Hoy se conocerá la sentencia al peluquero que arrolló a un vecino

Hoy se conocerá la sentencia al peluquero que arrolló a un vecino

La acusación pide condenar por homicidio simple; la defensa pide absolver por legítima defensa

“PEDIMOS SU ABSOLUCIÓN”. El peluquero Diego Roberto Álvarez escucha atentamente el alegato de su defensor, Augusto Avellaneda. “PEDIMOS SU ABSOLUCIÓN”. El peluquero Diego Roberto Álvarez escucha atentamente el alegato de su defensor, Augusto Avellaneda. La Gaceta / fotos de Analía Jaramillo

“Hay dos circunstancias en el hecho, no vamos a desconocer que en un primer momento la víctima discutió con su pareja y que luego llegó al lugar con un palo. Entendemos que Miguel Alejandro Jiménez fue a agredir al padre del imputado, pero también que esa pelea fue separada cuando Diego Roberto Álvarez embistió con su vehículo y mató a Jiménez”, sostuvo en su alegato el auxiliar Miguel Fernández, de la Fiscalía de Homicidios II a cargo de Carlos Sale.

El representante del Ministerio Público Fiscal sostuvo que el caso debía enmarcarse por el delito de homicidio simple y basó su teoría principalmente en dos pericias. Primero resaltó la autopsia realizada por el médica Verónica Zamar Vequiz, que sostuvo que las lesiones fueron en la zona de tórax y abdomen, lo que descartaría por razones físicas las versiones del imputado y de testigos que decían que Jiménez saltó sobre el auto. En segundo lugar valoró el informe del perito de criminalística Alejandro Ariel Alarcón, que explicó que por las huellas que quedaron de las ruedas, el cuerpo de la víctima podría haber quedado entre el auto y la pared de un vecino por una aceleración posterior al impacto. “Esa podría ser la razón por la que se rompió el acelerador del vehículo”, detalló el acusador.

Esos fueron sólo algunos de los argumentos expuestos por la Fiscalía. El auxiliar Fernández pidió la pena mínima prevista para un homicidio simple, de 8 años de prisión, porque contempló que el imputado no tiene antecedentes, tiene una familia a su cargo, un trabajo estable y desde el primer momento se hizo cargo del hecho. “Entiendo las circunstancias que lo llevaron a delinquir, pero tomó una decisión que tiene consecuencias jurídicas”, concluyó.

A su turno, los querellantes Humberto Castaldo y Luis Velárdez se adhirieron al argumento fiscal y eligieron no ser reiterativos sobre los aspectos ya enumerados por la acusación fiscal. Si profundizaron otros aspectos.

“Jiménez ya no peleaba con nadie cuando el imputado lo arrolló. Álvarez actuó con dolo y siguió acelerando hasta destruirle los órganos a la víctima y cortar el acelerador del auto. Cómo si fuera poco se burló haciendo jueguitos con la llave del vehículo”, remarcó Castaldo.

Velárdez agregó en su acusación que el imputado “tuvo todo el tiempo el control del auto, sabía lo que hacía”.

La querella sostuvo que contempló los atenuantes del imputado para no pedir la máxima pena, de 25 años, pero aclaró que solicitaban 15 por la gravedad del daño causado.

“Legítima defensa”

“Nunca negamos el hecho. Claro que hablamos de un homicidio, pero de uno que se dio en legítima defensa”, comenzó diciendo el defensor Augusto Avellaneda, que aseveró que las pruebas no son compatibles con la figura de homicidio simple.

“Jiménez atentó tirando un botellazo contra el local de mi defendido. Álvarez le pide que se retire y la víctima se fue amenazándolo directamente a él y a su familia”, destacó la defensa. “El barrio es zona roja y Álvarez, que nunca tuvo problemas con nadie, lo sabía. Cerró su local, llamó a la Policía y quiso ir a guardar su auto por temor a que se lo rompieran”, agregó.

Avellaneda relató que cuando Álvarez vio volver a Jiménez con algo en la mano, temió que se tratara de una tumbera, y al ver que la víctima se acercaba al padre del peluquero decidió actuar para poner su auto como una barrera. “Él ve en la esquina a Jiménez pero no lo ve al momento de girar. No quiso causar esto, si hubiese querido matar a la víctima, Álvarez podía bajarse y atacarlo con un machete que tenía en el mismo auto” , añadió.

“El 90% de los homicidas se fugan tras cometer el crimen. Álvarez no, porque no era lo que quería hacer y por eso se quedó, hizo cargo, llamó a la ambulancia y a la Policía”, remarcó Avellaneda, que pidió la absolución.

El codefensor Benjamín Visuara acotó: “hablamos de un trabajador al que de repente su vida se le vio alterada por una situación que él no generó. La víctima, que estaba alcoholizada y exaltada, fue con un palo para agredir al padre de Álvarez”.

Temas Carlos Sale
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