Una mujer con agallas que se sobrepuso al escándalo Lewinsky

Una mujer con agallas que se sobrepuso al escándalo Lewinsky

POSTURA. Hillary admite que podría ser la número dos.  REUTER POSTURA. Hillary admite que podría ser la número dos. REUTER
04 Junio 2008
WASHINGTON.- La ex primera dama, Hillary Clinton, intentaba hasta anoche ser la primera presidenta de Estados Unidos. Sin embargo, el ascenso meteórico de Barack Obama desplazó a la senadora por Nueva York, de 60 años, al obtener el apoyo de 2.118 delegados, cifra que le asegura la nominación en la convención de Denver.
Hillary Rodham Clinton es reconocida como una política profesional de agallas. Nacida en Chicago, le fue inculcado el espíritu de lucha desde joven por su padre, un empresario de clase media. El periodista Carl Bernstein dice en su biografía: “el padre dominó en la familia como un instructor militar... creció en este clima de severidad, en el que aprendió a luchar”. Una de las abogadas más exitosas de Estados Unidos, es vista como demasiado calculadora y poco afectuosa, como alguien que desea establecer y conducir una dinastía política. Egresada de Yale, no se conformó con el papel habitual de First Lady al acompañar a Bill Clinton en la Casa Blanca. Condujo un grupo de trabajo que elaboró una profunda reforma del sistema de salud, pero fracasó en su intento de imponerla. Hoy vuelve a levantar la bandera de la reforma de salud.
Acompañada frecuentemente por su hija Chelsea, reivindica los valores liberales en cuestiones de justicia y política familiar. Pero muchos votantes de izquierda y liberales la cuentan igualmente entre los “halcones” de la política de Washington. Su aprobación de la guerra de Irak en 2002, decisión de la que se distanció recién muy tarde, no le fue perdonada por estos sectores. Muchas mujeres le enrostran que no haya abandonado a su marido después del escándalo Monica Lewinsky, al igual que el apoyo que Clinton le brindara durante la campaña por la candidatura. Pero Hillary se mostró luchadora, aún en las peores adversidades. Después de la humillación del caso Lewinsky, logró un brillante triunfo electoral al ser consagrada senadora por Nueva York en 2001. Pudo más el carisma joven de Obama. Pesó también en contra de Hillary la perspectiva de que a la dupla Bush padre/hijo, de resultado poco estimulante, le sucediera otra combinación familiar marido-mujer en la Casa Blanca. Le resta a Hillary tomar el liderazgo liberal en el Senado, que parece estar por dejar tras largas décadas Ted Kennedy, afectado a los 76 años de cáncer cerebral.  (DPA)

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