Los Simpson predijeron que la independencia se iría por un caño

Los Simpson predijeron que la independencia se iría por un caño
Álvaro José Aurane
Por Álvaro José Aurane 10 Julio 2023

Los Simpsons predijeron esto” se ha vuelto un aserto recurrente en las redes sociales desde que Donald Trump ganó los comicios presidenciales de Estados Unidos en 2016. En 2000, el episodio “Bart en el futuro”, emitido el 9 de marzo de ese año, mostraba que el magnate llegaría a conducir los destinos de esa nación. Con mayor anticipación, todavía, “Los Simpsons predijeron esto” que ocurrió en las últimas 24 horas en nuestro país. Y en nuestra provincia.

Ayer, las principales autoridades de la Nación prefirieron inaugurar un gasoducto antes que venir a Tucumán, capital de la Argentina durante cada 9 de Julio, para conmemorar la fecha mayor de nuestra historia. Es decir, los referentes de Unión por la Patria tenían algo más importante que hacer que homenajear el nacimiento de la Patria. La independencia se fue por un caño.

Esta nueva afrenta “K” contra la Historia (así, con mayúsculas) no es meramente un desprecio contra el pueblo tucumano ni contra la identidad argentina. Por el contrato, se trata de un nuevo capítulo en el desembozado intento oficialista no por reescribir la historia, sino por reemplazarla.

Sucedió el 25 de Mayo pasado, cuando la Plaza de Mayo fue ocupada no para realizar un acto conmemorativo por el 213 aniversario del primer gobierno criollo, sino para celebrar los 20 años de la asunción presidencial de Néstor Kirchner. Sucedió ayer, cuando las autoridades de los poderes políticos de la Nación no vinieron a Tucumán a celebrar los 207 años del fin del colonialismo en esta parte del mundo: prefirieron ir al bautismo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.

Los Simpsons predijeron esto hace 32 años. Fue en el segundo especial de Halloween (“La casita del horror II”), transmitido el 31 de octubre de 1991, durante la tercera temporada de la serie. Dentro de ese episodio ocurre “La pesadilla de Bart”: el hijo de Homero y de Marge es tan omnipotente y poderoso que todo cuanto ha sido alguna vez se ajusta a sus antojos.

“Bien chicos. La historia de nuestro país de nuevo ha sufrido cambios para que coincida con las respuestas que ayer dio Bart en el examen”, le anuncia la maestra Edna Krabappel a los alumnos de la clase. Y detalla: “Ahora América fue descubierta en 1942 por ‘Algún Tipo’; y nuestro país ya no se llama (Estados Unidos de) América: se llama ahora ‘Chorrilandia’”.

Aquí, lo sabemos ahora, la historia de la emancipación de la Argentina se remonta al 25 de Mayo, pero no de 1810 sino de 2003. Y la independencia y la soberanía nacional aparecen el 9 de Julio, pero no de 1816 ni tampoco en Tucumán, sino en 2023 y en la localidad bonaerense de Salliqueló.

Las últimas escenas del naufragio del cuarto gobierno kirchnerista, queda claro, son caricaturescas.

Otras discusiones

Aunque estaba a 1.121 kilómetros de la Casa Histórica, Alberto Fernández mandó un mensaje grabado en el que dijo: “No quise estar ausente en estos festejos y por eso me hago presente de este modo”. Parece un sinsentido, pero sin embargo sirve para explicar cabalmente por qué en la Argentina, donde el 40% de la población es pobre y el 10% es indigente, el Gobierno hace publicidad diciendo que, a partir de esta gestión, los argentinos gozan de un “Estado Presente”.

Dentro de ese mensaje, que acaba de crear la figura de la “ausencia presencial”, el Presidente de la Nación hace una segunda aclaración que parece desafiar toda coherencia, pero que en realidad permite toda una aproximación a la lógica del cuarto kirchnerismo. “Este 9 de Julio otro hecho de enorme significación me impide participar de los festejos en esta hermosa tierra que vio nacer nuestra independencia”. Cortar la cinta y mover una llave de válvula para simbolizar la inauguración de una tubería que transporta gas tiene “enorme significación”: tan vasta que resulta, incluso, preferible a la celebración del nacimiento del país que él (para decirlo de manera elegante) conduce.

La afirmación presidencial clarifica la cuestión: la discusión no gira en torno de la “importancia”, sino de la “significación”. No es que para el cuarto gobierno “K” un gasoducto sea “más importante” que la fecha en que las Provincias Unidas del Río de la Plata rompieron cadenas con España. A lo que asistimos es que, al funcionariado kirchnerista, “caño” le “significa” bastante mejor que “independencia”. Y en eso (digamos todo, compañeros), son soberanamente sinceros.

El disgusto que les provoca la noción de “independencia” es constitutivo de la esencia y de la historia de las gestiones kirchneristas. Nunca les gustó que hubiera provincias independientes, entonces buscaron doblegarlas. Entre 2006 y 2015 siguieron reteniendo indebidamente el 15% de la Coparticipación Federal de Impuestos. El menemismo acordó esa quita, Pacto Fiscal mediante, para garantizar el flujo de recursos a las AFJP (los distritos efectuaban los descuentos previsionales a los empleados públicos, pero no los giraban). Pero en 2006 el Pacto Fiscal ya no tenía vigencia. Y las AFJP habían dejado de existir. Sin embargo, jamás dejaron de expoliar a las provincias. En 2015, la Corte Suprema de la Nación confirmó que esa retención de dineros era injustificada.

