Conmocionados, los vecinos de Romina del Milagro Pistán y Carlos Alvarez observaban desde sus casas cómo trabajaban los policías en el lugar donde se cometió el crimen ayer en El Siambón. Llorando, algunas de las personas que viven en el conjunto de casas ubicadas a la altura del kilómetro 29 de la ruta 341, aseguraron que no imaginaban este desenlace.
"Es horrible que todo termine así. Tendrían que haber hablado de lo que les pasaba. Murieron, de la peor forma, dos chicos muy jóvenes, y esas vidas no se recuperan más", manifestó Antonia, una allegada de la pareja.
Por su parte, otros vecinos expresaron que la relación no podía tener otro final. "Alguien tenía que morir", dijo una mujer, que no dio a conocer su identidad.
Si bien la mayoría prefirió evadir las preguntas que realizaba LA GACETA, algunos no pudieron callar y contaron aquello que se rumoreaba. "Se dice que ella nunca se peleó del vecino que fue su pareja. Dicen que seguían viéndose a escondidas casi todos los días", dijo una amiga de Pistán.