La sintonía fina de un gobernador equilibrista

La sintonía fina de un gobernador equilibrista

Se trata de una estrategia temporal de sostener la armonía entre distintos sectores.

La sintonía fina de un gobernador equilibrista

Las relaciones de poder necesitan cierta dosis de sintonía fina para evitar conflictos. En general, se trata de una estrategia temporal de sostener la armonía entre distintos sectores, mientras se analizan las soluciones que puede aplicarse para que un problema se esfume o hasta tanto las partes se sienten a hablar acerca de las razones por las que se llegó a tal o cual situación. En política, este proceso siempre se da cuando se produce un recambio institucional como el que los tucumanos vivieron el domingo pasado. Fue cuando Juan Manzur dejó la gobernación en manos de Osvaldo Jaldo. La transición desde el 11 de junio pasado, día en que el tranqueño junto con Miguel Acevedo, hoy vicegobernador, se impusieron en las elecciones provinciales por casi 20 puntos de diferencia frente a la fórmula que integraron el radical Roberto Sánchez y el líder del Partido de la Justicia Social y ex intendente capitalino Germán Alfaro, hoy cercano al gobernador de turno.

Jaldo asumió con la idea de un gobierno pluralista, pero ese pluralismo no es sólo con fuerzas políticas opositoras, sino también con las propias. En estos primeros días de gestión, el nuevo titular del Poder Ejecutivo se asemeja a un equilibrista, que trata de caminar por la delgada línea del gobernante conciliador y el que tiene que revisar todas aquellas cuestiones pendientes que le ha dejado su antecesor en el cargo. Sucede que el circo electoral estará abierto hasta el domingo 19 de noviembre y hacer ruido hasta entonces puede ser contraproducente para las aspiraciones de Unión por la Patria. Manzur no ha dado señales en Tucumán. Después del domingo, se abocó de lleno a la campaña nacional y está programando giras por las provincias del Norte Grande. Jaldo, en tanto, ha diseñado un calendario de asunciones de intendentes en toda la provincia. Para hoy tiene previsto poner en funciones en Banda del Río Salí a Gonzalo Monteros, hijo del ministro del Interior, Darío Monteros. También irá a Tafí Viejo a la asunción de la intendente Alejandra Rodríguez, que sucede a su esposo Javier Noguera. Y más tarde lo hará Ana Quiles, esposa del ex intendente de Bella Vista, Sebastián Salazar. Esta planificación continuará durante todos los días hasta el miércoles de la semana que viene cuando a las 19, en el Centro Cultural de La Cocha, Leopoldo Rodríguez retorne al poder en ese municipio. En el medio, el sábado por la mañana, Jaldo no quiere perderse la asunción de los 93 comisionados rurales, en una ceremonia que se hará en el Teatro Mercedes Sosa de esta ciudad. La institucionalidad lo llama y en cada rincón tucumano tratará de fortalecer su imagen de líder de la campaña provincial rumbo a la segunda vuelta presidencial. Ese es el compromiso que asumió con el candidato oficialista y ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa.

La gestión, mientras tanto, avanza. La solicitud de devolución del proyecto de Presupuesto 2024 que el gobernador hizo al presidente de la Legislatura, Miguel Acevedo, no es casual. Jaldo sabe que puso en juego su palabra ante la sociedad al sostener que su gobierno será de austeridad. Y tener la friolera de $ 1,8 billón no habla precisamente de un ahorro. La idea de la actual administración es que el ahorro ronde los $ 300.000 millones, de tal manera de mostrar públicamente que eso es posible, en parte, con la reestructuración del organigrama del Poder Ejecutivo y, además, con el aporte a la causa que puedan hacer la Legislatura y la Justicia. En su momento, Jaldo le había pedido al ex ministro de Economía, Eduardo Garvich, que el cálculo de Gastos y de Ingresos para el año que viene sea girado hasta el 15 de octubre. El funcionario rubricó la iniciativa, pero faltaba la de Manzur. Si se hubiera cumplido aquella pauta, el ejercicio iba a ser sancionado por la anterior composición parlamentaria. No fue posible. Manzur esperó hasta el último día hábil del fin de su segundo mandato para hacerlo. Conclusión, la poda correrá por cuenta de Jaldo. Ese proceso puede demandar varias semanas, hasta tanto se cierren los números finales y se arreglen otras cuestiones que todavía siguen pendientes. ¿Cuáles? Las deudas contraídas por la administración manzurista ante el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial. Se trata de varios préstamos por $ 40.000 millones con los que la anterior gestión vino sosteniendo el pago de los sueldos de manera regular, aunque también se apeló al giro por descubierto ante el Banco Macro, agente financiero de la Provincia, para calzar a principios de cada mes el cronograma salarial y cancelarlo en el mismo período.

Sobre el anterior endeudamiento, Jaldo había pedido que, antes del recambio, Manzur se encargue de refinanciar la deuda. Eso no sucedió y hoy la provincia se expone a pagar unos $ 70.000 millones el año que viene, tomando en cuenta la generación de los intereses. El último convenio del 19 de septiembre fue habilitado a través del decreto 3.111, publicado el 6 de octubre en el Boletín Oficial. Se trataba de un acuerdo por $ 10.000 millones que será aplicado a atender compromisos de deuda y obligaciones del Tesoro Provincial, dice la norma.

Jaldo ha pedido al equipo que dirige el ministro de Economía, Daniel Abad, que se encargue de calcular la cifra definitiva de esa deuda. Hasta agosto, los compromisos con el Fondo Fiduciario ascendían a $ 22.400 millones sobre un total de endeudamiento público de Tucumán casi $ 35.000 millones. Si no hay arreglo, el actual mandatario tendrá prácticamente que saldar todo ese pasivo en 2024. Si bien no es de gran peso en el Presupuesto, el compromiso se torna inesperado frente a las restricciones que tendrá la nueva gestión sea quien fuere el presidente que gobernará la Argentina a partir del 10 de diciembre.

Mientras tanto, el gobernador aceita sus contactos con la Casa Rosada. Ayer, por caso, llamó a la secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royón, para tratar de llevarles certezas a los directivos de la Cámara de Comerciantes Derivados del Petróleo, Gas y Afines (Capega), con quienes se reunió para analizar la falta de abastecimiento a las expendedoras. Casi al cierre de la jornada, los camiones con naftas llegaron a esos establecimientos, aunque las filas de vehículos todavía eran importantes. Para la semana que viene, además, Jaldo tendrá que recibir a la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz, con quien analizará el establecimiento de plantas de tratamientos de residuos en Tucumán.

El bisturí sigue en la mano de los técnicos del Gobierno. La necesidad de ahorrar dinero es imperiosa porque a Jaldo no le quedará otro camino si quiere cumplir, por un lado, las promesas de campaña y, por el otro, sostener a una administración cada vez más cara. “Tenemos que ser muy prudentes para aplicar medidas, partiendo de la base de que hay que eliminar todas aquellas erogaciones que resulten superfluas para que la sociedad vea que se están haciendo los deberes como corresponde”, le transmitió el jefe del Ejecutivo a los funcionarios del Ministerio de Economía. Esto también tiene una explicación política: ¿quién se animará a avanzar con medidas impopulares en la recta final hacia el balotaje? Jaldo despidió a Massa con la promesa que Tucumán repetirá el resultado del 22 de octubre y, de ser posible, mejorarlo. Una victoria del líder del Frente Renovador será un bálsamo para el gobernador peronista tucumano.

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