Atlético Tucumán no luce, pero está cada vez más cerca de las copas internacionales

Atlético Tucumán no luce, pero está cada vez más cerca de las copas internacionales

El “decano” volvió a mostrar una imagen opaca; le costó quebrar a un rival casi descendido, pero ganó y quedó a dos puntos de la Sudamericana.

Atlético Tucumán no luce, pero está cada vez más cerca de las copas internacionales LA GACETA / DIEGO ARÁOZ

Debía ganar y ganó. Pero, qué difícil es para Atlético Tucumán asumir el rol de protagonista. Por una cosa u otra, el equipo de la dupla siempre termina espejándose en su rival de turno. A veces para bien, otras para mal. El 1-0 de anoche le sirve para seguir alimentando el sueño copero, pero abre varios interrogantes sobre el funcionamiento del equipo.

Ya le pasó con Barracas Central y con Instituto jugando de local hace algunas fechas; equipos que -a priori- tienen menos jerarquía que el “decano” que además, juega con la ventaja de tener a su público como futbolista extra.

Si embargo, no puede imponerse con autoridad. Al “guapo” le ganó con lo justo, al igual que en esta ocasión y con la “gloria” no paso del empate.

Contra Arsenal quedó a la vista que Favio Orsi y Sergio Gómez se preocupan más por lo que propone el rival que en su propio juego.

Que entre el partido con River y con Arsenal haya habido un solo cambio (Coronel por Giani) habla, por supuesto, de la confianza de los entrenadores para con sus jugadores. Pero a decir verdad, en la creación de juego sigue fallando y eso que anoche Joaquín Pereyra se pareció al del 2022: preciso con la pelota en los pies, desequilibrante con su gambeta y efectivo cuando tuvo el penal.

Como ante Barracas e Instituto, Atlético pateó poco al arco. En el primer tiempo el contador de ataques estuvo muy parejo. Sólo Mateo Coronel estuvo cara a cara con Alejandro Medina, después de una buena descarga de Ignacio Maestro Puch, quien había recibido de espaldas.

Con tres toques, el “decano” paso de defender a atacar y fue peligroso. Pero no pudo repetir muchas veces esa fórmula y por eso la visita estuvo cómodo en la cancha.

Si el primer tiempo había pasado sin pena ni gloria, el segundo comenzó igual. Atlético con el freno de manos puesto, predecible, inconexo y deslucido. La inspiración llegaba solamente cuando la pelota pasaba por Pereyra o por Carrera; si no, todo era opaco.

Justamente sucedió eso a los 12 minutos, cuando Adrián Sánchez cambió de frente y lo encontró al “10” con tiempo y espacio. Pereyra mostró todo su repertorio. Avanzó, dejó en ridículo a Chimino y recibió la infracción de Muscia. El volante fue el autor intelectual y material de la victoria y la figura de Atlético.

Hacía varios partidos que Pereyra no se destacaba y eso también fue una buena noticia para la dupla. Porque el equipo necesita del “10” para que potencie un “decano” que se venía apoyando en la solidez defensiva y algunos chispazos en el ataque.

Atlético, que había empezado su partido a siete del descenso y a cinco de los puestos de copas hizo lo que debía: sumar de a tres; a fin de cuenta eso es lo que importa y como suelen decir los protagonistas, es más fácil corregir en la victoria que en la derrota.

Mirando a futuro asoman equipos que también serán complicados y probablemente Atlético deba asumir el rol de protagonista.

El torneo le está dando muchas chances y el “decano” las está aprovechando, aunque no termina de convencer ni de convertirse en un equipo arrollador. Eso sí, con la llegada de la dupla el equipo ganó en efectividad y por eso está cada vez más cerca de asegurar el objetivo que Orsi y Gómez no se cansan de repetir: Atlético debe quedarse en Primera.

La recuperación de algunos jugadores en los puestos de ataque será clave: Marcelo Estigarribia y Ramiro Ruiz Rodríguez le darán más variantes a un ataque que necesita renovarse.

También los entrenadores deberán seguir probando con los jugadores que ubica en el medio. Pereyra con Carrera y Acosta con Sánchez muchas veces se superponen y sobre todo este último se demuestra muy incómodo jugando como volante por derecha.

Despacito, Atlético sigue silbando bajito y se acomoda en el pelotón de arriba, respaldado por los resultados y las estadísticas. El equipo se arma de atrás hacia adelante y hasta ahora. No luce, pero desde lo matemático, funciona.

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