el tiempo extra.

En los 30 minutos de prórroga, tanto por el desgaste físico como por el miedo al error, no pasó demasiado. Y en la primera clara, igual que pasó en los 90 reglamentarios, Fluminense no perdonó: una buena combinación en ataque terminó en un bombazo de volea del ingresado John Kennedy que se clavó contra un palo. Locura en la tribuna tricolor; Kennedy se acercó a festejar y terminó expulsado.

Pero esa ventaja numérica duró poco y nada porque minutos después Frank Fabra también vio la roja por un golpe en la cara contra Nino.

Sin fútbol pero con empuje, Boca metió en un arco al Fluminense en el segundo tiempo del alargue. Pero no generó nada. Incluso, el equipo brasileño pudo liquidar el partido, pero Guga estrelló su remate en el palo.

El tiempo se fue escurriendo, y el pitazo final del colombiano Wilmar Roldán decretó la primera consagración de la historia para Fluminense en Copa Libertadores y la tristeza para Boca que perdió su tercera final de Libertadores consecutiva y que sigue sin poder alcanzar a Independiente, el máximo ganador histórico del torneo.

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