21 Marzo 2023
La creciente inflación, en lugar de disminuir, parece mantenerse por ser un excelente negocio excepto para los consumidores. Si así no fuera, creo que las grandes empresas fabricantes y proveedoras de productos de consumo masivo, ya se habrían movilizado de alguna forma para frenar este flagelo. Es fácil observar cómo cambian los precios de algunos productos de consumo masivo cada dos o tres días. Por citar un ejemplo hemos visto cómo después del feriado de carnaval, la bandeja de huevos pasó de costar $800 a $1.200 y hasta $ 1.500. Un aumento del 50 % o más, que nada tiene que ver con las cifras que publican las oficinas que dicen medir los “precios cuidados”. A los responsables de medir la inflación sería oportuno recomendarles que pueden recurrir a internet donde hay muchos programas de Matemáticas de todo nivel, desde aritmética básica, matemática superior, álgebra lineal, y obviamente programas de estadísticas. En conclusión, la inflación es causada por la emisión descontrolada de dinero, por parte del gobierno, destinada a solventar gastos de propaganda política para mantenerse en el poder, muchos de los cuales se nutren de fondos de Anses y perjudican a los jubilados. Estos dineros se destinan a solventar gastos de viajes y de todo tipo de planes, por lo cual terminan en manos de los rubros que movilizan el turismo y de los negocios que tienen que ver con los espectáculos, el disfrute social, las agencias de publicidad y las imprentas de gigantografías.
Humberto Hugo D’Andrea
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