"¿Quién cree en la versión oficial del 11 de setiembre?"

"¿Quién cree en la versión oficial del 11 de setiembre?"

Entrevista a Kurt Sonnenfeld, el documentalista exclusivo del Ground Zero. A ocho años de los atentados, distintas miradas sobre el día en que tembló el mundo. Hipótesis conspirativas, análisis políticos y reconstrucciones ficcionales para recrear y procesar un momento histórico.

06 Septiembre 2009
Kurt Sonnenfeld puede ser presentado de muchas formas. Por ejemplo, como un hombre que denuncia.
"No ha habido hasta el momento una comisión independiente, designada oficialmente, para investigar lo ocurrido el 11 de setiembre de 2001. Eso es un proceso regular en tragedias de esta magnitud. Desde el comienzo, la investigación respecto del ataque al World Trade Center ha estado estrictamente controlada y dirigida por la Casa Blanca. Ahora, casi toda la evidencia ha sido destruida", advierte.
El es, también, un norteamericano nacido en 1962 (cuando John Kennedy conducía los destinos del país del Norte), que no promete respuestas sino que ofrece dudas.
"¿Sabía que siete días antes del ataque al World Trade Center todo el suministro eléctrico fue cortado por aproximadamente 36 horas, incluyendo las cámaras de seguridad y los sistemas de control, en el marco de una operación de mantenimiento altamente irregular?", interroga.
"¿Sabía que en las semanas previas a los atentados se realizaron varios simulacros de evacuación, inusuales e inesperados, en ambas torres? ¿Y que la compañía que estaba a cargo de la seguridad privada del World Trade Center era dirigida por Marvin Bush y por Wirt Walker Tercero, respectivamente hermano y primo de George Bush?", inquiere.
"¿Sabía que esa compañía tiene como clientes a la Armada, la Marina, la Fuerza Aérea y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, así como también sitios clasificados y de alto peligro del Gobierno? ¿Y que cientos de agentes del Gobierno estaban pre-posicionados en la ciudad de Nueva York el 10 de setiembre, preparando un simulacro de ataque terrorista que se ejercitaría el 12 de setiembre?", pregunta.
"¿Sabía que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), que sólo atiende grandes catástrofes, me llamó cinco minutos después del impacto contra la primera torre, cuando se decía que era una avioneta la que se había estrellado? ¿Y que oficiales de FEMA habían instalado su base de operaciones cerca del World Trade Center un día antes del ataque?", revela.
Este documentalista, por cierto, habla desde la posición de un testigo privilegiado de las consecuencias materiales del horrendo golpe ejecutado por Al Qaeda, cuando las Torres Gemelas fueron demolidas con aviones de línea secuestrados, llenos de pasajeros.
"Cuando sucede el atentado del 11 de setiembre, el Gobierno cerró toda el área alrededor del World Trade Center, es decir todo el bajo Manhattan, y prohibió el ingreso de cámaras. A mí me concedieron acceso total. A diario, documentaba una gigantesca escena de un crimen. Luego, bajo estrictos parámetros, liberaba a las cadenas noticiosas internacionales 15 o 20 minutos de imágenes; lo que el mundo ha visto acerca de las ruinas de las Torres Gemelas es lo que yo mandé al respecto. Debía entregar todas esas horas de filmación para las investigaciones que, se suponía, se iban a llevar a cabo. Pero nunca las entregué", confiesa.
Justamente, Sonnenfeld es, también, el autor de un libro que acaba de publicar la editorial Planeta, y cuyo título es, en sí mismo, toda una credencial: El perseguido.
"Desde entonces, y durante los últimos siete años, he sido acusado falsamente, encarcelado dos veces en dos países diferentes, torturado y puesto en confinamiento solitario en mi país, tras ser perseguido a través de dos continentes -describe amargamente-. A la vez, he sido calumniado y difamado implacablemente, víctima de una campaña de descrédito, para que cuando hablara ya no fuese escuchado. Hasta el día de hoy, mi esposa, mis hijas mellizas y yo vivimos en un mundo cerrado, rodeado de amenazas, hostigamiento e incertidumbre. Escribí este libro para salvar a mi familia".

A dos voces
"Kurt fue detenido por primera vez en la madrugada del 1 de enero de 2002 en Colorado, luego de llamar a los servicios de emergencias tras encontrar a su esposa, Nancy, muy mal herida por un disparo que ella se autoinflingió en la sien. Fue reiteradamente golpeado y fue víctima de una larga lista de abusos y de torturas, entre los que se cuentan que no le permitieran acompañarla durante sus últimos momentos y que le vedaran asistir al sepelio", relata, al borde de la indignación, Paula Durán, la actual esposa de Sonnenfeld, que, precisamente, ahora es Paula Sonnenfeld.
"Ante la abrumadora evidencia que probaba que Nancy se había suicidado, el fiscal cerró el caso -relata Kurt-. A mí, sin embargo, tardaron cuatro meses en liberarme. En consecuencia, hasta junio de 2002, es decir, durante medio año, mi casa estuvo sellada y precintada, dando a las autoridades acceso total para realizar dentro de ella todo tipo de tareas".
"Cuando me dejaron libre, tuve que dejar mi hogar porque me cansé de regresar y encontrar que la alarma que yo activaba antes de salir estaba deshabilitada cuando regresaba. El hostigamiento era permanente -se enoja-. En 2003, y luego de vivir un tiempo en lo de unos amigos en las montañas (Aspen), ellos me recomendaron venir a la Argentina: unos parientes suyos rentaban departamentos en San Bernardo. Así que vendí lo que tenía: lo perdí todo pero llegué aquí como un hombre libre. En febrero de 2003 conocí a Paula: no demoré mucho en darme cuenta de que no podría vivir sin ella así que le propuse que nos casáramos y ella aceptó".
Instalado en la Argentina, comenzó a enviar su currículum a numerosas televisoras para trabajar como productor. "Pero cuando se enteraban de que fui el único documentalista con acceso al Ground Zero, me contactaban para hacer entrevistas. Luego de pactar una, Interpol me detuvo en la puerta de casa y me llevaron a la cárcel de Devoto, por un pedido de extradición del Gobierno de Estados Unidos, que amenaza con reabrir el caso de Nancy. No sólo me persiguen a mí y a los míos: tampoco quieren dejarla en paz a ella", maldice.
"Además de mi detención, pedían el secuestro, la confiscación y la posterior remisión de todos mis bienes. Permanecí preso durante siete meses hasta que el juez federal Daniel Rafecas, quien concedió el arresto pero nunca el allanamiento ni el secuestro de mis pertenencias, decidió rechazar el pedido. Permanecí en Devoto siete meses. El personal de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina me visitó sólo una vez para llevarme dos frascos de shampoo y documentación para que yo renunciara al derecho a la privacidad. Nunca los firmé. Al día siguiente, un preso con el que tenía un trato cordial me dijo que todos comentaban que era de la DEA. Fue peligrosísimo: estaba alojado en el pabellón de apresados por tráfico de drogas. Lo único real fue que el único detenido allí sin tener iniciada causa alguna en la Justicia era yo", contrasta.
Paula interviene entonces para relatar que, luego de que liberaron a su esposo, intentaron secuestrarla a ella. "Estaba embarazada de nuestras mellizas, Natasha y Scarlett. Ocurrió a metros de mi casa, mientras paseaba a nuestros perros, que atacaron a los desconocidos y permitieron que pudiera defenderme y liberarme. Estaban en una camioneta. Creo que esperaban a que llegara Kurt para  raptarlo a él", acusa.
Rafecas rechazó nuevamente, el 22 de febrero de 2008, el pedido de extradición formulado por Estados Unidos, pero la causa ha ingresado a la Corte Suprema porque la embajada interpuso recurso ordinario de apelación.

Ver y no ver

"Mi libro no es acerca de teorías conspirativas, pero sí les ofrezco mi teoría. Consiste en que existió una conspiración y encaro esa cuestión desde mi punto de vista como testigo directo. El perseguido, mayormente, es acerca de los extraños eventos que sucedieron, de los que luego me pasaron a mí, y de los que continúan ocurriendo. Porque, ¿quién cree en la versión oficial respecto de lo sucedido el 11 de setiembre de 2001? En realidad, son muchos los que aseguran que la más osada teoría conspirativa de todos los tiempos es la que ofreció el propio Gobierno de los Estados Unidos sobre esos ataques", contraataca Sonnenfeld.
"Estuve en el World Trade Center. Fui parte de la investigación oficial. Fui el documentalista del Gobierno de los Estados Unidos en situaciones críticas y de catástrofe. Realicé trabajos de carácter confidencial en diferentes instalaciones científicas y militares. Y no importa solamente lo que vi sino también aquello que no vi. Por ejemplo, encontré y filmé una bóveda debajo de uno de los edificios en la que no vi nada porque no había nada. ¿Se entiende? Había toda una bóveda, en uno de los lugares más caros del mundo, completamente vacía. O, en realidad, oportunamente vaciada. Por cierto, lo que antes había estado arriba era el ’Edificio 7’, donde funcionaban oficinas de gubernamentales y de inteligencia, que se derrumbó durante la tarde del 11 de setiembre pese a que ningún avión impactó contra su estructura", dispara.
Eso sí, Sonnenfeld admite que la suya no es una empresa sencilla, ante el planteo de LA GACETA Literaria acerca de que resulta complejo poder probar que las autoridades norteamericanas urdieron un complot respecto de los atentados de Al Qaeda. "Es difícil creer, decir y probar que el Gobierno de mi país sabía lo que iba a ocurrir el 11 de setiembre. Pero cada vez hay más pruebas de que había mucha gente que no lo ignoraba. De la misma manera, hay incontables publicaciones periodísticas que han dado cuenta de las intenciones de George W. Bush de volver a incursionar militarmente en Medio Oriente, especialmente en Irak, desde el momento mismo en que llegó a la Casa Blanca -contrarresta-. Igualmente, muchos dicen que es imposible llevar a cabo un complot así. Yo contesto que Estados Unidos es el país donde ocultaron el Proyecto Manhattan (desarrolló la bomba atómica durante la II Guerra Mundial). Y donde los hombres de Al Qaeda mantuvieron en secreto, en el siglo XXI, la planificación del mayor atentado de la historia hasta el momento mismo de su ejecución".
Queda una última pregunta. "¿Qué voy a hacer con los tapes? Aún no hubo una investigación seria ni independiente sobre el 11 de setiembre, porque la Casa Blanca dirigió todas las pesquisas -insiste-. Hay millones de personas exigiendo que eso deje de ser así. Espero ese momento para aportar todo lo que tengo". © LA GACETA

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