Por Carlos Páez de la Torre H
22 Noviembre 2011
PAUL GROUSSAC. El maestro franco argentino hacia la época de su residencia en Tucumán.
El 10 de marzo de 1881, Paul Groussac, director de la Escuela Normal de Tucumán, elevaba un extenso informe al Ministerio de Instrucción Pública. Uno de los apartados se refería a la pobreza de la biblioteca del establecimiento, e interesa rescatar sus conceptos.
"No creo que se pueda dar concienzudamente una lección de historia, de literatura, de historia natural y aún de matemáticas, limitando el profesor su preparación al estudio del textito escolar", afirmaba Groussac. "Esta aserción parece banal, y en muchas partes no carecería de impertinencia. Y con todo ¿quién podría negar que muchos ?profesores? hay, que aprenden diaria y servilmente, de memoria, la lección que luego ?toman?, es decir hacen recitar ?ex cathedra??", se preguntaba.
A su criterio, "el mal proviene de dos fuentes". Una es "la insuficiencia de muchos empleados que, por decreto, se improvisan profesores de cualquier asignatura". La otra, "la carencia de instrucción general incesantemente renovada por la lectura y meditación de obras maestras". Y "esta causa tiene su disculpa en la aridez y pobreza de las bibliotecas escolares".
Sucede que ambas, decía, "alimentan una de las plagas de las sociedades nuevas, y es la superficialidad. El alumno que encuentra en su texto citas anónimas, alusiones históricas y literarias, y no completa su comprensión por el comentario nutrido y de fuente que el profesor suministró, se acostumbra a repetir máximas y sentencias sueltas, sin tener la tentación de verificarlas y restituirlas a su verdadero lugar".
"No creo que se pueda dar concienzudamente una lección de historia, de literatura, de historia natural y aún de matemáticas, limitando el profesor su preparación al estudio del textito escolar", afirmaba Groussac. "Esta aserción parece banal, y en muchas partes no carecería de impertinencia. Y con todo ¿quién podría negar que muchos ?profesores? hay, que aprenden diaria y servilmente, de memoria, la lección que luego ?toman?, es decir hacen recitar ?ex cathedra??", se preguntaba.
A su criterio, "el mal proviene de dos fuentes". Una es "la insuficiencia de muchos empleados que, por decreto, se improvisan profesores de cualquier asignatura". La otra, "la carencia de instrucción general incesantemente renovada por la lectura y meditación de obras maestras". Y "esta causa tiene su disculpa en la aridez y pobreza de las bibliotecas escolares".
Sucede que ambas, decía, "alimentan una de las plagas de las sociedades nuevas, y es la superficialidad. El alumno que encuentra en su texto citas anónimas, alusiones históricas y literarias, y no completa su comprensión por el comentario nutrido y de fuente que el profesor suministró, se acostumbra a repetir máximas y sentencias sueltas, sin tener la tentación de verificarlas y restituirlas a su verdadero lugar".
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