Parkinson: claves para acompañar a pacientes

Parkinson: claves para acompañar a pacientes

Recomendaciones para lograr una correcta interacción con los pacientes y crear un ambiente apto y seguro en nuestras casas.

VÍNCULOS Y COMPRENSIÓN. El círculo más cercano debe respetar el espacio físico y las posibilidades motrices y neurológicas de cada paciente. VÍNCULOS Y COMPRENSIÓN. El círculo más cercano debe respetar el espacio físico y las posibilidades motrices y neurológicas de cada paciente.
29 Mayo 2023

Después del Alzheimer, el Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa con mayor prevalencia en el mundo. Si bien este tipo de patologías suele asociarse a una edad avanzada (dándose el diagnóstico generalmente entre los 55 y 60 años) en la última década han aumentado su incidencia en pacientes menores de 50.

Nuestro país es parte de esta tendencia -por lo tanto- resulta necesario enfatizar no sólo las medidas de prevención sino también aquellas destinadas a la contención de los pacientes. “La cronicidad de esta enfermedad hacen que el acompañamiento y atención de los pacientes sean fundamentales en todo momento. Conforme la edad va avanzando, la sintomatología puede hacerse más intensa o puede que la medicación no la controle tan bien. Por eso, es importante conocer algunos consejos útiles para mejorar el día a día y hacer más fácil la rutina”, comentó el médico clínico Simón Fernández Nievas.

Entre los aspectos a tener en cuenta el doctor hace énfasis en la alimentación. Las personas con Parkinson suelen sufrir estreñimiento, enlentecimiento del vaciado gástrico y ciertas complicaciones nutricionales debidas a la medicación y la absorción de algunos nutrientes.

“Una dieta saludable ayuda a tener más energía, maximizar el efecto de la medicación y fomentar el bienestar general del paciente. Es por eso que se recomienda separar la hora de la toma de la medicación de la hora de las comidas y alejar de la medicación los platos más ricos en proteínas. También es bueno beber abundante cantidad de agua y considerar alimentos blandos para simplificar la tarea a quienes tengan problemas para masticar o tragar”, aconsejó el profesional.

Actividad física

El ejercicio físico constituye una parte esencial del tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Diferentes estudios han demostrado que la actividad física aporta a los pacientes beneficios complementarios al tratamiento farmacológico.

En cuanto a su frecuencia, es preferible realizar ejercicio a diario o al menos dos veces por semana. “Por la sintomatología de la enfermedad, la actividad debe brindarle importancia al equilibrio y a la coordinación de movimientos. Por ejemplo, se puede realizar marchas de entre 6 y 10 metros o contemplar entrenamientos de subir y bajar escaleras. Otra opción interesante es incorporar el baile; siguiendo el ritmo con cambios de direcciones”, explicó el director de En Casa; una organización especializada en los ciudadanos de salud en el hogar.

Organización

El hogar y el entorno en que transite el paciente debe estar ordenado para evitar accidentes. En este sentido, se recomienda despejar el piso de cualquier cable eléctrico, alfombra o elemento mal colocado que podría ocasionar tropiezos al caminar.

De preferencia, los muebles tienen que estar ubicados de forma que el paciente tramposo se lastime y las escaleras disponer de pasamanos. “En algunos casos, es mejor utilizar una silla que un sillón, del que puede resultar difícil levantarse. En el dormitorio es conveniente que la cama tenga una altura adecuada, ni alta ni baja. En la cocina, los utensilios deben estar en sitio fácilmente accesible, pueden estar adaptados para facilitar el agarre. En todos los ambientes es importante asegurar una buena iluminación”, agregó Fernández Nievas.

Estimulación cognitiva

Las actividades y ejercicios de entrenamiento neuronal deben ser adecuados para el nivel cognitivo de la persona y orientados hacia las habilidades que se pretenden potenciar.

Para aplicar este punto se requiere contar con un plan de entrenamiento que involucre el área de la memoria, el cálculo, los procesos de pensamiento abstracto, la atención y las funciones ejecutivas. “Ayudar a las personas según la enfermedad vaya avanzando, mediante un proceso de acompañamiento y apoyo es esencial. Las relaciones sociales y familiares son muy importantes para reducir el riesgo de depresión”, resaltó el profesional.

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