La fuerza espiritual de Mozart hecha danza

El Ballet Contemporáneo de la Provincia ofrece Réquiem Versión 2023. Dirige su creador, Roberto Galván. Cuatro funciones con entrada libre y gratuita.

ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO. Un dúo de bailarinas acapara la atención con fuerte presencia escénica.

Por Alicia Liliana Fernández 09 Junio 2023

Siempre impacta, conmueve y es muy conocido en la historia de la música sacra. El Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart llevará toda su carga espiritual a la danza con el Ballet Contemporáneo de la Provincia.

Patricia Sabbag, titular de la compañía, invitó al coreógrafo porteño Roberto Galván para la realización de la puesta. El resultado se verá hoy, a las 21, en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) en el estreno nacional de Réquiem Versión 2023. Las próximas funciones serán mañana, el jueves 15 y viernes 16 a la misma hora, siempre con entrada libre y gratuita.

Si bien Sabbag se ilusiona con poner en escena la obra con coro y orquesta en vivo, el estreno de hoy se hará con la versión dirigida por Leonard Bernstein en 1989, al frente de la Orquesta y Coro del Bayerischen Rundfunk.

“Es una obra emblemática; me interesa mucho el foco que le da el maestro Galván, y porque está acompañada por imágenes en escena. Vamos a usar el tul en el proscenio, con dos proyecciones paralelas, externa e interna”, explica la directora.

TODOS DE NEGRO. Ellas y ellos en un pasaje grupal de Réquiem.

Réquiem se estrenó en 1993, en Hungría, por el Ballet Contemporáneo de Szeged, en Hungría. Se repuso en 1997, por el Ballet del Teatro Municipal de Giessen, Alemania, que Galván dirigía entonces, y en 2007 por el Ballet del Teatro Provincial de Bielefeld, Alemania.

“Este estreno en la Argentina, a 30 años de su creación, es una nueva resignificación de la obra desde su estética, pero no desde su contenido o su dramaturgia”, señala Galván.

ROBERTO GALVÁN. Ideó la obra entre el duelo y la esperanza.

“Esta es una obra que trata sobre el que se queda; cuando todos se van, cuando todos mueren. El Réquiem es una misa para los difuntos, que compuso Mozart y que Franz Xaver Süssmayr completó. La partitura de Mozart tiene una potencia increíble, por eso la utilicé; me apareció la mejor pieza musical para esto”, explica.

- ¿Cómo se estructura la obra?

- Empieza con el duelo y termina con la esperanza. En ese transcurrir de una hora, vamos viendo diferentes encuentros, parejas, momentos y recuerdos. La obra se divide en dos partes. El momento pivotal es el solo que interpretan Martín Machín y Alfredo Ávalos. Es un silencio que termina en la Lacrimosa, comenzando la segunda parte de la obra. La primera parte tiene muchos silencios. Justamente, luego del duelo, nada continúa sin quiebres para mí en ese sentido. Por eso dramatúrgicamente, elegí generar momentos de silencio y de pausa, en donde acontece un solo. Lo interesante en la primera parte es que aparecen los momentos de furia, el Dies Irae, por ejemplo, que se expresa mucho la rabia en el duelo. Compositivamente el Introitus está concebido de la manera en que comienza un duelo, con los presentes, y se va separando en dos, en cuatro, como un célula que va generando vida, hasta que los 15 bailarines terminan volviendo a generar una unidad, que es el ser humano, que es quien va a tener esta esperanza. En toda la obra la gente se va yendo, hasta que queda una sola persona. Esa persona estará interpretada en el estreno por Ana Andole; en la tercera función por Ana Carolina Represas y en la cuarta por Walter Ferreira. La segunda parte comienza con el recuerdo, con una especie de tramitación del duelo, en donde uno empieza a sentirse como más en paz con esa situación, entendiendo que todas las personas están con nosotros, de alguna manera, en su recuerdo, en sus acciones, que las tenemos adentro. Por eso toda la compañía está merodeando la escena, acompañando lo que sucede, los que aún quedaron hasta que en el momento final, en la luz eterna, aparece esa esperanza de que quizás nos reencontraremos en algún lugar todos, desde una versión católica, donde hay un paraíso donde nos vamos a encontrar.

- ¿En qué contexto la creaste?

- Esta obra la hice mientras tramitaba mi duelo por dos amigos que murieron, mis compañeros, a fines de los 80, principios de los 90, a causa del sida. En aquel momento no había una cura como la hay hoy, de alguna manera. Entonces no había esperanza alguna, y la idea de esta obra es generar una esperanza de que en algún momento va a pasar algo para que podamos sanar.