11 Febrero 2010
RECONOCIMIENTO Y PROMESA. "No puedo ofrecerles soluciones mágicas", les dijo el comisario Oroño a los vecinos. Pero aseguró patrullaje diario. LA GACETA / JOSE INESTA
"Mi hijo tiene 14 años y le han robado 6 veces", gritó un vecino. "A una señora le sacaron la cartera cuando estaba comiendo en el bar", afirmó Liliana Córdoba. "Al chico de la fotocopiadora le pusieron una pistola en la cabeza", agregó Manuel Leiva. El delito ganó la calle en Villa 9 de Julio, y los vecinos decidieron ser protagonistas de su propia seguridad.
A las 20.30 de ayer, los habitantes de Rivadavia al 1.000, y de las cuadras cercanas, se concentraron frente a un bar. Sobre las vías del ferrocarril que separa en dos la calle Italia, cortaron el tráfico y el grito de seguridad fue acompañado por aplausos, cacerolas, redoblantes y bombas de estruendo. "El martes a la noche hubo una reunión del vecindario y decidimos protestar. La delincuencia desbordó a la Policía. En la zona tenemos casi 17 arrebatos por día", afirmó Hugo López, uno de los vecinos.
De acuerdo a López, en el barrio se vive un clima de inseguridad, lo que los llevó a buscar mecanismos para defenderse. "La Policía colapsó y no tiene capacidad de respuesta", expresó. Los vecinos afirman que la inseguridad se vive día a día. Y como ejemplo de su afirmación, mientras realizaban la marcha, una mujer alertó que dos menores acababan de ser víctimas de un arrebato: un delincuente les había quitado los celulares a media cuadra del lugar donde se realizó la protesta.
Al lugar llegó el comisario inspector Ricardo Oroño, a cargo interinamente de la zona II de la Regional Capital. Los vecinos reiteraron los distintos casos de inseguridad y le expresaron su desconfianza al proceder policial.
"No puedo traerles soluciones mágicas. Me comprometo a que una camioneta patrullará estas cuadras en forma permanente", dijo Oroño. Para los manifestantes esto no fue suficiente, y reclamaron un número telefónico para comunicarse con los agentes que patrullarán. Y el comisario se vio obligado a darles el número. "Sólo les pido que nos dejen cargarlo en algún lugar, para que no se quede sin batería", pidió Oroño. "Pueden utilizar mi bar sin problema", contestó Leiva.
Silbatos
Los vecinos están dispuestos a ser protagonistas para recuperar la tranquilidad. Por eso, propusieron comprar silbatos para, ante cualquier delito que se cometa en la zona, puedan alertar a la Policía y actúen con rapidez. Por otra parte, Oroño acordó reunirse nuevamente en 10 días para discutir nuevas medidas.
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