¿Te da asco una comida? ¿Sentís alegría al ver a tus amigos? ¿Te enoja que algo no salga como lo esperabas? Por lo general, damos por sentadas las emociones pero no reflexionamos sobre ellas.
“Las emociones son detectores que nos dicen que algo importante está pasando, para nosotros. Algunas emociones están presentes en todas las personas y en todos los animales, por eso se las denomina emociones básicas: la alegría, sorpresa, miedo, tristeza, asco y enojo”, explican las autoras del libro “Diario para mentes revoltosas”, María Roca y Amelia Sosa, que buscaron generar un espacio de reflexión para habilitar el diálogo entre grandes y chicos.
“La manera de expresar estas emociones en personas y animales es similar, por lo que es fácil reconocerlas en los demás”. Con ejercicios para escribir, las autoras de “Diario...” explican que el primer paso es aprender a reconocerlas para usarlas a nuestro favor, porque las emociones están ahí para ayudarnos.
“El cerebro es un órgano maravilloso y continuamos conociendo su alcance y poder. Entenderlo nos ayuda a conocernos a nosotros mismos para alcanzar nuestro bienestar diario”, contó la neurocientífica Roca durante la entrevista que mantuvo con LA GACETA. Esa fue la idea que disparó este libro realizado con su prima, Sosa, que es traductora. La obra propone una serie de ejercicios para chicos de todas las edades y busca divulgar el trabajo que llevan adelante miles de neurocientíficos en el mundo con el objetivo de que cada vez más personas entiendan cómo funciona la mente, comprendan sus emociones, las regulen y puedan encontrar atajos para cambiar las cosas que no hacen bien. “Es ideal para que sea un disparador de estos temas en casa”, agregó.
“La inspiración para este libro fueron nuestros hijos. A medida que fuimos avanzando y escribiendo pensamos los adultos también pueden aprovechar muchas de las herramientas que ofrece, especialmente quienes son docentes, educadores o tutores pueden usarlo también para tratar distintos temas con los niños. Cualquier persona que busque entenderse mejor y tomar mejores decisiones, desarrollar todo su potencial y alcanzar su mejor versión, puede leer el libro”, explicó Sosa. Su aporte, desarrolló, se puede ver en la forma de comunicar ideas o conceptos más complejos, de una forma más fácil y sencilla para que todos los podamos entender”.
A continuación la charla con Roca:
-¿Por qué es importante aprender sobre las emociones?
-Las emociones a veces tienen mala prensa. Siempre repetimos: “no te asustés”, “no te preocupés”, “no te enojés”; y, en realidad, las emociones son señales de alarma que nos dicen que algo importante para nosotros está pasando y por tanto tenemos que prestarle atención. Imagínate si estás en un avión y se prende una señal de alarma y vos hacés como que no pasó nada. ¡Eso sería una muy mala decisión! Debemos intentar reconocer, entender y darle importancia a las emociones, por qué se disparan en nosotros y aprender a gestionarlas.
Las emociones han tenido esta mala prensa porque se disparan automáticamente, impactan en nuestras pero son una parte enorme de nuestro recurso mental. Las neurociencias vienen discutiendo desde hace tiempo esto de escuchar las emociones y creo que es una responsabilidad de los científicos divulgarlo, hacerlo llegar a la comunidad general.
-¿Y, en general, estamos atentos a lo que sucede con nuestro cerebro, lo cuidamos correctamente?
-Estamos todos de acuerdo de que nuestro cerebro es nuestra principal herramienta. Esta entrevista la estamos haciendo con nuestro cerebro, reconocemos las voces de nuestros hijos con él, nos movemos y caminamos gracias al cerebro. Sin embargo, no nos enseñan a cuidarlo. Si tenés un auto, por ejemplo, sabés cuándo hay que hacerle un service, cuándo cargarle nafta y de qué tipo para cuidar el motor. Tampoco vas a pasar por un puente o por un río si sabés que es peligroso, porque tu auto no pasa. Pensemos todo eso a nivel de la salud mental y empecemos a hablar de cómo funciona nuestra mente para aprender a cuidarla y así estar atentos a las cosas que nos pueden pasar. De esta manera también podremos fomentar todo su potencial.
-¿Cómo debemos explicarles a los pequeños cómo cuidar nuestro cerebro?
-Lo primero es explicar que todo pasa por ahí, es nuestra principal herramienta y, como todo lo que es importante, hay que cuidarlo. Cuidar el cuerpo nos ayuda a cuidar la mente: hacer ejercicio físico, la alimentación, el sueño, todo eso nos ayudará a potenciar su uso. Saber qué hacer con las emociones y reconocerlas también nos ayuda a cuidar el cerebro.
-Se habla mucho del uso de pantallas en la infancia, algo que se acrecentó en pandemia, ¿cómo manejar este tema con los niños?
-En pandemia, por el aislamiento, perdimos algunas conductas saludables como ir a caminar, salir al aire libre y visitar amigos. Sin embargo, pudimos hacer algunas cosas gracias a la tecnología como conectarnos con amigos, abuelos y trabajar. Hoy seguimos viendo algunas consecuencias en la salud de la mente de muchas personas y niños por lo sucedido en ese tiempo. Con respecto a las nuevas tecnologías recomendamos lo que dicen las asociaciones de pediatría que sugieren un uso restringido, acorde a la edad de cada niño. También consideramos que debemos manejarlas con mucho cuidado, es decir, que ellas no nos manejen a nosotros -ni adultos, ni niños-. Básicamente es pensar en usar todo de manera inteligente, a nuestro favor.
-¿Es cierto que hay que sostener una actividad durante 21 días para que se haga un hábito?
-En realidad, es la repetición la que genera nuevos hábitos. Algunos autores buscaron explicar la repetición hablando sobre la necesidad de hacerlo 21 veces o 21 días, sin embargo dependerá del hábito que queremos modificar la cantidad de repeticiones. Generar una conducta nueva le consume al cerebro muchísima energía, muchísimo esfuerzo y, como los recursos del cerebro son limitados, tendemos a volver al estatus quo; el cerebro mismo prefiere volver a su estado anterior. Sin embargo, a medida que repetimos una conducta se va volviendo más automática y requiere menos esfuerzo. Por ejemplo, hoy no pensamos en cómo lavarnos los dientes, simplemente lo hacemos.
-Hablan sobre las emociones, pensamientos pero hacen mucho énfasis en los estereotipos en el libro, ¿por qué?
-Para nosotras fue fundamental abordarlos porque impactan no solo en la manera que vemos las cosas sino en la que creemos que son. En los chicos, es tremendo eso, porque pensar que porque sos nena no podés jugar al fútbol o usar un color de ropa es algo que nos limita. No solo los estereotipos de género, sino también respecto a los adultos mayores, por mencionar otro ejemplo.
Nos parece muy interesante tratar de explicar a los chicos que nuestro cerebro tiende a categorizar pero el problema es cuando esa categoría define a la persona que tenés enfrente o tu conducta hacia ella. También hablamos un poco acerca de que los estereotipos deben desafiarnos para que nos ayuden a reflexionar si realmente es así. Si queremos que los chicos sean especialistas en el uso del cerebro, deben conocerlo en toda su amplitud, ¿no te parece?
Repeticiones
Claves para modificar conductas
“Es importante compartir con alguien más la repetición del nuevo hábito que estás intentando generar. También podés premiarte cuando sentís que pudiste sostener esa conducta por más tiempo, eso te motiva positivamente. Se puede llevar un registro de la cantidad de repeticiones para tener más en claro cuánto tiempo venís generando ese nuevo hábito. Pero la clave siempre será repetir, repetir y repetir el nuevo hábito que quiero adquirir”, dijo la neudocientífica María Roca a LA GACETA.
Biografía de las autoras
María Roca
Es doctora en Psicología y ha dedicado su carrera a la neuropsicología clínica y a la investigación. Complementó su formación en el Cognition and Brain Sciences Unit, Medical Research Council (Cambridge, Inglaterra). Ha publicado más de 40 trabajos de investigación referentes a la neuropsicología, entre las que se encuentran las prestigiosas revistas Brain y Neuropsychologia. Es coordinadora científica de la Fundación Ineco y vicedirectora del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (Incyt), unidad de triple dependencia Universidad Favaloro- Fundación Ineco-Conicet.
Amelia Sosa
Es Traductora Pública en idioma inglés, egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Dio clases de inglés poniendo en práctica su pasión por la educación y aplicó su vocación de servicio como office manager y asistente personal.








