Una avant-première para tres
El alperovichismo, el canismo y el amayismo podrían tener una avant-première exclusiva de la película electoral que, luego, se exhibirá ante todos los tucumanos. Es que en la cabeza del diputado nacional José Cano y del intendente de la capital, Domingo Amaya, ronda la posibilidad de salir al ruedo antes de tiempo y enfrentar al propio gobernador, José Alperovich, en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del 9 de agosto.

El mandatario considera que, tras 12 años de gobierno, debe gozar de un retiro espiritual en las confortables butacas del Senado. A Cano, desde hace un par de meses, tratan de convencerlo de que postularse a senador significará un empujón hacia su objetivo final. Y Amaya, en estos días, comenzó a recibir el mismo mensaje: si es candidato en las PASO y obtiene un buen resultado, se colará en la pelea por la gobernación, que tendría lugar uno o dos domingos después. La estrategia que trazan por separado radicales y amayistas persigue un mismo objetivo: que el electorado tucumano los identifique como los rivales de Alperovich. Las encuestas les indican que el rédito del negocio pasa por ocupar el casillero de opositor al saliente gobernador. Es la pelea que, tarde o temprano, Cano y Amaya deberán dar si es que no logran ponerse de acuerdo en una alianza común. Quien resulte vencedor obtendrá la membresía para disputar la final en las provinciales con el candidato alperovichista.

Aunque aún son alternativas que se analizan en cada búnker opositor, la idea los seduce y los aterra por igual. Sencillamente, porque equivale a apostar todas las fichas antes de que se juegue la última mano en la mesa. Tucumán renovará en 2015 sus tres bancas en la Cámara Alta (dos por la mayoría y una por la minoría) y cinco de los nueve escaños en Diputados. El más optimista de los oficialistas estima que, por el desgaste de una docena de años de mandato, el reparto de sillas en la Cámara Baja sería el siguiente: dos para el oficialismo, dos para la primera fuerza opositora y una para quien resulte tercero. Por eso, la decisión final que adopten Cano y Amaya sobre su presencia o no en las PASO dependerá del paraguas presidencial que consigan. Hasta aquí se da por sentado que Alperovich irá atado a la boleta de Daniel Scioli. El problema para Cano es que los postulantes del frente UNEN se caen a pedazos. Así lo ratificaron las encuestas que encargó. Además, los números le sugieren que seducirá más a la gente estando al lado de Sergio Massa que de Mauricio Macri. Si el temor del radical es que el cordón umbilical de UNEN sea demasiado corto, Amaya aún debe vencer las dudas y alquilar un vientre para parir una candidatura al Congreso. ¿Del massismo? ¿Del macrismo? Ya hubo cafés entre emisarios de uno y otro sector y en la Municipalidad aducen que, si la situación lo exige, no tendrán reparos en firmar una alianza con los liberales.

Claro que la alternativa de Cano y de Amaya de utilizar las PASO como un test de posicionamiento también persigue otra misión, que el diputado y el intendente nunca admitirán en público: conseguir un seguro de desempleo en caso de que la gente decida no tomarlos para gerenciar la Provincia. Es que los sondeos avizoran una elección por la gobernación tan reñida que si canistas y amayistas salen por separado arrancarán por detrás de la estructura clientelar que montará el alperovichismo con legisladores, intendentes, concejales y delegados comunales. Conscientes de esa realidad, hay dirigentes del municipio y del radicalismo que sostienen las conversaciones y buscan convencer a sus líderes de que sólo un frente conjunto significará una herida de muerte al alperovichismo.

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