Réquiem para una Violeta que prestigió a Tucumán

Réquiem para una Violeta que prestigió a Tucumán

La vida de la pedagoga musical Hemsy de Gainza se apagó a los 94 años.

Réquiem para una Violeta que prestigió a Tucumán

Lágrimas de corcheas. Parpadeo de silencio. Fuga en contrapunto. Tristeza de eutonía. Acorde de zamba. Llanto de pedagogía. Duendes pianotean una despedida. “La música es un elemento, un estímulo, algo que le hace bien a una persona desde antes de nacer. En el seno materno el niño se mueve al estímulo de la música y está demostrado que el recién nacido reacciona ante la canción que escuchó mucho en los últimos meses de gestación”, dice. Los 94 años detuvieron los latidos de Violeta Hemsy de Gainza, pedagoga musical tucumana de prestigio internacional.

Egresada de la Universidad Nacional de Tucumán como licenciada en Música y presidenta del Foro Latinoamericano de Educación Musical, desde su fundación en 1995 hasta 2005, la educadora sostenía que “la música es un invento de la humanidad inconmensurable, es el tesoro más grande de la humanidad”. Su mamá la anotó en la Academia de Bellas Artes a los seis años: “En ese momento no sabía nada, ni me acuerdo qué me hacían hacer, pero se dieron cuenta de mi oído absoluto. Ahí me dieron una beca. Para mí la música fue parte de mi vida siempre, nunca le di más importancia de la que tenía, yo estaba bien y cómoda”. El piano fue su primer compañero de parrandas musicales: “Es el rey. Como formadora de músicos es un instrumento maravilloso, es una mesa llena de sonidos y cualquier cosa que hagás, ya es música. Cualquier mezcla de sonidos es una base para alguna canción. Es un instrumento didáctico por excelencia. Incluso desde distintos lugares de donde se lo escuche cambia el sonido. De entrada, la música es algo que nos pertenece. La escuela debe desarrollarla porque la música es un derecho humano. Ayuda a todos”.

Autora de más de 40 títulos que abarcan la pedagogía general de la música, la didáctica del piano, de la guitarra, de los conjuntos vocales infantiles y juveniles, la improvisación musical, la musicoterapia, Violeta afirmaba que se debía consultar permanentemente el gusto del niño en materia sonora para saber cuáles son las tonalidades y estilos que prefiere, los acordes que más le llaman la atención, tratando de enriquecer sus gustos y de combinar los dos aspectos complementarios del aprendizaje: la expresión personal a través de la improvisación libre y el conocimiento sistematizado.

Una de las mentoras fundacionales del Coro Universitario de Tucumán, Violeta consideraba que la pedagogía es una capacidad para transmitir algo: “Es una aptitud y una actitud. Mucha gente me pregunta si compongo; si quisiera lo haría. Mi tendencia a expresar mi creatividad es la pedagogía. Sé que enseño de una manera que no pasa desapercibida y mis alumnos aprenden rápido. Yo les transmito todos mis conocimientos sin mezquinar nada y de una manera muy natural. Aún sigo enseñando. No quiero pasar mi edad sin hacer nada, yo enseño, descanso y sigo aprendiendo”.

Un modelo nefasto

Parte de su formación la realizó en los Estados Unidos en la década del 50. Sobre la enseñanza musical en Tucumán afirmaba en 2019: “Estamos en una crisis, algo así como la crisis económica. Lo nuestro viene de lejos, la dirección política anterior organizó bien las cosas, los maestros estaban mejor pagos y había material para los alumnos. Sin embargo, venció la pedagogía neoliberal. En vez de aprovechar todo lo que la escuela activa tiene, es al revés. No promovemos la creatividad, promovemos la teoría separada de la práctica. Somos víctimas de un modelo neoliberal nefasto. Los nenes comienzan a hablar mediante la práctica y no por la teoría, nadie le da libros para que aprendan a hablar; con la música es igual. La teoría es importante, pero sólo si está unida a la práctica. Ahora les enseñan notas sueltas a los chicos y no llegan a la práctica. Eso no es pedagogía”.

La autora del cancionero “Tucumán canta”, una selección del patrimonio musical de nuestra provincia, fue distinguida en 2019 por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán en el Día Internacional de la Mujer. Hacedora incansable, lúcida maestra, entregó su docencia sin avaricia. La precaria salud de los últimos tiempos y la ceguera no le impedían sentarse al piano y despertar una zamba del “Cuchi” Leguizamón o una vidala del “Chivo” Valladares. Este viernes, en Buenos Aires, quizás, una ronda de voces changuitas acurrucó la ternura en su corazón: “La música es tan importante como aprender lengua, matemáticas; no es más importante, tiene la misma importancia”. Gracias, querida Violeta.

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