El Señor de los Vientos

El Señor de los Vientos

¿Quién no conoce a Luis D´Amico en Cafayate? Es el alma máter de la Escuela de Música, Luthería y Danzas Autóctonas; y constructor e intérprete de aerófonos andinos. Su local, ubicado frente a la plaza principal, y su taller del barrio Chacabuco son permanentemente visitados por músicos y turistas.

CAFAYATE (Enviado Especial).- Dicen que las copas de los sauces se aquietan cuando la quena de Luis Daniel D?Amico suena a lo largo y a lo ancho de la quebrada cafayateña. Los pájaros dejan de volar. Y el viento, que despereza a los cactus y a las gramillas vallistas, se abstiene de soplar. La copla se vuelve vino y el canto de las peñas es apenas un lamento en la noche. Es que este luthier de raza, músico de alma y maestro de corazón es el Señor de los Vientos, por su dominio de los aerófonos. "Desde que Daniel llegó a Cafayate las quenas no se silenciaron jamás. No creo que haya un solo instrumento autóctono de viento que exista en este pueblo que no lo haya fabricado D?Amico", pregona el poeta salteño de pura cepa José "Puma" Vasconcello, autor del glosario de las últimas ediciones de la Serenata a Cafayate y propulsor del Festival Latinoamericano de la Canción.

Fachada de rockero

Frente a la plaza, en un local de Vicario Toscano 50, un rubio con melena de rockero construye, repara, afina e interpreta instrumentos aerófonos andinos. Pero, no sólo de quenas, sikus, zamponias, erques, erquenchos y pingullos vive el hombre. También comercializa CDs, libros, pinturas y cerámicas de artesanos y artistas de todo el país. Además, fabrica, vende y repara charangos, guitarras, cajas bagualeras y bombos en su otro taller, ubicado en el barrio Chacabuco.

Autodidacta en su niñez, D?Amico aprendió quena en San Martín, provincia de Buenos Aires. "Desde fines del 70, en mi ciudad natal, Loma Hermosa (cerca de campo de Mayo), estudié guitarra con Héctor Acosta. Él era músico de Margarita Palacios, el Tarateño Rojas, Antonio Pantoja, los primeros inmigrantes de Latinoamérica radicados en el conurbano bonaerense. Además vivían folcloristas de otros lugares del país: santigueños, cornetines, trucamos, chaquetas..." , le cuenta a LA GACETA el propulsor de la escuela de luthería, iniciativa que impulsó con Juan Alonso. A ellos se sumaron después Federico Cosentino y Mauro Cura y el salteño Angel Aguirre, egresado del establecimiento.

Sin secretos

Los aerófonos no tienen secretos para este transgresor de la estética y perfeccionista del sonido: "fundé el conjunto Runakay (naturaleza del hombre) con el que grabé dos CD, y otro como solista".

Es exigente con sus alumnos, a quienes forma desde 1986 en la interpretación de aerófonos y desde 2001 en la construcción de esos mágicos instrumentos. Y generoso con los amigos: "acompañé a Litio Nieva, Chichi Barra y Daniel Toro con aquellos increíbles Nombradores. También grabé con Rafael Amor,Hugo Distorti (tecladista de Rata Blanca), Los Bandeños y otros más".

Incondicional con sus afectos, está casado desde hace 25 años con Mabel Pluschinsky, su compañera y gran anfitriona. Original y versátil en sus creaciones, nunca transa con la mediocridad ni tampoco abdica como meticuloso intérprete e investigador. "Desde 1991 soy invitado a disertar en la Escuela Universitaria de Música de Düsseldorf, Alemania y en Girona, Barcelona, España", explicó.

D?Amico, padre de Lautaro (15) -percusionista y bandoneonista- y de Agustina (18) -estudiante de la Facultad de Artes de Tucumán- logró que su apellido sea sinónimo de quena, emblema de talento y marca registrada de lealtad hacia la música andina. Compositor y arreglador, toca los aerófonos como un real Señor de los Vientos.

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