El conflicto del campo contra el aumento de las retenciones recrudeció ayer con la decisión de los ruralistas de mantener la protesta por tiempo indeterminado y con las reacciones generadas por el discurso de la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que motivó numerosos cacerolazos en distintos centros urbanos del país. Estas manifestaciones fueron replicadas en Buenos Aires por una contramarcha oficialista en el centro porteño, que derivó en algunos incidentes en Plaza de Mayo.
La jefa de Estado criticó a los productores, a los que calificó de "piqueteros de la abundancia" y acotó: "la huelga se la están haciendo a los argentinos porque las exportaciones del sector van viento en popa", según reproduce la agencia DyN.
Las palabras enardecieron a los ruralistas, mientras la Iglesia, gobernadores y dirigentes políticos pidieron al Gobierno nacional que convoque al diálogo con los ruralistas.
En Tucumán, más de 3.500 personas protestaron anoche en plaza Independencia, con cacerolas, pancartas y bombas de estruendo. Repudiaron el discurso presidencial y pidieron al gobernador, José Alperovich, que los acompañe y que "deje de lado el miedo al Gobierno nacional".