En la escuela del Mercofrut, el almuerzo es una “bendición” para 650 chicos

En la escuela del Mercofrut, el almuerzo es una “bendición” para 650 chicos

El Gobierno anunció que 496 comedores escolares permanecerán abiertos durante las vacaciones de invierno. La directora y las maestras de uno de los establecimientos celebraron la decisión y advirtieron que impacta directamente en la educación: los chicos están más atentos y participativos.

EN EL AMPLIACIÓN DIEGO DE VILLAROEL. La escuela de la zona del mercado está rodeada de barrios y asentamientos muy pobres; los niños llegan a clases a pie o en carros tirados por caballos. la gaceta / fotos de inés quinteros orio EN EL AMPLIACIÓN DIEGO DE VILLAROEL. La escuela de la zona del mercado está rodeada de barrios y asentamientos muy pobres; los niños llegan a clases a pie o en carros tirados por caballos. la gaceta / fotos de inés quinteros orio
08 Julio 2017

-¿Te duele la panza? Estás descompuesto...¿Qué comiste anoche, te hizo mal?

-No comí.

-¿Y a la tarde?

-Nada.

La directora Sandra Clemente tragó saliva y apretó los labios dibujando una mueca cuando recordó el diálogo que tuvo con uno de los alumnos. El episodio explica por qué tanto ella como las maestras califican al comedor escolar como una “bendición”.

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Desde hace un mes, que los 650 niños que asisten en dos turnos a la escuela “Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya” -más conocida como “del Mercofrut”- almuerzan en las aulas y salones. Celebraron el anuncio del Gobierno de que será una de las más de 400 escuelas (55.000 chicos) que se mantendrán abiertas durante las vacaciones. ¿Por qué? “La alimentación incide directamente en la educación. Para algunos hogares es muy complicado alimentar a sus hijos. El comedor hizo que los chicos estén más atentos y dispuestos a participar. Bajó el ausentismo. Es una bendición. Es fundamental que siga en el receso”, insistió Clemente. En la escuela, como en otras centenas del Gran San Miguel, ya se brindaba desayuno y merienda.

“Les mostramos que hay un futuro mejor”, dijo una docente

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“Nos aseguramos de que reciban dos de las comidas, es vital. El sueño que teníamos con la vicedirectora Marta Puy era que los chicos pudieran comer. Es una bendición”, aseguró.

Ahora se ilusionan con tener jornada completa y más seguridad. La crisis económica impulsó a que el Ministerio de Desarrollo Social trabajara en conjunto con los de Educación e Interior para llevar adelante la medida, al igual que había sucedido durante el verano.

Locro y amor

Los guardapolvos hacen que las figuras se recorten en el paisaje de colores terrosos del barrio. Las calles de ripio, paredes ruinosas. Otras líneas también sobresalen en esa zona cercana al mercado: las de la escuela. Los chicos salían de a puñados, con bolsitas de plástico. Se traslucían los tuppers y cubiertos (la regla es que la comida que sobra no se tira). Algunos caminaban hasta una parada de colectivos, otros trepaban con destreza a carros. Los chicos llegan desde barrios muy pobres como Diego de Villaroel; Autopista Sur; El Salvador o Los Vázquez. Clemente estaba en la puerta: “¡Chau, chicos! No se olviden de leer. ¡Vengan el lunes!”. Estimó que muchos chicos concurrirán en el receso. “¡Estaba riquísimo el locro!”, agradece una nena que le estampa un beso. Los pequeños sonríen y se hunden en la vergüenza ante los extraños que le preguntan por el comedor. Adentro, las ollas de locro estaban humeando. La cocina está a cargo de mamás voluntarias y miembros del programa “Ellas Hacen”. También colabora el personal auxiliar. Noemí Moyano, del Ellas Hacen, tiene dos hijos en la escuela.

“Muchos no tienen para comer. Gracias a Dios que estarán en las vacaciones. A la tarde vienen los chicos que trabajan en el Mercofrut y vienen sin comer”, lamentó. Ella y Josefina Lobo, una mamá del barrio, coinciden en que los platos favoritos son las milanesas y las hamburguesas caseras.

Una nutricionista del Ministerio de Desarrollo Social les enseñó cómo combinar los alimentos y así diseñaron un menú que incluye fideos con salsa bolognesa; humita y pollo con puré, entre otras opciones. Clemente cuenta que a las comidas más ricas las ponen lunes y viernes, para que los chicos comiencen y terminen la semana motivados y no falten. “El comedor ayuda a sobrellevar la situación. Todo está difícil, la plata no alcanza. Hay abuelas que se hacen cargo de cuatro o cinco nietos”, afirmó el ama de casa y madre de dos alumnas. Reveló el secreto para que todo sea apetitoso: “cocinamos con amor”. La auxiliar María Zamorano vive en El Salvador y lleva a sus chicos a clases. “A veces no se tiene. Ahora vienen con más ganas”, afirmó.


“Nos aflige la situación social”, admitió el secretario de Articulación Territorial del Ministerio de Desarrollo, Ramiro González Navarro. Consignó que dentro de los dispositivos de seguridad alimentaria con los que cuentan, se privilegia a los comedores escolares: “es el dinero mejor invertido, es un esfuerzo que hace la Provincia y que tiene un impacto decisivo en el proceso de enseñanza y en el desarrollo”. Destacó que se afianzan los lazos de la comunidad educativa. Añadió que también habrá actividades recreativas.

“Más que un espacio de contención, es un espacio de construcción. A veces, en las zonas vulnerables, es la diferencia entre tener un chico en el semáforo o en la escuela”.

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