Los inmigrantes constructores de instrumentos

El destacado violinista presenta su libro “Luthería italiana en la Argentina”. El maestro Del Lungo.

ESTUDIOSO. Pablo Saraví editó en Italia su libro sobre inmigrantes luthiers. Rumbosur.org ESTUDIOSO. Pablo Saraví editó en Italia su libro sobre inmigrantes luthiers. Rumbosur.org

Silueta. Efes. Volutas. Mágico sonido. Cautivan al changuito mendocino que le pide a su padre historiador travesear su curiosidad y entusiasmo en cuatro cuerdas. Con el tiempo se convierte en uno de los violinistas más destacados del país. Paralelamente, otra afición es un imán: los constructores de violines. “Cuando llegué a Buenos Aires, a los 19 años, conocí luthiers profesionales y con algunos hice cierta amistad. Iba a sus talleres y aprendía, miraba instrumentos, abiertos, desarmados; iban clientes del Teatro Colón y de las orquestas de Buenos Aires. A principios de los 90, había ido buscando y un poco coleccionando recuerdos de luthiers de antaño porque era una cosa que me gustaba, empecé a hacerlo un poco más con un sentido de orden”, cuenta Pablo Saraví, que presentará hoy, a las 19.30, en el anexo de la Facultad de Artes (Buenos Aires 768) su libro “Luthería italiana en la Argentina” y se proyectará el video documental “Lungo mare”, de Sol Capasso.

Discípulo de Symsia Bajour, Alberto Lysy y Yehudi Menuhin, ganador del premio Konex de Platino 2009, Saraví cuenta que la mayoría de los luthiers que hubo en el país eran italianos. “Dejaron una herencia muy grande y me fui casi como especializando en reconocer a esos autores poquito a poco, hasta que visitando a un luthier en Europa, que conocí en los 80 cuando estudié durante dos años en la Academia Menuhin de Suiza, me dijo: ‘Mirá, los luthiers italianos que estuvieron en la Argentina no son muy conocidos en los libros, sería bueno que alguien alguna vez hiciera un trabajo serio sobre eso’. Ahí, me quedó en la cabeza la semilla de lo que después pude hacer y lo logré entrando en la década de 2000; el problema era el siguiente: yo ya tenía mucha información, tenía mucho acceso a instrumentos de estos autores por amigos, coleccionistas, músicos o luthiers, pero no tenía quién me editara el libro. Se editó en Cremona”, relata.

El trabajo se agotó en menos de dos años. Desde entonces le rondaba la idea de reeditarlo. Siguió acopiando datos y material. “Justo cayó la pandemia en 2020 que encerró a todos por mucho tiempo y, teniendo tanto material sin conciertos por delante, me puse a hacer un nuevo trabajo sobre el primer libro, pero esta vez lo aumenté, agregué los otros europeos que estuvieron en la Argentina, todos inmigrantes, y además los instrumentos de la colección Fernández Blanco, de los cuales tenía todas las fotografías. Esa colección les sirvió a muchos de los inmigrantes como modelo, entonces se cerraba un círculo. Agregué como final del libro el estado actual de la luthería y se nombran a muchos autores argentinos que están trabajando en nuestro país; por supuesto, hay muchos de Tucumán y otros que están en el exterior viviendo y trabajando y son muy conocidos. Es como un apéndice final como para decir que la herencia que recibimos tuvo eco y continúa a través de esta gente que son los herederos”, dice el concertino de la Academia Bach de Buenos Aires y también (desde hace más de tres décadas) de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.

- Nuestra Escuela de Luthería, la primera de Sudamérica.

- Sí, tal cual, está nombrada más de una vez en el libro como referente y por supuesto en el capítulo dedicado Alfredo del Lungo, el fundador. El libro tiene mucha imagen y puede servir, tanto para público en general como para gente que conoce del tema, para músicos para luthiers o coleccionistas y tiene 109 instrumentos ilustrados, más las tablas de medidas de todos ellos para quienes se interesan un poco más o conocen más las cuestiones técnicas, la construcción. Y después hay pormenores de un montón de cosas que son inherentes a este metier.

- ¿Qué se cuenta del maestro Del Lungo?

- Era un luthier de muy alto nivel que ya desde muy joven en su ciudad natal, Florencia, había heredado el taller del padre. Este murió cuando él era muy joven y tuvo que sostener a la familia porque era el único que estaba capacitado para poder trabajar profesionalmente. Por suerte, se ve que los clientes del padre, los músicos de la ciudad, lo ayudaron mucho y lo nombraron en un par de importantes instituciones como luthier oficial. El tiempo de la guerra fue durísimo para toda Europa, particularmente Italia sufrió mucha devastación y en la postguerra había una falta de trabajo y de posibilidades tremendas. Del Lungo recibió una invitación de la Universidad Nacional de Tucumán para hacerse cargo de un proyecto que podía ser como una escuela de una escuela o una enseñanza de luthería. Creo que llegó en el 48 y ya a principios del 50 ya estaba funcionando lo que era la Escuela de Luthería que ahora es Departamento en la Facultad de Artes.

- ¿Va a hacer algo de música durante la presentación?

- No, voy en carácter de conocedor y no de violinista, porque si no sería muy largo. La presentación del libro consiste en un PowerPoint que tiene que ver con fotografías de las partes del libro y algunas de las pequeñas historias que puedo nombrar como emblemáticas, las características principales y cómo pude hacer este libro, como lo encaré y a qué apunta. Se proyectará el documental Lungo mare”, realizado por Capasso.

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