Albina Sánchez, secuestrada en Tucumán en 1976, ya no es más una desaparecida

Albina Sánchez, secuestrada en Tucumán en 1976, ya no es más una desaparecida

La mujer, nacida en Las Termas, tenía 19 años cuando la llevaron al centro clandestino de Nueva Baviera. Durante 39 años figuró como desaparecida en un listado municipal, pero no en el de la Conadep.

LA GACETA / FOTO DE ÁLVARO MEDINA LA GACETA / FOTO DE ÁLVARO MEDINA
Albina Gertrudis Sánchez estaba desaparecida. Tan desaparecida, que la historia de su secuestro y de los tormentos que sufrió a los 19 años, estando embarazada de seis meses, no figuran en las listas de la Comisión Nacional de Desaparecidos, como tampoco la de su hermano, Santos Sánchez.

El relato de las torturas a ambos, en el Ingenio Nueva Baviera, en el sur de Tucumán, y en la base militar de Santa Lucía, jamás llegó a manos de la Justicia.

Pero resulta que Albina está viva, tiene tres hijos y 10 nietos. Vive a escasos 13 kilómetros de la ciudad santiagueña de Las Termas de Río Hondo, en Taquello, una polvorienta localidad rural, poblada de tunales y tuscas. Y después de 39 años, Albina "apareció", gracias a la investigación de los periodistas termenses Eduardo Carrizo y Nicolás Salvi, en el periódico "Voces de Río Hondo".

Durante cuatro días sufrió Albina las torturas que le inflingieron sus secuestradores. Pasado este tiempo, la dejaron, vendada y atada, cerca de la base militar de Santa Lucía, junto a otro trabajador de la zafra ("un tal Reynaga, que era tucumano", recuerda). Aterrada, volvió a buscar a su madre, Lucrecia Gallardo, que había recorrido cuanta dependencia militar tenía a su alcance llevando los documentos de sus hijos, "para que los soltaran".

Santos, en cambio, continúa desaparecido. No tenía más que 20 años cuando se lo llevaron. Su madre sigue preguntando por él. "Me dicen que capaz que lo tiraron a un pozo", llora la mujer de 80 años que -siendo niña- perdió padre y madre y que jamás aprendió a leer ni escribir. Hasta ahora no sabía que podía dejar una muestra de sangre en un banco genético de datos para que la comparen con los restos encontrados en fosas comunes, como el Pozo de Vargas.

"En noviembre de 1976 fuimos a la zafra. Siempre volvíamos a trabajar en la cosecha, en Santa Lucía. Armábamos un rancho hecho con despunte (de hojas de caña) y chapa -rememora Albina-. Ese día, con mi hermano volvíamos hacia el surco, caminando, porque los animales se habían ido con el carro, cuando nos pararon tres camiones y tres jeeps".

Allí empezó la pesadilla: "nos 'pitiaron' y nos pidieron documentos. Pero a los documentos los habíamos dejado en la pieza. Les dijimos que los íbamos a buscar, que nos acompañen; no quisieron. Nos ataron las manos y, con los pañuelos que llevábamos en cabeza, nos vendaron los ojos. A mi hermano le pegaron mucho, lo empezaron a 'chuschar' y yo lloraba y pedía que no lo golpearan más. Iban vestidos de azul".

Boca abajo, con las manos atadas y los ojos vendados, Albina y Santos fueron a dar primero a la base militar de Santa Lucía. Poco después, al centro clandestino de detención que funcionó en el ingenio Nueva Baviera. Ella sabía dónde estaba porque, cuando lograba correr unos centímetros la venda, podía ver las chimeneas de la fábrica azucarera, que tanto conocía.

Las requisas de las fuerzas de seguridad eran cotidianas en la zona, recuerda: "a las personas que andaban trabajando en el surco las sacaban a la ruta, las formaban en fila, los revisaban y a veces les pegaban".

De los 144 desaparecidos santiagueños, una veintena fueron secuestrados en Tucumán, o fueron a dar a centros clandestinos de detención en nuestra provincia, entre ellos, varios son termenses, como es el caso de Francisco Ismael Serrano Sosa, nacido en Mansupa, a pocos kilómetros de donde vive Albina con su familia.

El responsable de la Oficina de Derechos Humanos de Las Termas, Carlos Ansaldi, confirmó que Albina y su hermano Santos figuran en una lista municipal, no en las listas nacionales o de la misma provincia de Santiago del Estero. "Es una alegría encontrar a una compañera con vida. Es una persona que sufrió atrocidades y ahora hay que trabajar para empezar a restituirle sus derechos", dijo Ansaldi.

La entrevista que realizaron Carrizo y Salvi se publicó en marzo, pero tomó impulso esta mañana, cuando la reprodujo el diario "El Liberal". Ahora, dijo Ansaldi, hay una investigación en curso, de la que participa la secretaria de Derechos Humanos de la Provincia y un equipo técnico.

El fiscal Pablo Camuña, de la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de la Justicia Federal de Tucumán, indicó que ya se ordenó poner en marcha una investigación del caso, en conjunto con la Justicia de de Santiago del Estero.

Albina volvió a Tucumán muchas veces, a trabajar en la zafra. Pero nunca a Santa Lucía, ni cerca de Baviera. Aún espera algún dato que le permita saber dónde está Santos. "Lo he soñado una vez. En el sueño lo ví así, como desarmándose".

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