El cuartelazo*

El cuartelazo*

Por María Sáenz Quesada pra LA GACETA.

04 Junio 2023

El relato de los sucesos del 4 de junio de 1943 incluye varias versiones, según sea el relator civil o militar, de izquierda o derecha, peronista o antiperonista, testigo director o narrador. Dada la trascendencia posterior de lo que en principio era solo un cuartelazo, hay quienes afirman que fue obra exclusiva de Perón y los oficiales del GOU; que estos eran germanófilos y neutralistas y que los movilizó la resistencia a la candidatura de Patrón Costas, supuesto aliadófilo; otros sostienen que comenzó por iniciativa de jefes de Campo de Mayo, simpatizantes de los Aliados y del radicalismo, con el objetivo de convocar comicios sin fraude.

Como síntesis quedó la idea de que el golpe del 4 de junio se concretó para impedir que el gobierno de la Concordancia manipulara nuevamente las elecciones presidenciales y que en ellas se eligiera al más rancio representante de la oligarquía argentina, el senador Robustiano Patrón Costas. Esa fue una de las razones, de ningún modo la única: el temor al avance del comunismo, de la mano del triunfo de los Aliados, constituyó el factor fundamental en los hechos que se narran aquí.

El 4 de junio era la fecha elegida por el oficialismo para que la Convención del Partido Demócrata Nacional proclamara la fórmula Patrón Costas-Iriondo con vistas a las elecciones presidenciales del mes de septiembre. El acto había sido cuidadosamente preparado por el presidente del partido, senador Suárez Lago. Estaba reservado el salón “Príncipe Jorge” en Sarmiento y Talcahuano; los asientos asignados y la nómina de oradores establecida.

Los rumores de conspiración no alcanzaron suficiente entidad para alarmar a las autoridades partidarias. Se sabía que el ministro de Guerra había perdido la confianza del Presidente y sería reemplazado a la brevedad; que en los cuarteles se conspiraba, como siempre; que los radicales había pedido ayuda a jefes militares para que estos convocaran a comicios limpios, y que los nacionalistas también apostaban a los militares para fundar un orden nuevo. Dadas las circunstancias, nada mejor que mostrarse sólidos ante la sociedad, supuso la cúpula del PDN.

El partido gobernante no era el único ajeno a la gravedad de los acontecimientos que se preparaban. Nada sabían los grupos nacionalistas de la decisión tomada en Campo de Mayo; la noche del 3 de junio, Sánchez Sorondo comía con unos amigos hasta que le llegó la noticia; Jauretche compartía la mesa con los Irazusta, en el Adams, y Lezica asistía a una función en el Teatro Cervantes.

El golpe

En la madrugada del 4 de junio de 1943, un movimiento militar depuso al doctor Castillo. El diario La Nación publicó, en la tapa de su edición del día 5, la fotografía de los generales Arturo Rawson y Pedro Pablo Ramírez en el balcón de la Casa Rosada y narró el avance de la columna militar desde Campo de Mayo y el sangriento tiroteo frente a la Escuela de Mecánica de la Armada, único obstáculo en el recorrido que la llevó a la Casa de Gobierno. Todo sucedió entre las cuatro de la madrugada y las primeras horas de la tarde.

El general Rawson, jefe del movimiento, entró en la Casa Rosada a las 14:30 y salió al balcón tres horas después; habló brevemente y, aunque no expresó nada en concreto, fue ovacionado; luego difundió dos proclamas, declaró disuelto el Congreso Nacional y la vigencia de la ley marcial.

*Fragmento de 1943.

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