Precisamente, tampoco les gustó nunca la independencia del superior tribunal de la Nación. El 7 de diciembre de 2021 lo blanquearon: ese día, el ministro de Justicia, Martin Soria, mantuvo con los jueces supremos la audiencia que él personalmente había solicitado, y aprovechó la oportunidad para infamarlos. “Vinimos a expresar nuestra preocupación por la gravedad institucional a la que llegó la Justicia argentina en los últimos cinco años”, manifestó.

Soria reclamaba que no avanzara la causa por Santiago Maldonado, que no fue un caso de desaparición forzada de personas, como buscó instalar el kirchnerismo. (Sí lo es el de Cecilia Stryzowski a manos de un clan piquetero vinculado al Gobierno de Chaco, aunque la “Galaxia K” se haga la otaria). El ministro, además, renegaba de que se haya mantenido en sus puestos a los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, a quienes el oficialismo intentaba echar. Ellos habían ratificado el procesamiento de la Vicepresidenta en la causa “Cuadernos”.

Si los jueces no están al contentillo del funcionariado “K”, entonces no tienen por qué estar. Por ello tampoco les gustó nunca la independencia del Consejo de la Magistratura de la Nación, encargado de la selección, sanción y remoción de los magistrados. La reforma constitución de 1994 creó esa institución de manera equilibrada. Cristina era convencional y aprobó esa composición. Pero en 2006, cuando Néstor era Presidente, ella borró con su codo de Senadora lo que había escrito con su mano de constituyente. Ese año redujo el Consejo de 20 a 13 miembros, con mayoría del poder político. En 2021, esa composición jibarizada fue declara inconstitucional.

Pero Cristina no estaba dispuesta al cese del manoseo institucional. Cuando debió designar al cuarto representante del Senado ante el Consejo, que por ley le correspondía a la segunda minoría (el PRO), Cristina dividió ficticiamente en dos la bancada del Frente de Todos y designó a un senador “K”. Un fraude a la ley para tener tres vocales de su fuerza, en lugar de los dos que le impone la norma.

La maniobra tampoco prosperó. Entonces, decidieron iniciarle un juicio político al pleno de la Corte Suprema. ¿La razón? El fallo que repuso, de manera provisoria, parte de los fondos de la Coparticipación Federal de Impuestos que el cuarto gobierno kirchnerista le amputó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Porque, por supuesto, tampoco les gusta la independencia de la CABA.

Cuando debió hacerse cargo de la Policía Federal, la CABA recibió en compensación por parte de la presidencia de Mauricio Macri un aumento de su coparticipación: pasó del 1,4% al 3,5%. Ese dinero no sale de la porción que le corresponde a las provincias, sino de la que le toca a la Nación, según lo establece la última ley de coparticipación, dictada en 1988. El cuarto gobierno “K” retrotrajo el porcentaje coparticipable al 1,4% original. ¿Repartió lo extirpado a la ciudad entre todas las provincias? No, porque como ya se explicó, tampoco les gusta la independencia de las provincias. Al 100% se lo entregó a la Provincia de Buenos Aires, su gran primer bastión. Y su último refugio…

Frente a semejante saqueo, la Corte dictó una cautelar “salomónica”: ordenó que, hasta tanto llegue a una sentencia de fondo, el porcentaje coparticipable de la CABA sea del 2,9%. Los kirchneristas, obviamente, quieren destituir a todos los jueces.

Otros significados

Al cuarto gobierno le “K” le gusta otra clase de “independencia”. Encuentran su verdadera “significación” en Venezuela, donde ser candidato de la oposición es delito, como acaba de pasarle a Maria Corina Machado, inhabilitada para ejercer cargos públicos por 15 años.

Les gusta la significación de “independencia” de Nicaragua, donde enfrentar al dictador Daniel Ortega es un ilícito que se purga con cárcel o con exilio, expropiación patrimonial incluida, como acaba de ocurrirle al escritor Sergio Ramírez.

Toda otra idea de “independencia” les resulta insoportable. Hasta son antagonistas del Club Atlético Independiente: Néstor era de hincha de Racing…

La independencia, tal como la entendieron los patriotas de 1816, no “significa” correctamente para el cuarto gobierno “K”. Seguramente les parece disvaliosa la idea de que unos cuantos decidieran que los muchos hombres y mujeres de esta tierra nunca más se arrodillarían ante unos pocos. ¿Quién dijo que nadie debe inclinarse ante la Jefa? Probablemente consideren que la advertencia de Fray Mamerto Esquiu, ”los hombres se dignifican postrándose ante la ley, porque así se libran de arrodillarse ante los tiranos”, marca el nacimiento de las oligarquías en nuestro país…

Todo esto, por cierto, también fue anticipado por los Simpsons. En el mismo especial de Halloween ya citado. En el primer relato, Homero compra a una mano de mono maldita que concede cuatro deseos. Su hija mayor pide entonces “paz mundial”. Y él se lo recrimina: “Eso fue muy egoísta, Lisa”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios