Consejos para realizar un buen control oftalmológico para el inicio de las clases

Consejos para realizar un buen control oftalmológico para el inicio de las clases

Los exámenes oculares en niños son importantes para descartar afecciones en la vista, que podrían complicar el aprendizaje

Control oftalmológico. Se recomienda realizar (en niños) una revisión ocular una vez por año, antes de comenzar las clases.  Control oftalmológico. Se recomienda realizar (en niños) una revisión ocular una vez por año, antes de comenzar las clases.
24 Febrero 2023

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 7,5 millones de niños en edad escolar que portan alguna deficiencia visual. De ese número, sólo el 25 % presenta síntomas. Los “peques” van a la escuela y muchas veces no ven el pizarrón, tienen complicaciones para escribir, o vuelven con dolores de cabeza. En conclusión, su desempeño académico baja y aparecen varios posibles diagnósticos, ignorando lo elemental: hay un problema visual. Eso se identifica con un simple estudio oftalmológico, clave para detectar alteraciones en la visión Y por eso es tan importante que los chicos pasen por un examen visual antes de empezar el periodo lectivo.

“El 90% de la vida de un niño se pasa viendo de cerca, entonces quizá no tiene mayores complicaciones en su día a día. El problema llega cuando lo sientan en el aula: quizá piensan que el niño es problemático, que no entiende, o que tiene un retraso madurativo. Porque el chico que no ve se levanta del asiento, se acerca al pizarrón y molesta, o vuelve a sentarse y molesta a sus compañeros... A veces los maestros creen que el chico no tiene buena conducta, pero simplemente posee un vicio de refracción”, resume a LA GACETA el oftalmólogo Sergio Dilascio. El problema -advierte- es que la falta de control impide un correcto diagnóstico.

Y es necesario realizarse todos los años un estudio -indica el experto-. “Si bien el ojo no crece después del año de vida (para ese momento ya tiene el tamaño adulto), la visión se desarrolla desde el nacimiento y hasta los 25-26 años. Además, hoy por hoy, el uso de las pantallas, que antes no era tanto, hace que quienes tienen genéticamente una condición en la vista puedan llegar a desarrollarla. Y si eso no se detecta y se trata, empeora con el tiempo”. Lo peor -sigue el profesional- es que el niño que tiene dificultades de visión no siempre lo exterioriza. “Para un niño, el ‘ver bien’ es lo que ve. No tiene una noción sobre qué son los problemas de vista. Salvo que lo hayan llevado a un oftalmólogo”, asegura.

Controles de ojos para el aprendizaje

Aunque anualmente se solicita rellenar la ficha médica, el control oftalmológico no se exige con la misma rigurosidad. Dilascio indica que se suele pedir en primer año de primaria y en primer año de secundaria, nada más. Según informa la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), los controles oftalmológicos deben iniciarse en la primera semana de vida del niño. “Posteriormente, antes de los 3 meses se debe derivar a oftalmólogo para evaluación visual, de alineación y fondo de ojo. A los 6 meses del primer examen se debe repetir el control con el oftalmólogo, luego cada 2 años hasta los 5 años y a partir de esa edad cada 1 o 2 años”, explican. En un niño en edad escolar, entonces, el control debería ser anual.

“Aproximadamente el 80% de la información que llega a nuestro cerebro es visual. Cualquier aprendizaje se realiza más fácilmente si los dos ojos se emplean de forma eficiente y el cerebro procesa esas imágenes de forma adecuada. Cuando estas habilidades visuales fallan, el procesamiento y la interpretación de la información visual pueden ser la causa de un problema de aprendizaje”, indican fuentes de la SAP.

El problema -reflexiona Dilascio- es que la no obligatoriedad del control dificulta el diagnóstico y atrasa los tratamientos. “Muchas veces tiene que ver con una cuestión de comodidad de los padres -considera-; pero el examen oftalmológico es rápido y breve. Se realiza lo que se llama un screening (escaneo) para identificar posibles problemas. Se les mide a los niños el ojo en máquina (llamada autorefractometro) luego se les muestran letras, (la famosa tabla de Snellen) dibujos o números de acuerdo a la edad. Según la medición ocular (forma y tamaño) se espera que el niño vea de una manera determinada. Con esa información se analiza: recién cuando uno detecta que no hay una relación entre la medición del ojo y lo que ve el paciente, empezamos con los estudios especiales, como un fondo de ojo”.

Detección y signos de enfermedades oftamológicas

Un niño -explica el profesional- puede haber desarrollado algún vicio de refracción (miopia, hipermetropía o astigmatismo) y no saberlo. “Pero hay que aclarar que no siempre la mala visión de un chico puede deberse a un vicio de refracción; a veces puede haber nacido con una catarata, con glaucoma, o puede haberse contagiado un parásito. No siempre el problema termina en un anteojo”, aclara.

El control y la detección precoz evitan mayores problemas. “Si un paciente, por ejemplo, tiene miopía y pasa todo el día frente a la pantalla sin ningún tipo de cuidado, va a empeorar, seguramente -comenta-; por eso hay que estar atento a los signos de alarma. Si yo detecto algún vicio de forma temprana, lo puedo solucionar más fácilmente. Si se hace tarde, tal vez no tenga solución, y haya que utilizar algún elemento para palear esa dificultad”.

Además del examen anual, previo al inicio de clases, en la SAP recomiendan estar atentos a los pequeños. “Los niños con problemas visuales muchas veces no presentan síntomas, signos ni molestias”, advierten y enumeran algunos posibles signos de alarma:

• Dificultad en la visión a corta mediana o larga distancia.

• Problemas para leer el pizarrón en clase.

• Dificultades para leer.

• Déficit de atención y concentración y/o bajo rendimiento escolar.

• Se acerca demasiado al televisor.

• Se acerca los objetos para verlos.

• Desvía un ojo de forma permanente o intermitente

• Presenta cefalea.

• Que entrecierre los ojos.

• Baja coordinación ojos-mano, como dificultad al atrapar una pelota u otra actividad parecida.

Para que el aprendizaje de los niños no se vea afectado y para que su visión pueda conservarse de la mejor forma y por el mayor tiempo posible, los estudios oftalmológicos deben realizarse con asiduidad. “La medicina debe ser siempre preventiva”, resume Dilascio.

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