Un gigantesco picnic familiar y con estrellas de fondo

Un gigantesco picnic familiar y con estrellas de fondo

En el predio de la inconclusa ciudad deportiva de Boca, pegado a la Reserva Ecológica, se combinaron la música, el arte y la tecnología. Claro, la "carnada" fue Shakira

ACAMPANDO. Desde las primeras horas de la tarde el público se sentó en el campo, esperando los shows. ACAMPANDO. Desde las primeras horas de la tarde el público se sentó en el campo, esperando los shows.
07 Marzo 2011
BUENOS AIRES (Enviada especial Gabriela Baigorrí).- El camino obligó a un paseo por paisajes contrastantes: casuchas amontonadas de una villa de emergencia y, de golpe, los edificios inteligentes y altísimos de Puerto Madero. A primera vista, el predio de destino luce semi abandonado y no es sincero respecto de lo que se encontrará adentro. Construcciones vetustas, pastizales altos y descampados dan un marco lúgubre para los que peregrinan en busca del acontecimiento. Y de pronto: colores fluorescentes, música, escenarios y luces.

El sábado, más de 45.000 personas asimilaron estos contrastes para asistir al debut del Personal Pop Festival en el estadio Puerto Madero, ubicado en la trunca ciudad deportiva de Boca Juniors. Amtes el tour había pasado por Salta y Córdoba. En total, la friolera de 100.000 espectadores. En los tres casos la carnada para la multitud fue nada menos que Shakira, la cara femenina del pop latinoamericano.

Si bien los shows fueron similares en el interior, el de Buenos Aires prometió -y cumplió- con otros atractivos: muestras artísticas, entretenimientos, tecnologías y dos escenarios simultáneos.

El tiempo permitió disfrutar los espectáculos y actividades en el predio vecino a la Reserva Ecológica. Un sol radiante pero piadoso acompañó al público, y al caer la tarde el viento refrescó apenas la oscuridad.

En el campo cultural

Ante la vigilancia de Waldemar (una escultura de seis metros creada por la artista Celina Saubidet, con un corazón que latía), el Festival fue un gran picnic al aire libre en el que, lejos de encender la radio, jóvenes y familias enteras pudieron escuchar a la colombiana, a Vicentico y a Ziggy Marley (hijo de Bob), entre otros, en vivo.

Además de sentarse en puffs especialmente dispersos o sobre el pasto, todos pudieron comer alimentos orgánicos, aprender a cuidar el medio ambiente y conocer novedades tecnológicas.

En un sector del predio -en total tiene 50 hectáreas- se montaron dos escenarios y una serie de carpas en las que se ubicaron las áreas de recreación. Las opciones permitieron que el espectador pudiese hacer "zapping" y cambiar de espectáculo al instante.

Con un barco al fondo

La tarima principal, flanqueada por cuatro tribunas, estuvo reservada para las figuras principales, mientras que en el segundo ámbito, preparado para ocho presentaciones de bandas y cantantes, el más reconocido entre ellos -y encargado del cierre- fue Emmanuel Horvilleur. Pese a presentarse como una segunda opción, ese escenario contó con uno de los agregados visuales -y no planeado- más llamativos: de fondo podía verse en un astillero al rompehielos "Almirante Irizar", que se encuentra en reparación.

De todo un poco

En tanto, inspiradas en la palabra pop, las expresiones de arte contemporáneo atrajeron la atención de gran parte de los espectadores que llenaron las carpas destinadas a estas actividades.

Once plásticos terminaron parte de sus obras durante los shows y ante la mirada y comentarios de los asistentes. De hecho, a uno de los que pudo verse entre los visitantes de esa área fue a Fernando"Aíto"de la Rúa, ex cuñado de Shakira y su representante en América Latina. A esto se sumó un grupo de artistas de street art (arte callejero) que pintó muros con aerógrafo y aerosoles.

Pero sin dudas la mayor cantidad de curiosos pasaron por el novedoso Centro Cultural Nómade, un viejo contenedor portuario que fue transformado en una pequeña sala dedicada al arte. "Es un centro cultural que se mueve por la zona sur. Los muebles están hechos con cajones en las que llegan productos de importación", precisó Carolina Ruggero, del Centro Metropolitano de Diseño de la Ciudad de Buenos Aires, uno de los impulsores del proyecto junto al estudio de arquitectos a77, a la Fundación Proa y a Chela (Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano). El mobiliario (bancas y atriles) al que refiere estaba repleto de adolescentes y niñas que, ayudadas por artistas, elaboraban accesorios con retazos de telas, plásticos y residuos del propio festival. Fue incesante la cantidad de personas que se llevaron un presente para distinguirse con originales diseños de la multitud.

Tras los recitales, la multitud comenzó un éxodo hacia la contrastante salida. Atrás quedaron el pop y uno de los festivales que este fin de semana hizo la promesa de convertirse en el más importante del país en música latina.

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