"Demolió a todos los grandes maestros"

"Demolió a todos los grandes maestros"

Un genio de los trebejos. Dos tucumanos le ganaron y otro le empató en las simultáneas que dio en Caja Popular en 1971.

EN ACCION. Bobby Fischer responde una jugada de José Rubinstein.GENTILEZA DE JOSE PEREYRA EN ACCION. Bobby Fischer responde una jugada de José Rubinstein.GENTILEZA DE JOSE PEREYRA
19 Enero 2008
Corría noviembre de 1971. Más de 5.000 personas congregadas en el mítico club Caja Popular centraron sus miradas en 20 jugadores y un gladiador de largas piernas y cabellera rubia. Era el gran maestro internacional Robert Fischer, que iba a convertirse en pocos meses más en uno de los grandes ajedrecistas de todos los tiempos.
El público seguía expectante en las tribunas los pormenores de las batallas que se desataban en la cancha de básquet. Un hincha "decano", preguntó en voz alta: "¡cómo va la partida de Pereyra!" Las miradas de reprobación en un instante lo silenciaron.
"Yo era el presidente de la Federación Tucumana de Ajedrez, en ese entonces, y Fischer ofreció unas simultáneas contra los mejores jugadores del momento", recordó Efraín Wachs, muy conmocionado al enterarse de la triste noticia. Fue derrotado por José Rubinstein y por Iván Rodríguez, e hizo tablas con José Pereyra. "En ninguna otra parte del país alguien logró ganarle; fue un logro máximo para el ajedrez tucumano", agregó Wachs.
"Fue una de las experiencias más hermosas de mi vida, recuerdo que llegué a un final, con un peón de ventaja y posición favorable, entonces Fischer empezó a dar golpes en la mesa, me puse nervioso, jugué rápido y no supe ganarle por los nervios", subrayó Pereyra.
Otro de los trebejistas que estuvieron presentes en esa histórica jornada, fue César Saleme, quien le confesó a LA GACETA su pena por el deceso del grande del tablero.
Una de las más grandes debilidades de Fischer eran los zapatos; se decía que tenía cientos de pares, la mayoría de ellos, argentinos. No le gustaba que le sacaran fotos.
La visita del maestro a Tucumán ayudó a que el ajedrez se difundiera en la provincia. "Fischer era un genio absoluto, barrió con todos los grandes maestros de la época", señaló Wachs.
Luego de su paso por nuestra provincia, se encaminó a la más grande contienda de todos los tiempos, el "match del siglo", contra el soviético Boris Spassky.
La década del 60 fue la época de oro del ajedrez tucumano. "Había mucho más interés, la mayoría de los clubes tenían sus equipos y siempre se jugaban campeonatos por equipos, que eran apasionantes", comentó Pereyra.
Sin embargo, los lugares obligados de los amantes de los 64 casilleros eran el desaparecido bar Colón (al lado del Jockey Club) y el famoso El Molino.
"Cuando estaba jugando el campeonato del mundo, contra Spassky, la radio transmitía las jugadas y nosotros, en El Molino, las reproducíamos y las comentábamos", comentó Wachs.
Antes de la disputa mundial, Fischer jugó con el soviético Tigran Petrossian, en Buenos Aires, y el evento fue transmitido en directo por radio a todo el país. "Lo admirable en él era que nunca se daba por vencido; una partida que, hoy en día es declarada tablas, no sé cómo hacía, pero la continuaba y la ganaba", agregó Pereyra."Fue uno de los últimos grandes campeones mudiales que quedaban, el mismo Garri Kasparov opuso toda una serie de obstáculos para evitarlo", subrayó Luis Padilla, árbitro y profesor de ajedrez en Asociación Mitre.

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