Sexualmente hablando: Sexo en la tribu

Sexualmente hablando: Sexo en la tribu

Sexualmente hablando: Sexo en la tribu

La isla Mangaia -considerada una de las más antiguas del Pacífico y ubicada en el extremo sur de las islas Cook- es un polo de atracción para los estudiosos de la sexualidad, dadas las liberales costumbres en sus menos de 1.000 habitantes. Ajenos a toda estructura religiosa, la búsqueda del placer corporal en sí mismo constituye una parte central de sus vidas. Por ejemplo: los jóvenes de entre 13 y 14 años aprenden una gran variedad de técnicas de intercambio sexual, a realizar el cunnilingus y a besar los pechos femeninos. Les enseñan además cómo lograr que su pareja alcance varios orgasmos antes de la eyaculación, que debe coincidir con uno de esos orgasmos. La instrucción que reciben tiene como broche final el encuentro sexual con una mujer mayor.

Por su parte, las mujeres de la tribu tienen varios amantes antes de llegar al matrimonio. De hecho no dudan en abandonar a un hombre que no le preste la debida atención a la vida sexual, para ir en busca de un compañero más considerado.

¿Qué sería una sesión sexual perfecta para los mangaia? No más de cinco minutos de juego previo y unos 15 a 20 minutos de penetración intensa con activa participación femenina, para producir dos o tres orgasmos. Así, una pareja media de 18 años hace el amor tres veces por noche… ¡todas las noches hasta los 30 años! Luego el promedio desciende a 14 orgasmos semanales.

Sexualidad infantil

Otro rasgo notable de esta población es su actitud respecto de la sexualidad infantil. El doctor Alayne Yates, profesor de la División de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Universidad de Hawai, escribió: “Los niños son especiales, consentidos y acunados por todos los miembros de la familia. Los genitales desnudos son estimulados en forma libre y casual… No se conoce la privacidad, cada choza alberga entre cinco y 16 miembros de la familia de todas las edades. Las hijas generalmente reciben a sus amantes de noche, y los padres se chocan entre sí para que el sonido de los genitales despierte a los niños. Rara vez se habla de sexo, pero el ingenio erótico y la insinuación indirecta son cosa de todos los días. A los tres o cuatro años de edad, los niños se juntan y exploran los misterios en los densos bosques tropicales… el juego sexual florece en la maleza y el ejercicio del coito puede comenzar en cualquier momento”.

Pero no todo lo que brilla es oro, ya que los mangaia no escapan al viejo machismo y sus nefastas consecuencias: mientras las mujeres tienen tres o cuatro amantes entre los 13 y los 20 años, un hombre medio mantiene relaciones con al menos 10 mujeres. Además, los jóvenes tienen por costumbre viajar a islas vecinas para enriquecer sus experiencias. Y algunos, en la creencia de que su deseo sexual es mayor, llegan a golpear a sus mujeres para someterlas.

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