Un hombre degolló a su pareja y se suicidó

Romina Pistán, de 18 años, fue atacada en el fondo de su casa por su concubino, quien luego se ahorcó a pocos metros de allí. Los investigadores sospechan que los celos generaron la reacción del homicida. La joven era mamá de un bebé. Dolor.

ARDUA TAREA. Los policías bajan de una montaña el cadaver de Alvarez, que se ahorcó luego de degollar a su novia, en El Siambón. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO ARDUA TAREA. Los policías bajan de una montaña el cadaver de Alvarez, que se ahorcó luego de degollar a su novia, en El Siambón. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
03 Marzo 2008
“¡Ma­má, mi­rá lo que me hi­zo!”. Con el cuer­po en­san­gren­ta­do y una he­ri­da de ar­ma blan­ca en la yu­gu­lar, Ro­mi­na del Mi­la­gro Pis­tán lo­gró pro­nun­ciar es­tas pa­la­bras an­tes de mo­rir. La jo­ven, de 18 años, fue ase­si­na­da ayer en El Siam­bón por su con­cu­bi­no, Car­los Al­va­rez, de 22 años. El hom­bre, po­co des­pués del cri­men, se qui­tó la vi­da.
Se­gún in­for­mó la Po­li­cía, cer­ca de las 10, Alvarez es­ta­ba jun­to a su con­cu­bi­na en el in­te­rior de su ca­sa, ubi­ca­da a la al­tu­ra del ki­ló­me­tro 29 de la ru­ta 341. Al pa­re­cer, de acuer­do con lo ma­ni­fes­ta­do por tes­ti­gos del he­cho, el hom­bre le exi­gió a Pis­tán que fue­sen al fon­do de la ca­sa. Allí, sin me­diar ningún ti­po de dis­cu­sión, Al­va­rez sa­có un cu­chi­llo y de­go­lló a la jo­ven.
Pis­tán, tam­ba­leán­do­se, lo­gró dar unos pa­sos y lle­gar has­ta una de las puer­tas de la ca­sa pa­ra pe­dir ayu­da a su ma­dre. Pe­ro fue inú­til: a los po­cos mi­nu­tos, la ado­les­cen­te mu­rió de­san­gra­da, de­bi­do a la gra­ve he­ri­da que su­frió.
Una vez con­su­ma­do el he­cho, Al­va­rez to­mó un la­zo pa­ra atar ani­ma­les que es­ta­ba en su ca­sa; cru­zó el río El Siam­bón -que co­rre por de­trás de la vi­vien­da-; tre­pó la mon­ta­ña y se ahor­có en un ár­bol.
Los in­ves­ti­ga­do­res sos­pe­chan que los ce­los ha­brían si­do el mó­vil del cri­men, aun­que no des­car­tan otras po­si­bles hi­pó­te­sis.
 “Mi cu­ña­da te­nía un be­bé de sie­te me­ses con un ve­ci­no que vi­ve al fren­te de nues­tra ca­sa. Pe­ro des­pués ellos se pe­lea­ron y aho­ra es­ta­ba con mi her­ma­no”, ase­gu­ró Mi­riam Al­va­rez, otra de las her­ma­nas del ho­mi­ci­da. La mu­jer, quien vi­ve al la­do de don­de se per­pe­tró el cri­men, agre­gó que la re­la­ción de la pa­re­ja no era óp­ti­ma.
“Ella es­tu­vo to­da la no­che con su ma­má en la ca­sa del pa­dre de su be­bé. Mi her­ma­no la lla­mó mu­chas ve­ces pa­ra que vuel­va a la ca­sa, pe­ro ella no le hi­zo ca­so. Cuan­do mi her­ma­no se le­van­tó, afi­ló el cu­chi­llo y la ma­tó”, con­clu­yó la her­ma­na de Al­va­rez.
Los jó­ve­nes, se­gún afir­mó un fa­mi­liar, lle­va­ban tres me­ses de con­vi­ven­cia, y com­par­tían la ca­sa con la ma­dre de la mu­jer ase­si­na­da, Sil­via Mar­ce­la Pis­tán; con una de las her­ma­nas del ho­mi­ci­da, Jo­se­fa Al­va­rez, y con los tres hi­jos de es­ta.
Tra­ba­jó en el lu­gar per­so­nal de la Di­vi­sión Ho­mi­ci­dios, al man­do de los co­mi­sa­rios Mi­guel Gó­mez y Hu­go Ca­be­zas, su­per­vi­sa­do por el je­fe de la Uni­dad Re­gio­nal Nor­te, Héc­tor Pon­ce.
El he­cho es in­ves­ti­ga­do por la fis­cal Adria­na Gian­no­ni.

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